Capítulo 17
Es bueno que sean marido y mujer
Ese hombre joven, que siempre había sido fuerte, decidido y despiadado, ajustó sus emociones superficial y rápidamente, despidió con un agradecimiento a los médicos y se sentó solo un minuto en el sofá de la sala de estar, en este momento no tenía idea de cómo debía sentirse respecto a esta noche además de traicionado, solo podía pensar que toda esta trampa y la humillación que sufrió de principio a fin fue diseñada por la mujer que se encuentra en la habitación.
Aunque, seguramente fue instigada por Diana o su madre; pero ¿eso realmente importa? ¡la verdad no! Lo único importante ahora, es que a partir de este momento se quedó solo en esta vida, porque definitivamente ya no podrá volver a llamarla madre y mucho menos atreverse a confiar en ella de nuevo, ¿acaso esta mujer tonta no comprende lo que quiere lograr la familia Tyler si se llegara a materializar esta unión matrimonial?.
Después de ajustar sus complicadas emociones, reprimir su gran tristeza y regresar a su habitual indiferencia, entró a la habitación a buscar su chaqueta y sin querer mirar a la mujer que le dio la vida, porque a partir de este momento para él se convirtió en una extraña, se dio media vuelta y salió de ese lugar, al abrir la puerta para salir, solo escuchó que lo llamaba en un tono de voz muy bajo
“Sebastián”
Ya no se atrevía a detenerse por ella, la vergüenza por todos los compromisos que hizo bajo su engaño le desgarraron el corazón, nunca pensó que la única mujer que había amado en su vida sería capaz de aliarse con otros para tenderle una trampa tan estúpida, así que salió de su suite con decisión; no obstante, antes de cerrar la puerta detrás de él, de pie en el corredor logró ver la figura de un hombre que no había visto en toda la noche, no… no solo no lo había visto durante todo el banquete, no lo veía desde hace un par de semanas, pensando en esto, frunció el ceño y sin ánimo de molestarse en abrir la boca para saludarlo continúo caminando en dirección al ascensor, dejando la puerta de la suite presidencial abierta para que aquel hombre pudiera entrar, de pronto a sus oídos llegó una voz muy parecida a la suya, pero con un poco de serenidad al hablar.
“hijo, ¿estas enojado? ¿te ha ocurrido algo?”
Sus palabras, en especial la mención de la palabra “hijo” estimularon la ira reprimida de Sebastián, y aunque no deseaba quedarse ni un segundo conversando con este hombre, se dio la vuelta mirándolo con desdén.
“¿me preguntas si me ha ocurrido algo? Te voy a explicar… lo único que me enoja en este momento, es que tu esposa y tú son una pareja hecha en el cielo ¡eso debería hacerte sentir muy feliz! Finalmente llegó el momento de demostrarle al mundo que es digna de ser tu mujer durante tantos años”
Después de decir estas palabras, simplemente se dio media vuelta y sin importarle la escena del banquete o el qué dirán, se dirigió a la suite de negocios del piso 7.
Dentro de la suite presidencial del piso 15, aunque Sofía no se sentía ni un poco culpable por su comportamiento, pues, para ella era normal usar cualquier método que la ayudara a lograr la obediencia de su hijo, sabía que justo ahora él estaba muy enojado por su engaño y pensaba esperar que Sebastián tuviera una noche de sueño tranquilizador, para conversar con él en la mañana antes del matrimonio, de todas maneras, ya se comprometió y ella sabe mejor que nadie que su hijo es un hombre de palabra, también sabe que después del matrimonio tiene todo el tiempo del mundo para encontrar la manera de engatusarlo y que continúe siendo su hijo obediente, de pronto
“¡Bam!”
El sonido de la puerta cerrándose con fuerza la asustó un poco, pero… sus ojos se iluminaron cuando pensó ‘¿se había quedado Sebastián?’.
No obstante, como todavía se encontraba dentro de la habitación era imposible saber quién había entrado de esa manera tan abrupta a la suite; emocionada y consciente de que es la única persona en la que su hijo se apoya en la vida, pensando que el jamás sería duro con ella, salió tan rápido de la habitación a recibirlo para tener una buena charla con él, y de ser posible darle unas recomendaciones para ser un buen marido en el futuro, estaba tan alegre que olvidó colocarse los zapatos, pero… Nunca se esperó que el hombre frente a ella, aunque su parecido con Sebastián era enorme no fuera su hijo.
En este instante sintió el verdadero terror, la emoción y alegría que acababa de experimentar fue abruptamente borrada de su rostro con la aparición de este hombre que no se perdió ni un segundo el cambio de las expresiones de su esposa.
“¿qué, no era a mí a quien esperabas ver aquí esta noche esposa?”
Preguntó el hombre con voz suave y una dulce sonrisa en su rostro, pero un ligero tono de indulgencia al ver que la mujer cambiaba sus expresiones faciales de una frenética alegría a una evidente preocupación en solo un segundo… Aunque era imposible que lograra deducir lo que había ocurrido con las vagas palabras de Sebastián, pero al ver el cambio en su mujer, supo que definitivamente algo grave ocurrió.
La mujer se recompuso rápidamente; pero inmediatamente, al pensar en el repentino regreso del hombre frente a ella, no pudo evitar tragar grueso; pues, ella podía engatusar a su hijo en la mañana, suprimir algunas noticias y este hombre no tendría idea de cómo terminó comprometiéndose Sebastián después de que se negara a casarse con Diana Tyler durante tantos años, pero… ¿Cómo podría no ver el hombre frente a ella a través de sus pensamientos después de haber vivido tantos años juntos?.
Aunque definitivamente Sofía era muy buena armando tramas y convenciendo a la gente, no era muy buena mintiendo; pero, si deseaba seguir siendo la señora Montañez, en este momento tenía que hacer todo lo posible para que su esposo no supiera lo que había ocurrido, con esto en mente se le ocurrió una idea.
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