Yo no tengo nada que celebrar

Capítulo 15

Yo no tengo nada que celebrar

Después de limpiarse las manos, sin olvidar desechar las toallas desinfectantes, Sebastián agarró a su mamá del brazo y hablándole deliberadamente en un susurro le preguntó

“¿ya eres feliz? ¿ahora me permitirás llevarte al médico?”

La mujer negó con la cabeza mostrando en su rostro una expresión de enojo, estaba dejando en evidencia lo muy poco satisfecha que estaba con la actuación malcriada de su hijo, así que en respuesta solo señaló al mayordomo que caminaba ocupado con la bandeja de champagne en las manos

“allí viene el brindis, después de verte brindar con tu prometida me iré al médico, tú te quedarás a cenar con la familia Tyler y el resto de los invitados, no tienes que preocuparte por mí, solo necesitas dejar una buena impresión en tu futura familia política”

Sebastián soltó a regañadientes el brazo de su madre, sabía que estaba decidida a obligarlo a hacer esto, pero es imposible para él simplemente aceptar que lo obliguen a comprometerse con obediencia y además sonriente como una marioneta, pensando en la extrañeza del mayordomo esta noche no se atrevió a tomar una copa de su bandeja y le preguntó al hombre que extrañamente servía bebidas en el salón donde había más de 40 mesoneros que debían encargarse de ese trabajo

“¿desde cuándo eres empleado del hotel? ¿tan bajo es el salario en la mansión Montañez que necesitas salir a buscar trabajo de medio tiempo?”

El anciano se sintió un poco avergonzado, pero aun así respondió.

“lo siento señor Montañez, yo solo sigo las instrucciones de madame Sofía… si le disgusta mi desempeño en este instante solo puede conversarlo con ella”

Sebastián asintió y le recordó con voz amable, pero con una mirada totalmente aterradora

“espero que no le moleste al mayordomo que la próxima semana no le sea cancelado su salario entonces, ya que es mi madre quien le paga… ahora ve y búscame una botella de un vino decente, ¿desde cuándo bebo esa porquería que me ofreces?”

El mayordomo negó impotente

“Señor Montañez, esto es champagne, madame dijo que esta es una ocasión feliz por lo que todos deben beberlo”

Sebastián estaba molesto y tenía sus dudas respecto a lo que estaba ocurriendo con la salud de su madre; no obstante, no se atrevía a actuar de manera muy audaz, aunque la mujer se mostraba dominante y enojada frente a él, no dejaba de quejarse del dolor ni se retiraba las manos del pecho.

En este momento nadie se atrevía a imaginar lo que estaba pasando por la mente del ceo del Grupo Montaña Alta. Y; aunque reinaba un ambiente opresivo en el salón, nadie se atrevía ni siquiera a respirar muy alto, mucho menos a retirarse del lugar permitiéndoles lidiar solos con sus asuntos familiares… de repente, una reprimida y enojada voz masculina llegó a los oídos de todos

“¡deberías saber que yo no tengo nada que celebrar, tráeme un Cabernet Sauvignon Castillo Ygay para terminar con este espectáculo”

El mayordomo no se atrevió a refutar a Sebastián, la única que se atrevía a hablar demasiado delante de él, era la misma Sofía, pero, muy poco sabía que por su mala actuación eso estaba a punto de cambiar.

Con una sonrisa de oreja a oreja Diana esperaba pacientemente junto al pastel de compromiso la llegada del vino de su prometido y pensaba

‘cariño, ¡por supuesto que es una ocasión para celebrar! Aunque me hayas humillado y me hayas ignorado todos estos años, finalmente eres mío ahora ¿y qué si no me quieres? Esta noche me vas a hacer tu mujer quieras o no y en la mañana toda la opinión pública va a saber que realmente eres un hipócrita cuando me vean salir triunfante de tu habitación, en ese momento comenzarás a pagarme una a una todas estas humillaciones’

Mientras Diana tenía sus propios pensamientos, apareció el mayordomo de la señora Montañez en el salón con una exquisita botella de vino añejo en su mano, se sorprendió un poco cuando el señor Montañez no le permitió abrirlo, arrancándoselo directamente de las manos y abriéndolo el mismo, tomó una copa vacía que traía uno de los mesoneros, y después de inspeccionarla, sirvió un poco del contenido de la botella, al ver que Diana se acercaba elegantemente con su hermoso vestido blanco a él, y que detrás de ella caminaba un fotógrafo, entrecerró los ojos y con la cabeza un poco levantada mostrando a todos su sexy manzana de adán expuesta bebió el contenido entero de la copa sin siquiera respirar…

en ese momento, un par de hombres con batas de médico se situaron en la entrada del salón de banquetes y, antes de ser detenidos por los guardaespaldas de Sofía fueron vistos por el recién comprometido Sebastián; quien, sin permitirle replicar la tomó por un brazo y la llevó en dirección a los médicos…

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