Capítulo 10
¡Al diablo!
Pensando en todo lo que podría hacerle el despiadado rey a Sebastián si se entera de que se atrevió a tocarla e incluso a tomarla como suya sin importar que todo sea un malentendido, abrió sus borrachos y seductores ojos azules sintiéndose más despierta.
‘No, definitivamente no puedo poner a nadie más en peligro’
Con eso en mente, estuvo a punto de empujarlo cuando miró un esponja frente a ella, y quiso tomarla para que el hombre no continuara usando sus propias manos que la hacían reaccionar de esta manera, pero, en ese momento Sebastián… que miraba la dirección de sus ojos, comenzó a “limpiar” cuidadosamente su entrepierna y bloqueo sus labios con los suyos, mientras continuaba “limpiando” con suavidad, pero rapidez su botón del placer, robándole a la mujer que había logrado contenerse tanto como él un par de gemidos urgentes.
Aunque ella no tenía ni la más remota idea de porque esos fluidos que expulsaba su cuerpo parecían ponerla más ansiosa, él… que tampoco tenía ningún tipo de experiencia física en ese tipo de actividades íntimas, durante su adolescencia había visto un par de películas subidas de tono, con fines educativos y supo que había llegado el momento de salir de la ducha al sentir sus cálidos fluidos bajar por ese lugar que ya se encontraba muy limpio debido a sus arduos esfuerzos…
Como no podía simplemente sacarla de la ducha y lanzarla en la cama como una muñeca; pues, desde que decidió que sería su mujer la trataría como su reina, ayudó a Lucrecia a lavar su largo cabello con su shampoo masculino, a una velocidad que ella jamás había experimentado, pero sí pensó que, definitivamente, si este hombre no fuera el presidente de una pequeña compañía local, podría dedicarse al negocio de lavado rápido de personas y le iría muy bien en la vida…
Ya fuera de la ducha, Sebastián no pudo controlarse ni un segundo más, pues había cerrado todas las ventanas y la puerta del balcón para evitar que se escapara la gatita, pero, el aroma en el dormitorio era mucho más intenso, para Lucrecia también era mucho más intenso y sin esperar que el hombre la ayudara a secar su cuerpo se olvidó de todos sus pensamientos anteriores y se envolvió alrededor de él como un pulpo recién salido del agua, estaba mojada y resbalosa, pero eso no evitó que colocara sus brazos en su fuerte cuello, sus piernas alrededor de su cintura, en su boca un fuerte y torpe beso que más bien podría tomarse como castigo por parte del hombre que, aunque estaba tan deseoso como ella, quedó estupefacto por unos segundos .
El hombre dejó de contenerse y se llevó a la pequeña gatita salvaje que lo envolvía fuertemente a la enorme cama; pero, temiendo repetir experiencias desagradables, esta vez se aseguró de caer sobre ella.
Aunque ella lo envolvía como si fuera un pulpo, no les limitó el movimiento a sus manos, por lo que pudo acariciar todo su cuerpo sin problemas, en ese momento Lucrecia supo que no escaparía intacta de ese lugar, no porque este hombre la estuviera obligando, más bien, porque ya se había contenido demasiado y era ella quien terminaría forzándolo a él, pensando en lo que podía hacerle su papá al hombre si se entera, ¡al diablo! ya pensaría en una manera de ayudarlo.
El aroma que envolvía la habitación cada vez estaba más concentrado, esa sensación que se apoderó de su entrepierna le exigía atención, por un momento pensó que se estaba volviendo totalmente loca cuando sus pechos estando ya muy duros comenzaron a ser lamidos como un dulce helado por el hombre que se encontraba sobre ella y en lugar de apartarlo, ¡lo estaba disfrutando!
Instintivamente abandonó su abrazo y quiso alejarlo, pero, lo sintió tan delicioso y emocionante que en lugar de alejarlo, tomó su cabeza y lo acercó más a ella, instándolo a continuar con más fuerza, de pronto ese líquido que antes había sentido un poco vergonzoso porque salía de su parte más íntima que nadie antes de Sebastián había mirado y tocado, ya no le pareció tan molesto; pues, este hombre, comenzó a acariciarla en ese lugar tan privado con su enorme herramienta usando este mismo líquido como lubricante… y mirarlo hacer eso con su mirada café concentrada en su entrepierna, le daba un placer que jamás había experimentado.
El hombre de ojos cafés y cabello rubio que jugaba con sus partes íntimas como si las conociera a la perfección de pronto volvió a mirarla con sus ojos enrojecidos por el deseo que había estado conteniendo desde hace mucho tiempo, y esa sensación de taquicardia en su entrepierna se volvió más intensa.
Aunque nunca había estado en una situación similar, Lucrecia no era tonta sabía muy bien lo que estaba a punto de suceder, se sonrojó y de pronto recordó su trauma del pasado, que eran esas concubinas que gritaban; pero, decidió no pensar en eso, porque a ella no le ha parecido nada desagradable en absoluto, no obstante, recordando los terribles charcos de sangre y los desgarros en sus zonas intimas, decidió que era mejor pedir clemencia de antemano.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 24 Episodes
Comments
Maribel Muñoz
muy interesante ojalá y puedan ser felices logrando hacer lo que desean en realidad
2023-02-05
3