Parte 15

Becca

Oh mierda, jodida mierda, ¿Qué era esa forma de hablarme?, ¿Por qué me estaba gustando tanto?, ¿Por qué lo estaba sintiendo tanto?, mientras me quitaba el vestido, de una forma tan lenta que parecía tortura.

—¿Sabes?, creo que lo mejor es ir a la habitación, ¿no? —Esa sonrisa pícara me hace querer mandar todo a la mierda, y decirle que me toque, que me acaricie, sin embargo, lo seguí, mientras me llevaba a su habitación.

—Sí señor —Respondo sin dejar de seguirlo, me mordí el labio inferior al querer decirle de otra forma.

—Cuando me llamas así, me pongo más duro —Por primera vez me digne a mirar a su amigo, ¡jodida mierda!, estaba duro, parecía una tienda de campaña.

—¿no duele? —Ladeo mi cabeza curiosa, por primera vez vería un miembro real, aunque ya había visto uno.

—Como lo tengo ahora, sí —Asiente, llegando a su cuarto, me hace entrar primero, curiosa veo su habitación, jodidamente gigante, una cama que podía caber más de cuatro personas en esta, tenía unas finas sábanas, pulidas que daban una buena sensación de seda.

Siento unas manos en mi trasero, en realidad eran dos, que aprietan fuertemente haciéndome gemir por la sensación.

—Joder —Murmuró, y recibo un pequeño azote.

—No digas groserías —Me muerdo el labio para mirarlo, tirando un poco mi cabeza hacia atrás.

—Entonces, no me hagas decirlas —Otro pequeño azote, que me hace cerrar los ojos gimiendo.

—No llevamos ni cinco minutos y estás rebelde —Sonrío, pero esta sonrisa se borra cuando besa, un beso apasionado.

Y sin más, puedo sentir las mejores sensaciones que pude tener en mi vida, la forma en que me tocaba y me hacía sentir tan deseada estaba corta para poder decirlo.

No estaba segura del tiempo, pero luego de unos minutos todo su semen cayó entre mis pechos y mi vientre, se acuesta a mi lado, poniéndome de lado para poner mi pierna derecha encima de su cuerpo, mientras me mira.

—¿te gustó? —Es lo primero que pregunta.

—Sí, bastante —Me da un beso en la frente.

—Me alegro.

—Yo no hice para ti.

—En otra ocasión, princesa —Apoya sus labios sobre mi frente —Es hora de dormir, mañana será un largo día.

Así poco a poco voy cerrando mis ojos, para lo que mañana vendrá.

La mañana llega de una manera un poco cruel, porque siento el ruido de alguien, cuando abro mis ojos, sin estar segura donde me encontraba, me muevo buscando el cuerpo de Miller, pero no lo encontré, me levanto con cuidado dándome cuenta que no era un sueño, que de verdad todo se había pasado. Con cuidado salgo de la cama, para buscar mi ropa interior y algo que ponerme mientras esperaba, cuando encuentro mis panties me las pongo con cuidado, y ponerme alguna camisa de Miller, encuentro la que utilizó ayer, y me la voy acomodando.

Siempre pensé que, por ser alta, esto no saldría, que me quedaría muy mal, sin embargo, la altura del castaño daba excelente con la mía. Sentía el olor a huevos, y cuando llegó a la parte de la cocina me encuentro al hombre sin camisa, solo con pantalones de dormir cocinando, ¿Él sabía cocinar?, tenía el combo perfecto.

—Buenos días —La voz ronca del ojiazul llega a mí, girándose un poco para sonreírme; me acercó un poco para darle un leve beso en la mejilla —El beso va en la boca, mi amor —Me dice, y con un poco de pena lo beso en la boca —Muy bien.

—¿Tu no sientes pena?

—No, ya vi todo lo que podía ver de ti, princesa —Una risa ronca me hace sonrojar por lo que habla —No lo tomes a mal, me encanto mucho esa sensación, y como ponías tus ojos en blanco.

—¡Concéntrate! —Señale lo que estaba cocinando.

Entre risas desayunamos, busqué mi celular y me encontré con los mensajes de mis hermanos preguntando si estaba bien, claro que lo estaba.

Me metí a bañar, y siento como alguien está entrando, es Miller, quien se mete a la ducha conmigo.

—No haremos nada, solo quiero sentirte —Sí, yo también lo quería.

Ambos nos bañamos, dando un poco de caricias sin malas intenciones, creo que él se sentía como yo, no podíamos creer que eso había pasado, no estábamos seguros de cómo sucedió, de cómo llegamos a ese punto. No me arrepiento, ni un poco, aunque no metió nada, aunque no lo hizo en ningún momento, lo que me hizo sentir, fue algo que jamás podría experimentar si alguien egoísta lo hiciera.

—¿No se te olvida nada? —Preguntó antes de salir, faltaba poco para conocer los ogros llamados hermanos, que sabían que estaba con Petrov, pero no les agradaba mucho la idea, sonaba mal, sin embargo, no me importaba, les empecé a importar hace poco.

—No, cariño, ¿a ti? —Pregunta de forma tierna, niego con la cabeza, tenía el vestido de la noche anterior, porque no tenía cambio de ropa, aunque él propuso comprarme otra muda de ropa, pero no lo necesitaba.

Sentía que éramos novios, sentía que éramos algo especial entre nosotros, tenía miedo de preguntar, de dañar la burbuja en la que estábamos, estando en el auto, no me pude contener más y simplemente solté la bomba.

—¿Qué somos?, ¿novios o solo conocidos que tuvieron no sé qué? —Me mira de reojo, para suspirar.

—Creí dejar claro que eres mía.

—¿Eso qué significa?

—Que soy eres mi novia, que soy tu novio, que nadie te puede tocar.

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