Parte 3

Becca

—¿Por qué tienen tanto afán por conocer mi apellido?, ¿En serio me van a mandar sus novias?

—No, solo queremos saber la que tiene más bolas que nosotros —Suelto una carcajada al escucharlo, para negar con mi cabeza.

—Rebecca Smith —Respondo cuando me canso de estar evitando su pregunta.

—¿por qué tanto problema?, es un apellido un poco común.

—En parte —Sonrío, pensé que iban a preguntar por mis hermanos, si los conocía o era pariente de ellos, sin embargo, por primera vez no me compararon con esos Smith.

—Bueno, como disculpa te vamos a invitar a comer —Habla el capitán.

—Depende, ¿a qué?

—Hasta nos salió sinvergüenza la niña —Niego mientras no paro de reír, el dolor había bajado bastante. Ellos eran agradables, era la primera vez que podía hablar con alguien de esta manera.

—La pizza nos sale barata, somos muchos.

—Conozco un restaurante cerca, ¿vamos? —Los miro dudosa.

—¿Saben que soy una chica rodeada de hombres?

—¿podemos ser sinceros contigo? —Me iba arrepentir de asentir —Te vemos como una niña pequeña, somos más un tipo de hermanos.

—Es el clásico de la niña que saca el dedo del medio a sus hermanos mayores —Una leve sonrisa sale de mi rostro, queriendo llorar porque yo jamás había sentido eso, sin embargo, unos completos desconocidos me estaban tratando de esta forma.

—Bueno, no me voy a negar, porque la comida nunca se debe negar, sin embargo, debo irme rápido para agarrar el autobús a tiempo.

—¿Te vas sola?

—¿Desde hace cuánto?

—¿Siempre? —Ladeo mi cabeza sin comprender la conversación.

—Podríamos turnarnos para ir contigo, por si pasa algo —El capitán, Michael, el fastidioso era Nicolás, Sam el que me trajo el hielo, Derek quien estaba hablando y proponiendo a todos los chicos, decir todos los nombres de ellos sería complicado, poco a poco.

—Primero voy yo —Habla Sam sonriéndome, eran guapos, sin embargo, no eran mi tipo. Por un lado, Michael era moreno tirando a blanco, tenía un cuerpo de Dios por el deporte, aunque en realidad la mayoría lo tenía así, menos Sam que era más delgado, sin embargo, no demasiado.

—¿por qué?

—El mundo es cruel para una niña tan pequeña e inocente —Responde con burla Nicolás, le muestro mi dedo del medio mientras sonrío, él enarca una ceja —¡Oye!, no seas grosera, los niños crecen tan rápido —Se apoya en el hombro de Michael que suelta una carcajada por el acto del fastidioso.

—Mejor vamos a comer, que me muero de hambre —Hago puchero, todos se levantan para irse a cambiar, yo me levantó para ir por mi maleta que seguía en el salón, había varias personas aún, sin embargo, entre todos se ignoraban. Incluso las porristas que estaban en otra parte de la cancha estaban yendo para la cafetería, su actitud de "Soy la puta ama", sin embargo, eso ya estaba fuera de base.

Me rasco mi cabeza mientras pienso en como las cosas se fueron dando, quería huir de mis hermanos y me encontré alrededor de 15 muchachos que nunca nos hubiéramos cruzado de no ser que me escondiera de mi familia, un bonito día para Becca Smith.

Salí nuevamente a la cancha de fútbol, me senté en las gradas viendo como organizaban todo. La profesora se acercó a mí.

—Ya estás mejor, ¿no? —Asiento, ella me sonríe —Me alegro, ellos son un poco brutos con la fuerza, y un poco torcidos a la hora de patear el balón, por esa razón entrenan mucho, ¿te dolió mucho?

—No —Esta vez ella asiente.

—Son buenas personas, siempre defienden lo que es justo, algo anormal para ser tan guapos y talentosos en algo, se dedican tanto a lo que les apasiona que olvidan tener novia, les vas ayudar para que vean que la vida es más que un balón y una cancha —Giro a ver a los chicos que ya se estaban acercando a nosotras.

—Creo que ellos también me van a enseñar muchas cosas —Sonrío para levantarme e ir con ellos.

—¿Qué estabas hablando con la maestra? —Giro a ver a Derek.

—¿A vos que te importa, chismoso? —Digo burlona, él se agarra su pecho como si estuviera ofendido.

—Muy feo, chiquita, así no se habla —Niego con la cabeza sin dejar de reír. Salimos de la escuela, y giramos a la derecha para caminar otras tres cuadras, estaba cerca del paradero de bus.

—¿Queda muy lejos? —Preguntó.

—¿Ya estás cansada?, ¡Que floja! —Nicolás le sigue el juego a Derek mientras, en realidad todos lo estaban haciendo.

—Que idiotas.

—¿Con esa boca besas a tu madre? —Dice uno de ellos.

—No tengo madre —Un silencio incómodo entre todos, suelto una risa —No es el fin del mundo, no es tan malo como parece —Dulce y cruel mentira que yo también quería creer.

Nadie más toca ese tema, simplemente entramos al local que no estaba tan lejos de donde debía ir al autobús. Estaba viendo como los peatones pasaban por ese lugar, en eso pude ver a alguien muy parecido a Miller, sin embargo, estaba casi segura que no podía serlo, él nunca pasa por estos lados, pero la respuesta llega sola, estaba con una chica que estaba colgada de su brazo derecho, riendo con él, mientras el ojiazul le devuelve esa sonrisa, una punzada en mi pecho me hace girar la cabeza para no ver algo que no quiero.

—¿De qué quieres la pizza? —Pregunta Michael, señalo la de pepperoni, él agarra un pedazo y lo pone en el plato, así es como en medio de las risas hablan un poco de ellos.

Me sentí un poco mal cuando descubrí que Nicolás no era pobre, el maldito era hijo de un rico, junto con Michael, Derek y Sam que eran amigos de la infancia, que juraron llegar a estar en el equipo del país los cuatro, ya entendía lo que decía la maestra.

—¿no quieren una novia o algo? —Todos se giran a verme —No quiero ser yo, la verdad.

—Para nosotros el sexo y el fútbol es casi lo mismo, por un lado, uno es algo desestresante y por el otro es nuestra pasión —Asiento ante lo que dicen.

—¿Ni siquiera miran a una chica?

—Sí, claro que sí —Habla esta vez Michael —Sin embargo, podemos ver a una chica linda, pero luego vemos la personalidad, y que no sabe mucho sobre lo que hacemos, entonces es algo que nos hace dudar bastante.

—¿Quieren alguien que los apoye?

—Algunos de nosotros tenemos hermanos y hermanas menores, sin embargo, están tan concentrados haciendo cualquier otra cosa, nuestros padres están ocupados y los pocos que no, no comprenden mucho sobre esto —Se encoge de hombros Derek.

—¿Es aburrido? —Todos asienten —Entonces, yo seré su apoyo —Alzó mi pulgar en forma de apoyo —Iré a sus partidos, me tendrán que tener paciencia porque no conozco mucho, pero lo haré mediante el tiempo —Se miran entre ellos para reír y asentir.

—Te aceptamos, pequeña hermana.

Ese día había sido algo especial. Conocí un montón de gente nueva, incluso ahora Sam me estaba acompañando junto a los otros cuatro a mí a casa.

—Puedo irme sola desde aquí.

—No, la ciudad es peligrosa.

—Aun así, estoy acostumbrada.

—Parece como si no tuvieras familia —Michael le cubre la boca a Nicolás, sonrió suavemente ante lo que dice.

—Es cierto, no tengo... —Estaba a unas cuadras de mi casa, no quería que vieran donde estaba en realidad.

—Becca, ¿Quién es tu familia? —Pregunta Derek serio, paro de caminar para verlo.

—¿Qué quieres decir?

—Nosotros vivimos por aquí, esto no es cosa de gente normal, es gente con mucho dinero, ¿Cómo conoces este lugar?, ¿Cómo es que vives por aquí?, metidos, les quería decir, sin embargo, la amistad comienza con confianza.

—Rebecca Smith, tercera generación de la Empresa "S" de autos —Estiro mi mano —Hija menor del hombre que está en coma —Me pongo seria.

—Ellos no tienen una hija, solo tienen los gemelos.

—Mathias y Matthew Smith, sí... —Bajo mi cabeza —Lo sé, vivo con ellos.

Ninguno se atreve a decir algo, creo que notan en mi actitud que no quiere hablar más sobre ese tema, aún menos saber que esa familia me negó durante años.

—¿Cuántos años tienes, Becca? —Nicolás pregunta, está fuera de broma.

—14 años —El cuarteto se mira —Yo maté a mi madre, creo que eso salió en las noticias, ¿no?, mi cumpleaños es el aniversario de muerte de mi mamá —Les doy una sonrisa, ellos me miran, y no sabía qué hacer con esa cara de lástima que me estaban dando —No me miren así, no soy un bebé abandonado, crecí de alguna manera rodeada de lujos, ¿no?, tuve las cosas que necesite. Irónico porque voy al colegio público, porque no querían que nadie se enterara de mi existencia.

Me abrazan, no dicen más simplemente me abrazan y vuelvo a sentir lo de ayer, la impotencia de querer llorar hasta no poder más, aunque se sentía diferente de cuando Miller lo hizo.

—Vamos, camina, no nos importa que digan, te vamos a llevar todos los días a tu casa, y vendremos por ti.

—¿Venir?

—Aunque madrugamos un poco más que los demás.

—¿Entrenan mañana y tarde?

—Claro, tienes que esforzarte para conseguir las cosas.

—Es mejor ir con ustedes que sola, entonces acepto —Mi risa suena, así como una niña de preescolar me llevan hasta la puerta.

—Adiós, bella dama —Los cuatro hacen una reverencia que me hace soltar una carcajada.

—Vayan con cuidado, no le presten atención a desconocidos —La cara de ellos es como "¿No estás jodiendo?", sin poder evitarlo sigo riendo, sin embargo, paró el sentir el sonido de la puerta, me giro para despedirme con la mano y entrar rápidamente a la mansión, subo las pequeñas escaleras viendo el jardín delantero lleno de flores.

El rostro serio de los gemelos es lo primero que notó al pasar por el comedor, incluso Miller que hace unas horas estaba muy campante con la mujer. Iba a seguir derecho, pero la voz de Matthew me hace parar y girar a verlos, estaba seria. Que estupidez, yo estaba feliz, ¡Había sido un gran día!, había sido un maravilloso día, ¿entonces?, ¿Qué estaba pasando?

—¿Dónde estabas? —Una sonrisa burlona resalta en mi rostro, y no estaba siendo igual que con el equipo.

—¿Les importa?

—¡No respondas de esa forma? —Mathias da un golpe en la mesa, enojado. El comedor era un poco largo, ellos estaban en el otro extremo, apoyo mis manos para mirarlos.

—¿Qué pueden hacer?, nadie me enseño como debo respetar a los completos desconocidos llamados hermanos, ¿quieren que salte en un pie por qué me lo ordenan?, de quien seguía ordenes estaba en una cama esperando la muerte.

—¡No seas grosera con tu padre!

—¡¿Mi padre?! —Señalo mi pecho, soltando una carcajada que no era real —No es nada, no es nada para mí, ¡No es más que un hombre que espero le llegué su muerte! —Matthew se levanta y viene hacia mí, una cachetada es lo que me da, me hace cerrar los ojos porque fue del mismo lado que el balonazo, siento como mi cabeza empieza a girar y me sostengo de la silla.

—¡Oye! —Miller se levanta para sostenerme, pero me quitó de él. Un sonido en el jardín delantero suena, cuando giro a mirar ese grupo estaba en la casa entrando como si fuera suya.

—¡Animal! —Derek empuja a mi hermano, mientras que los otros tres se fijan en mí.

—¿Ahora eres una puta que se acuesta con cualquiera? —Esta vez es Mathias quien actúa, incluso Miller tenía la misma expresión que mis idiotas hermanos.

—¿Sabes qué?, es mi puto problema, ¡Es mi problema!, ¿Qué si me acuesto con ellos?, ¿Cuándo les empezó a importar? —Mi cabeza me estaba doliendo, aún peor que al estar en la escuela —¿Quiénes son ustedes para mí?, no son nada, ¿Qué me dieron?, miradas de desprecio, ¡Yo maté a su madre!, al menos ustedes la tuvieron, ¡Ustedes tuvieron el cariño de ese hombre!, ¡Yo tuve odio!, tuvieron el amor de madre, ¿Yo que tuve?, ¡Cumplo años el día de su muerte!, ¿Me siento orgullosa? —agarro mi pecho sintiendo como las lágrimas salían, mientras no podía respirar, pero no paraba de hablar, dejándome mareada —¡Yo también hubiera deseado morir con ella!, ¡Yo quería morir junto a ella!, ¡Yo no quiero vivir!, ¡No quiero! —Mi pecho empieza a doler, y sin poder respirar me arrodillo en el suelo sintiendo más dolor, mi cabeza dolía, el golpe, el no poder respirar me estaba dejando peor que antes, cerré mis ojos unos segundos para no sentir más mi cuerpo.

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