Cuando bajó a cenar, Ángeles se vio envuelta en la encrucijada de tener que contarles a sus hijas sobre aquel regalo. Y cuando estaba a punto de decir que no sabía quién lo enviaba Lía comentó...
-Seguramente te lo envió el chico que te invitó a cenar el sábado...
-¿De qué hablas?- preguntó Karen
-Eylin me dijo que probablemente el sábado mamá no cenara con nosotras- la muchacha no sabía donde meterse pues se suponía que la niña no diría nada- porque un chico de su trabajo la invitó a cenar.
-¿Y tú como sabes eso?- preguntó Ángeles a su hija mayor y está se encogió de hombros avergonzada.
-¡Niña chismosa!- le dijo a su hermana- ¡Se suponía que no dirías nada!
-¿Eylin?- le dijo su madre esperando respuesta a su pregunta anterior.
-Bueno... pues resulta que Anna estuvo charlando conmigo y me dijo que había oído algo sin querer.- respondió la muchacha, tratando de que su amiga no pareciera culpable, ya que si bien había oído la invitación de Javi por casualidad, se lo había contado a Eylin con toda la intención de que ella se hiciera cargo de sus hermanas para que su madre pudiera salir con el muchacho.
-Anna... ok.- respondió Ángeles y eso le dio la oportunidad perfecta para hacerse la enojada y no tener que decir nada sobre el regalo recibido- Mejor cenamos niñas.-dijo y las tres obedecieron sin chistar.
En medio de la cena Lía rompió el silencio
-Entonces má¿vas a salir con ese chico?
-preguntó inocentemente la pequeña y las tres quedaron expectantes esperando la respuesta de su madre.
-Creo que sí, voy a aceptar ir a cenar con Javi el sábado- las tres comenzaron a aplaudir felices de que ella saldría con un hombre luego de varios años- pero no se ilusionen, solamente lo hago porque Javi es un muy buen compañero.
La cena continuó con una charla entre las cuatro mujeres acerca de cómo había sido su día en el colegio las niñas y Eilyn en su lugar de trabajo.
El viernes llegó frío y con algo de nubosidad, parecía que la llovizna no se haría esperar. Tal como era costumbre Ángeles siguió su rutina diaria.
Entró al edificio, presionó el botón para pedir que el ascensor bajara y esperó pacientemente...
-Buenos días- dijo una voz ronca al lado de la mujer y ella sintió que la piel se le erizaba. Sabía quién era perfectamente.
-Buenos días-respondió con amabilidad
El ascensor llegó a la planta baja y ambos entraron sin decir nada más. Él dejó que ella marcara su número de piso, no le importaba tener que subir o bajar luego.
Killyam la miraba de reojo, ella por su parte se aferraba a su bolso como si su vida dependiera de él, tenía la cabeza agachada y su corazón latiendo de una manera muy extraña. Él lo notó y decidió actuar en consecuencia...
- Me gusta como hueles - le dijo llevando sus labios cerca del oído de la mujer y aspirando el aroma que ella emanaba- Hueles muy rico...
Ángeles tragó saliva y soltó un leve soplido intentando que el muchacho no se diera cuenta de su nerviosismo.
-Disculpe señor...- habló ella y él le interrumpió.
-Killyam, mi nombre es Killyam, preciosa.- le dijo con mucha seguridad
-Ooookkk... Killyam, por si no se ha dado cuenta usted está invadiendo mi espacio personal. - le dijo Ángeles tratando de sonar tranquila y serena.
-Oh... lo siento- le dijo él alejándose, al no sentir la cercanía del cuerpo masculino ella se sintió ¿vacía, sola?...
Killyam notó en la mirada de la mujer que tal vez lo que decía no era lo que sentía.
El silencio volvió a abrirse pasó y de repente aquel ascensor se detuvo en seco, las luces del mismo se apagaron, y el muchacho sintió una enorme satisfacción cuando los brazos de la mujer se aferraron a su cintura como si él fuese un salvavidas y ella un naufrago perdido en medio del mar. Aprovechó la oportunidad, (sabía que aquel apagón duraría unos pocos minutos) rodeo el cuerpo de Ángeles con sus brazos; acercándola lo más que pudo.
-Tranquila, estoy aquí- le dijo dejando un beso suave sobre el cabello de la mujer y deseando poder tenerla así de cerca siempre.
Ella asintió con su cabeza, sin soltarse del cuerpo del hombre.
Las luces de emergencia del ascensor se encendieron y Killyam supo que su momento había terminado, pero como Ángeles tenía los ojos cerrados no se dio cuenta de ello, seguía aferrada a él, al verla Killyam no pudo evitar sonreír...
-Preciosa...- le dijo llevando su boca una vez más a la altura del oído de la mujer- Me parece que ahora eres tú quien está invadiendo mi espacio personal- Entonces ella abrió los ojos; alzó la cabeza para verlo y su rostro se convirtió en un poema, seguía abrazada al hombre y el le sonreía- Aunque no me molesta que lo hagas- luego le guiñó un ojo.
Ángeles se soltó como si algo le hubiese estado quemando.
-Lo siento mucho- le dijo ella llena de vergüenza, y el ascensor dio marcha nuevamente.
-No te preocupes- respondió él cuando las puertas se abrieron en el piso de la mujer, ella salió disparada y antes de que las puertas se cerraran- Cuando quieras, preciosa- le dijo viéndola alejarse.
Ángeles caminaba velozmente, sentía mucha vergüenza, había estado abrazada a un extraño y lo peor era que él le había coqueteado de manera poco sutil. Se sentía... ni ella sabía como se sentía.
Llegó en silencio a su escritorio, sus compañeros que hasta el momento habían estado comentando acerca del breve apagón la miraron y se acercaron a ella.
-Ángel- le dijo Anna- ¿Estás bien?- ella la miró.
-Eh... Sí, gracias- respondió
-Pero no parece jefa- le dijo Marcos acercándose a ella.
-¿Ángel? Cariño...- Martha fue quien habló esta vez y se asustó al ver que la mujer no respondía.
-¿Jefa?- le dijo Javi tomándole la mano.
-Sí, lo siento, lo siento- repitió un par de veces hasta que por fin reaccionó- Es que tengo fobia a la oscuridad- dijo y entonces sus compañeros comprendieron aquella reacción.
-¿Y dónde estabas durante el apagón?- preguntó Marcos.
-En el ascensor- respondió ella- pero por suerte no estaba sola, pues de lo contrario ahora estarían llevándome al hospital- explicó y luego sonrió al recordar a su atrevido acompañante.
-Pero ¿ya estás bien, verdad?- preguntó Anna preocupada- Si quieres puedo llamar a Eilyn- le dijo y Ángeles recordó que la chica le había dicho a su hija sobre la posible cena con Javi.
-Si estoy bien Anna y no, mejor deja en paz a Eilyn.- le reprochó y la muchacha comprendió que había sido descubierta- mejor pongámonos a trabajar que mañana ya es sábado.
Todos fueron a su lugar excepto Javi, él se quedó de pie junto a la mujer.
-¿De verdad estás bien?- indagó con preocupación.
-Sí. Estoy bien, no hay de que preocuparse- dijo ella y él muchacho se fue. Se había acercado con la intención de preguntarle si aceptaba ir a cenar con él, pero verla consternada le hizo desistir.
Trabajaron el resto del día, y llegada la hora de salida, Javi que acostumbraba usar el ascensor que llevaba al estacionamiento pues allí estaba su coche, fue en el mismo que iban las muchachas. Llegaron a la planta baja y él le tomó la mano a Ángeles.
-Entonces... Ángel.- dijo el muchacho y ella se quedó viéndolo-¿Cenas conmigo mañana?- preguntó.
-Vale, ceno contigo- le respondió, ya al día siguiente le aclararia algunas cosas.
-¡Genial!- exclamó Javi- Paso por ti a las ocho- le dio un beso en la mejilla y luego volvió al ascensor.
Ángeles siguió caminando, sin saber que alguien más había oído sobre sus planes de ir a cenar con su compañero.
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Comments
Martha Gomez
Es bueno, que conozca y trate diferentes personas.
2024-07-06
2
Marisol Ponce
me encanta tiene derecho a salir y pasarlo lindo 🤩
2024-02-28
0
Nelly Seila Gonzalez
Que lindos esta bien que se de un tiempo para ella y salir con amigos nada serio entre ellos pero se puede tener amigos no tiene compromisos con nadie exento sus hijos
2023-02-28
2