A Ángeles sintió mucha vergüenza al darse cuenta de que lo había estado viendo por demasiado tiempo, agachó la cabeza, pero era imposible no quedarse embobada mirando aquella belleza de hombre, alto, cabello castaño, su porte denotaba elegancia, el traje que llevaba puesto le quedaba como anillo al dedo, desde la distancia en que ella se encontraba se podía notar que tenía un cuerpo muy bien trabajado y sus ojos... no podía ver que color eran exactamente, pero eso no hacía la diferencia, esa sonrisa que le había dedicado era más que suficiente para darse cuenta de que era todo un don juan el hombre.
-Ángel- le dijo la muchacha que aún le estaba hablando y se percató de que no había sido escuchada
-Sí, disculpa es solo que ...- la mujer no supo que responder- me distraje mirando lo bello que está todo, me alegra tanto por ustedes.
-Gracias, como te decía ahora vayamos para donde están mis padres que hay unas personas que quiero que te conozcan- le dijo la muchacha indicándole por donde ir, únicamente para girarse y darse cuenta con que se había distraído su amiga, una sonrisa surco los labios de la chica mientras la alcanzaba y juntas iban hacia las mesas de invitados.
Caminaron hasta llegar a una mesa donde había varias personas, un par de parejas mayores, unos adolescentes muy carismáticos, un hombre unos quince años mayor que Ángeles y una muchacha que tendría quizás veinte años. Lucy presentó a su amiga con cada uno de ellos. Las parejas mayores eran los abuelos de Lucy, el hombre era su tío, los dos adolescentes sus primos hijos del anterior y la muchacha era la acompañante de su primo quien no se hallaba en la mesa, Lucy les comentó a todos que Ángeles había sido la encargada de confeccionar su vestido y todos elogiaron su trabajo, la muchacha les sonrió en agradecimiento.
-¡Es fantástico tu trabajo!-le dijo la chica que venía de acompañante- Cuando Killyam y yo nos casemos quiero que seas quien confeccioné mi vestido.
-Será un placer- dijo Ángeles sin notar que los adolescentes hacían caras ante las palabras de la chica.
-Creo que para que eso pase, primero mi hermano tendría que pedirte matrimonio¿no?- le preguntó la adolescente que tendría como unos quince años.
-Es cierto- agregó su hermano- aunque antes de eso deberías ser su novia¿ o me equivoco ?- los chicos chocaron los cinco divertidos en señal de que le habían arruinado el comentario a la joven , quien les puso mala cara, se levantó de su lugar y salió sin rumbo luego de decir...
-Me voy a buscar a Killyam, ustedes me aburrieron niños...
-¡Buena suerte, entonces! Ojalá y lo encuentres porque me parece que se te anda escapando , ja, ja.- los niños volvieron a chocar las manos, al parecer se divertían mucho a costa de la muchacha.
Lucy le tomó la mano a su amiga y juntas caminaron a otra mesa, antes le explicó a Ángeles que sus primos solían hacer eso con todas las chicas que se acercaban a su hermano mayor cuando estas no les caían bien, las fastidiaban hasta que se cansaban. Lo cual solo comprobaba el hecho de que no estaban interesadas en su primo, sino más bien en lo que él generaba, o podía darles gracias a su posición en la empresa donde trabajaba.
Al llegar a la otra mesa, Lucy presentó a Ángeles con unas señoras muy elegantes , en realidad allí todos se veían elegantes y con dinero .
-Tías queridas- habló la muchacha a las señoras que sonreían amablemente- Les quiero presentar a mi amiga Ángeles, ella fue quien confeccionó mi vestido.
-Es un placer, cariño- dijo una de las mujeres poniéndose de pie y dándole un beso en cada mejilla.
-El placer es mío, señora- respondió con educación Ángeles.
-¡No. Por favor! No me digas señora, llámame Sofia - le dijo la mujer con un gesto fingido de indignación.
-Ok- dijo titubeante la muchacha-lo siento, es un placer Sofía...
-Yo soy Sara - dijo la otra mujer , Ángeles le sonrió y se dio cuenta de que eran gemelas- ¡ni se te ocurra llamarme señora!- le advirtió y las cuatro comenzaron a reír.
Las tías de Lucy invitaron a Ángeles a tomar asiento en su mesa, ella aceptó pues al menos no tendría que sentarse sola con desconocidos absolutos, al menos le habían presentado a las mujeres y ambas se veían muy amables.
-Bueno, Ángel. Yo me voy porque mi esposo me necesita, te dejo en muy buenas manos- le dijo Lucy y se alejó con una enorme sonrisa.
Las mujeres invitaron a Ángeles a sentarse y comenzaron a platicar con ella. Le contaron prácticamente toda su vida mientras cenaban, la muchacha sonreía y de vez en cuando las mujeres le hacían preguntas las cuales ella respondía con mucha amabilidad y certeza.
La fiesta estaba en su apogeo cuando Ángeles se levantó de su lugar para ir al baño y revisar la hora en su móvil, supuso que era bastante tarde porque se sentía con sueño, iba a aprovechar también para despabilarse un poco. Se excusó con las señoras prometiendo que enseguida regresaría y caminó al interior de la casa sin percatarse de que unos ojos muy bellos la observaban de manera insistente.
Cuando estuvo dentro del baño, se miró en el espejo, comprobó que su maquillaje y su cabello estaban impecables y que aún no tenía cara de sueño, pero se dijo que ya era hora de regresar a su casa. Abrió la puerta dispuesta a despedirse de las señoras y de los novios pero cuando lo hizo... se encontró con aquel hombre que tiempo atrás le había sonreído, no lo había vuelto a ver en toda la noche, pero ahora lo tenía ahí frente a ella, pudo notar que era más alto de lo que ella pensaba y bastante joven también, prácticamente chocó contra su pecho al intentar salir del baño, él no se movió un milímetro, obligándola a levantar la cabeza y mirarlo a la cara; lo cual solo sirvió para que en su interior las cosas se revolucionaran al punto de querer huir del lugar. Al ver esos hermosos ojos claros detallarla sin pudor y luego esbozar nuevamente aquella sonrisa.
-Disculpe- dijo ella con respeto tratando de pasar a un lado del hombre.
-¡Cuando quieras preciosa!- le dijo él con absoluta coquetería y le guiñó el ojo para luego hacerse a un lado y darle paso.
Ángeles caminó sin saber adonde la llevaban sus pies, aquel muchacho, porque eso era él, un muchacho, tal vez de veinticinco o veintiseis años, había removido en su interior sensaciones que hacía tiempo estaban aplacadas y eso la asustó.
Regresó a la mesa donde estaban las tías de Lucy a despedirse, al principio las mujeres querían convencerla de quedarse pero magistralmente ella salió del apuro aludiendo que ese día tenía mucho trabajo que hacer.
Antes de que se fuera Sara una de las señoras le extendió a la muchacha una tarjeta.
-Mira, niña. Me buscas aquí y hablaremos de negocios- le dijo y Ángeles no comprendía acerca de que negocios le hablaba.
-Somos dueñas de una casa de modas - dijo la otra señora- y estamos queriendo agregar a nuestro rubro vestidos de gala hechos a medida. Diseños exclusivos de alta costura.
-Exacto, y cuando vimos el vestido de nuestra sobrina, nos encantó el estilo, y le dijimos que queríamos conocerte.- agregó Sara.
-Ok.- respondió Ángeles comprendiendo a que se refería Lucy cuando le dijo que quería presentarle a algunas personas. Se sintió muy contenta al saber que quizás sus cosas en cuanto al empleo tomarían un nuevo rumbo- les agradezco mucho, ustedes díganme ¿cuándo quieren que me presente?
Ambas mujeres se vieron y fue Sofía quien respondió.
-Si te parece bien , el lunes.
-Me parece perfecto. Hasta pronto.-respondió la muchacha tomando su bolsa y dirigiéndose hacia donde estaban los novios.
Cuando llegó donde estaban Lucy y Felix su ahora esposo, les sonrió a ambos
-Chicos, gracias por haberme invitado- ambos la miraron.
-¿Ya te vas?-preguntó Lucy
-Si, cariño. Tengo que terminar unos trabajos y no puedo atrasarme con eso.- le respondió Ángeles, la pareja se puso de pie y la despidieron con cariño, Lucy le prometió que al regresar de su luna de miel lo primero que haría sería visitarla.
Luego de despedirse de los novios Ángeles salió del lugar, ya estando en la calle se percató que no había llamado taxi para regresar, así que caminó un par de cuadras para ver si pasaba alguno. Mientras iba caminando escuchó el ruido del motor de un vehículo que se acercaba, detuvo sus pasos y se giró solo para decepcionarse pues si era un vehículo, pero no un taxi.
El coche aminoró su marcha , deteniéndose a su lado, la mujer se puso nerviosa y comenzó a caminar nuevamente, solo para comprobar que el vehículo seguía sus pasos, entonces dispuesta a hacerle frente a quien fuera que la seguía se detuvo y se acercó, vio como la ventanilla del lado del conductor comenzaba a descender y se paralizó al ver esos ojos verdes nuevamente y luego escuchar...
-¿Adónde te llevo, preciosa?
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Updated 75 Episodes
Comments
Lorena Rosibel Vaquedano
Muchacha ya no es Dolores, tiene 36 años y 4 hijos. Ya es una señora.
2024-12-28
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Maris Benitez
UPS 😁 será el hermano mayor????
2024-06-13
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Maria Victoria Ruiz Alcaide
No lo sé creo que el la conquistará ya veremos
2023-10-27
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