Te gusta....

Escuchar aquella voz luego de sentir su aroma tan varonil volvió a entorpecer su capacidad de reacción, Ángeles giró su rostro hacia atrás y se bloqueó una vez más ante la figura del hombre que había esperado no volver a ver, al menos por un buen tiempo...

-Ya que no nos presentas, me voy a presentar yo...- dijo el muchacho dirigiendo su mirada a las niñas que lo miraban y expectantes- buenas tardes, señoritas mi nombre es...

En el preciso instante en que el iba a decir su nombre Ángeles reaccionó poniéndose de pie.

-Enseguida regreso, niñas- les dijo a sus hijas para luego dirigirse a Killyam con absoluta seriedad- ¿puede venir conmigo?- el muchacho asintió, miró a las niñas...

- Un placer niñas- les dijo sonriendo. Y salió detrás de Ángeles, caminaron fuera de la heladería, ya una vez en la vereda...

-¿Puede usted decirme que es lo que pretende siguiéndome?-le interrogó algo enojada.

-Mmm...- dijo el mientras parecía pensar que respondería- No te estoy siguiendo, pero si pretendo algo.

-¿Y que es?-volvió a preguntar ella.

-Conocerte...- soltó él sin perder su sonrisa.

-¿Para qué?-le preguntó Ángeles, él se encogió de hombros

-Porque me gustas...- le dijo con mucha seguridad, ella sonrió incrédula ante su respuesta.

-Ja, ja... ¿le gusto?-replicó ella- Nosotros ni siquiera nos conocemos, además...

-¡Eso se arregla fácil!-dijo él extendiéndole la mano- primero no me trates de usted, soy Killyam, ¿tú eres?- ella no correspondió ante la mano que él había estirado para estrechar la suya…

-¿Y como porque tendría que decirle mi nombre?- le dijo ella y continuó-¿acaso le pareció divertido acercarse a mí y mis hijas de la manera en que lo hizo, sin siquiera saber mi nombre?- le recriminó.

-La verdad es que sí, fue divertido ver como te pusiste al verme.(y no te imaginas lo que fue al sentir tu aroma, pensó ella y casi se le escapa un suspiro al recordar)- además... las niñas querían conocerme.

-¿Y que le iba a decir, cuando preguntaran de donde nos conocíamos?¿que me siguió como un psicópata?- le preguntó la mujer algo contrariada.

-Eso no lo había pensado¡pero podría haberles dicho que somos compañeros de trabajo! Después de todo trabajamos en el mismo lugar, ¿no?- afirmó él con mucha confianza.

-¡Ay!...- dijo sacudiendo la cabeza en una clara señal de fastidio- usted y yo apenas nos hemos visto un par de veces y a mí no me interesa conocerlo.- dijo ella tratando de sonar segura en sus palabras, pero Killyam notó que su seguridad no era suficiente.

- Pues a mí si me interesa conocerte, preciosa. Por lo tanto, me presento una vez más, soy Killyam...- le dijo tomándole la mano y dejó un beso en el dorso de ella, haciendo estremecer interiormente a la mujer, quien suspiró despacio y bajito, pero no lo suficiente como para que él no lo oyera.

- Solamente por no ser grosera, soy Ángeles y le agradecería que ya no me siga , ni me busque.- le dijo ella y se alejó regresando dentro de la heladería donde sus hijas observaban a su madre charlando con aquel muchacho.

Killyam sonrió al oír su nombre, la vio alejarse, pero antes de que ella entrará nuevamente al establecimiento...

-¡Hey, preciosa! ¡nos vemos pronto!- le gritó Killyam y le guiñó un ojo haciendo que la mujer se sonrojara ante la vergüenza que le causaba el que aquel hombre llamara tanto la atención de la gente a su alrededor.

Se llevó una mano a la frente en señal de frustración e ingresó a la heladería.

Llegó donde sus hijas, se sentó, las niñas se miraban entre ellas divertidas ante la situación que había pasado su madre con aquel hombre, ambas tenían ganas de hacerle muchas preguntas pero al darse cuenta de que su madre no estaba de humor desistieron. Aunque sólo por el momento, ya llegaría la oportunidad de hacerle un exhaustivo interrogatorio.

Cuando terminaron de disfrutar de sus helados, las tres se levantaron para regresar a su casa. Ninguna dijo nada, al llegar se encontraron con su hermana Eilyn, Karen y Lía la saludaron y mientras su madre iba a cambiarse de ropa no pudieron guardarse lo ocurrido en la heladería, le contaron a Eilyn todo con lujo de detalles y se pusieron de acuerdo en averiguar sobre quien era aquel hombre.

Cuando Ángeles regresó, sus hijas se miraban entre sí y ninguna decía nada. La mujer se dio cuenta de que algo ocurría

-¿Qué ocurre?- les preguntó mientras las veía a las tres.

-Mami...-le dijo Lía la niña más chica acercándose y abrazándola- te queríamos preguntar algo.

-¿Qué será?- preguntó con intriga la mujer pensando que querían pedirle permiso para ir a alguna parte.

-¿Quién era el chico de la heladería?- Ángeles se sorprendió ante aquella pregunta, no pensó que se la harían, al menos no tan pronto.

-No era nadie- respondió tajante y Eilyn quien estaba confabulada con sus hermanas intervino.

-¿Qué muchacho mamá?¿Qué pasó?- dijo como si no supiera nada.

-Un chico muy muy lindo que entró a la heladería mientras tomábamos nuestro helado y se iba a presentar con nosotras.- dijo Karen

-Pero mamá no lo dejó- continuó Lía

-¡Ya les dije que no era nadie, niñas! Mejor vayan a ordenar sus cosas para el colegio- les dijo ahuyentándolas.

Cuando estuvieron solas Eilyn se sentó en una pequeña silla frente a su madre, le tomó las manos al igual que Ángeles hacía con ella y su hermano Dario cada vez que quería preguntarles algo y que estos le dijeran la verdad.

-¿Quieres contarme?- dijo la muchacha, Ángeles la miró sonriendo y supo que no tenía de otra más que contarle.

-Bueno, lo vi por primera vez en la boda de Lucy, esa noche cuando yo buscaba un taxi para regresar él me siguió y se ofreció a traerme.- relato Ángeles

-¿Y te trajo?- preguntó Eilyn emocionada.

-¡Noooo! ¿Cómo se te ocurre que voy a dejar que un desconocido me traiga a casa?- dijo su madre y la muchacha se encogió de hombros- Luego en mi primer día de trabajo lo volví a ver, después el día del desfile y hoy me lo choqué en el centro comercial y él muy descarado no solamente me siguió sino que también me habló como si nos conociéramos desde siempre.

-¿Pero... que te dijo? ¿Te hizo algo?- preguntó una vez más la chica.

-Hacerme...no- "aunque me hubiera gustado" pensó Ángeles-se comportó como un don juan, se dedicó a coquetear. Me tuteo y me habló como si fuéramos amigos de toda la vida y yo no sabía ni siquiera su nombre.

-¿Y ahora lo sabes?- indagó la joven mientras veía los ojos de su madre iluminarse al hablar.

-Sí, se llama Killyam y trabaja en la empresa de las tías de Lucy.- respondió Ángeles y la muchacha continuó interrogando.

-¿Y como es?¿es guapo ma?-se animó a preguntar solamente para observar cada una de las expresiones en el rostro de su madre.

-¿La verdad?- la joven afirmó con un movimiento de cabeza- guapo es poco, parece un ángel caído del cielo con el cual cualquiera se atrevería a pecar.- aquella frase saliendo de la boca de su madre sorprendió a Eilyn pero no hizo ningún comentario esperando que ella continuará hablando- Es alto, quizás más de un metro ochenta de estatura, ¿su cuerpo? Por lo que vi está muy bien cuidado y trabajado- la muchacha sonrió al ver una sonrisa llena de picardía en los labios de Ángeles mientras pensaba que más diría- su cabello de color castaño algo claro y corto, pero lo más bonito y llamativo de ese hombre son sus ojos... verdes como esmeraldas- dijo Ángeles y soltó un suspiro.

-Ma...- dijo la muchacha-¿te atrae ese chico?

-¡No!- respondió tajante la mujer al darse cuenta de que le había dicho a su hija cosas que solo se le cuentan a una amiga.

-Sí mamá, te gusta y no está mal que así sea.- le dijo tratando de calmarla al ver que se puso nerviosa

-No, cariño- le dijo Ángeles acariciando su cabello- no puede gustarme, él es más joven que yo- y como si adivinara la pregunta que venía continuó-debe ser entre cinco y diez años menor que yo.

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