La invitación a cenar.

El resto del día se le pasó a Ángeles como un relámpago, la noche trajo consigo calma y descanso, aunque en sus sueños se le infiltró alguien inesperado...

La mujer volvió a revivir toda la situación ocurrida con Killyam en el ascensor aunque esta vez, al ser sostenida por él, ella ni siquiera intentó zafarse, sino todo lo contrario se giró sobre sus pies para estar cara a cara con el muchacho y sin ningún tipo de pudor o vergüenza lo besó. Acto que le robó una sonrisa de satisfacción a la mujer.

A la mañana siguiente sus hijas notaron en su madre algo diferente, aunque no estaban seguras de que fuera se sentían felices de verla de aquella manera. Parecía más ¿feliz?

-¿Qué crees que le pasó a mamá? No es que ella sea malhumorada pero hoy se veía diferente- le preguntó Karen a su hermana cuando estaban en el colegio.

-No sé- respondió Lía encogiendose de hombros- tal vez le ocurrió algo bueno en el trabajo y se olvidó de contarnos.

-O... tal vez conoció algún chico lindo...- sugirió su hermana y ambas sonrieron ante aquella ocurrencia, ellas amaban a su madre y deseaban verla feliz siempre, y si eso implicaba que ella estuviera saliendo con alguien ellas no pondrían ningún obstáculo.

Mientras tanto Ángeles se hallaba concentrada en su trabajo, realizando unos bocetos para el próximo desfile de primavera. Si bien el invierno había llegado pocos días atrás las colecciones de temporada se preparaban con meses de anterioridad y se presentaban antes de que la siguiente estación llegara, para poder tener el tiempo de realizar los pedidos de las clientes. Además de eso ya era jueves y quería dejar todo listo antes del fin de semana.

-¿Entonces, jefa?- le dijo Javi mientras se acercaba y ella alzó la cabeza sin entender-¿Cómo va eso?

-Ven y dímelo tú- le respondió amablemente y el muchacho se acercó poniéndose detrás de la silla y se agachó para ver lo que ella estaba dibujando.

-Se ve muy bueno- le dijo él- aunque si me permites yo le agregaría algo- ella afirmó con la cabeza y le extendió el cuaderno que usaba.

Pero él no lo tomó, se inclinó acercándose aún más, cuando agarró el lápiz de dibujo rozó la mano de Ángeles haciendo que una sensación extraña recorriera su cuerpo, de inmediato ella giró su rostro hacia Javi y se dio cuenta de que lo tenía demasiado cerca. Aquella cercanía la puso muy nerviosa, entonces se puso a revisar su móvil para que no se notara que su rostro se había vuelto rojo por la vergüenza. Si bien ella ya era una mujer adulta, situaciones como la de estar tan cerca de un hombre no le ocurrían hacia mucho tiempo y eso la ponía nerviosa.

-¿Todo bien, jefa?- preguntó el muchacho al ver que se alejaba.

-Sí, es solo que estaba viendo porque Eylin quedó de llamarme.- se excusó.

-Ok- dijo el muchacho entregándole el cuaderno con la adición que le sugería hacer en aquel vestido- ¿Quieres cenar conmigo el sábado?- le preguntó mientras caminaba hacia su lugar.

- Perdón, ¿que dijiste?- le preguntó ella, pues no estaba segura de haber oído bien.

-Te pregunté si quieres cenar conmigo el sábado- repitió el muchacho y quedó a la espera de la respuesta de la mujer.

Ella no dijo nada, se quedó mirándolo... pasados unos segundos reaccionó

-Déjame ver que planes tienen mis niñas y te respondo- le dijo y el muchacho le sonrió.

"¿ Qué acabo de hacer?¿porque le dije eso? Debí haberme negado, yo no puedo salir con él...- pensó la mujer pero ya era tarde para negarse.

Anna su compañera había sido testigo silencioso de aquella invitación y no dudó en hacer algo para que su amiga, a la cual quería como si fuera su madre tuviera un poco de distracción, después de todo Javi era bastante guapo y a pesar de que ella lo había amenazado se veía un buen muchacho, incapaz de lastimar a una mujer.

El día de trabajo continuó con total normalidad, los seis compañeros de trabajo bajaron en el ascensor, solo Ángeles y Martha descendieron en la planta baja, los otros cuatro se iban en el coche de los gemelos. Se despidieron de ellos y cuando llegaban a la recepción

-Ángel- le habló el chico que allí trabajaba, ella se giró para verlo- Tengo algo para ti- le dijo y se agachó para tomar algo de debajo de la mesa de recepción.

Ángeles se acercó con curiosidad y esperó mientras el chico seguía hablando.

-Disculpa que no te lo llevé, pero tuvimos un día agitado por aquí hoy.-se excusó y le extendió un paquete con un sobre encima- lo dejaron cerca del mediodía.

-No hay problema, muchas gracias- le dijo ella, tomó el paquete y se reunió con Martha que la esperaba casi en la puerta de salida.

-¿Y eso?- le preguntó al verla con aquel paquete en la mano

-No sé, aparentemente un regalo- le respondió. En ese momento su taxi llegó y ambas mujeres se subieron en el coche.

Mientras iban viajando, Martha estaba muy intrigada y sabía que Ángeles también así que se atrevió a sugerirle que al menos leyera lo que había en el sobre.

La mujer asintió, abrió aquel sobre y lo leyó, una sonrisa se dibujó en su rostro y le pasó lo que había leído a su compañera.

Aquella nota decía :

..."¿Cómo es posible que una mujer tan bonita cómo tú, este sola?... Los hombres que te rodean deben de ser ciegos para no fijarse en ti, preciosa. Cuando tú quieras te invito una cena, prometo que yo mismo te cocino..."...

-¿Quién será?- le preguntó Martha sonriendo al entregarle nuevamente aquella nota que no traía remitente.

-No lo sé- respondió Ángeles tomando de su mano la nota e intentando adivinar quien le habría enviado aquel regalo que abriría al llegar a su casa.

Martha descendió antes del taxi y Ángeles fue sumida en sus pensamientos hasta llegar a su casa. Sabía que Javi no podía ser, pues él había sido directo invitándole a cenar pero esta otra persona, le prometía cocinar para ella y... eso era algo que ninguno de sus esposos había hecho jamás. Porque obviamente supuso que quien le había enviado aquello era un hombre, por las palabras escritas en la nota.

Entró a su casa y agradeció que sus hijas estaban en su habitación pues en su afán por intentar deducir quien había enviado aquel paquete se olvido de pensar en que diría si sus hijas lo vieran. Precisamente cuando se dirigía a su habitación una de las niñas bajó.

-¡Maaaa!- exclamó Karen al verla y corrió a saludarla-¿y eso?¿es para nosotras?

-Oh, no, cariño es algo que dejaron para mi en la empresa.- le respondió esperando que la niña no la interrogara aún más.

-¿Y que es?¿Quién te lo envió?- prosiguió con curiosidad la pequeña.

-No sé qué es- respondió- y tampoco sé quién lo envió.

Karen se quedó viéndola y en eso llegaron sus otras dos hermanas.

-¡Miren chicas!¡ Mamá tiene un enamorado secreto!- les dijo a las otras dos señalando el paquete que Ángeles aún llevaba en sus manos.

-¡Queeee!- exclamaron las hijas de Ángeles y se acercaron rápido.

-¿Qué es mamá?¿quién te lo dio?- preguntó Lía y al ver que su madre no sabía que responder Eylin tomó el control de la conversación.

-Vamos niñas, dejen a mamá en paz. Debe estar cansada. Ya luego la interrogan a su gusto- le guiñó el ojo a su madre y está se alejó rumbo a su habitación dándole gracias a su hija mayor con un movimiento leve de sus labios.

Al llegar a su dormitorio la mujer se sentó en la cama y se dispuso a abrir aquel regalo y cuando lo hizo sus ojos se abrieron enormemente ante lo que allí había.

-¿Esto es una broma? - dijo en voz alta.

Dentro de aquella caja había un precioso par de zapatos color borgoña y otra nota.

..."Para que los uses en nuestra primera cena..."...

-¿Quién carajos envió esto?- se preguntó.

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