Cristina se hizo el chequeo, su cuerpo estaba bastante bien, después de salir quería regresar a casa, tenía que recibir a los empleados de los que hablaba Mari.
— segura que no quieres llevarte esto
Señaló Teo la caja, el rostro de Cristina estaba sin expresión pero sus orejas estaban rojas.
— ¡no!
Luego se alejo, escucho la risa de Teo desde atrás.
subió al auto y regreso a la mansión salva.
Cuando llegó estaba de un buen humor, camino tranquilamente observando el hermoso paisaje.
El olor a flores llenaba su nariz, respiro hondo.
— hace un día hermoso, esperemos que continúe así.
Ella abrió las puertas de la mansión, quería cocinar una buena comida para Eduardo, después de todo no le molestaba cocinar.
Cuando entro el grito de una mujer hizo que se asustara.
— ¡es así como tratan a los invitados aquí!
— lo siento señorita, lo siento
— tanto tú cómo esa mujer piensan que pueden menospreciarme.
Cristina se acercó a la sala principal, era donde recibían las visitas.
Cuando llegó vio a Lucero abofeteando a una empleada.
— obviamente lo hiciste apropósito.
La empleada bajo la cabeza, no sé atrevió a defenderse, sus manos temblaban.
Por otro lado lucero tenía una sonrisa en su rostro, se cruzó de brazos, no dispuesto a dejar de regañar a la empleada.
Su estado de ánimo no era muy bueno, pensó que teniendo a Guillermo como escudo podría avergonzar y humillar a Cristina, pero con una sola llamada de sr. Salva simplemente la libro de todo.
Estaba tan enojada que quería desquitarse con alguien, para su buena suerte Guillermo la trajo hoy con el, al no ver a Cristina, se desquitó con el empleado.
— solo sabes disculparte, por qué consigues un trabajo como este si no lo sabes hacer.
Levanto su mano para golpearla de nuevo, pero alguien la Sostuvo.
— cómo te atreves
Quien era tan atrevido como para detenerla.
Cuando se giro de encontró con la mirada gélida de Cristina.
— desde cuándo puedes venir a mi lugar y hacer tal escándalo.
Lucero trato de alejarse, pero el agarre de Cristina era más fuerte.
— suéltame, que piensas hacerme
Cristina sonríe
— ¿que pienso hacerte? Te haré lo mismo que le hiciste a mi empleada.
Lucero frunció el ceño
— crees que te salvaste de mi solo por qué lograste que el sr. Salva te salvara de estar en mi parto, déjame decirte que no será tan fácil, si tan solo desaparecieras.
Su última frase la dijo en voz muy baja, Cristina no la escucho, pero la primera parte si.
No podía creer que esta mujer estuviera enojada, por qué no participo en su parto.
" ¿Tanto quiere humillarme?"
Pensó mientras la soltaba, lucero se alejo, al ver a Cristina sintió los celos hirviendo dentro de ella, sabía que Guillermo aún la observaba, por qué no podía tener a Guillermo completamente.
— no te creas mucho, una vez que el Sr. Salva muera, mira quién te va a proteger.
¡¡BOFETADA!!
Lucero tocó su rostro, luego miro a Cristina con sorpresa, después arremetió como una loca.
— ¡¡MALDITA!!
grito lucero y corrió hacia ella, cristina retrocedió, después de todo no esperaba el impulso de lucero.
Antes de que lucero la tocará, una espalda ancha la cubrí, tenía un olor a pino, era bastante refrescante y tranquilizador.
lucero fue empujada lejos, cayó sentada, ella no esperaba ver a la persona aparecer.
— cómo te atreves a atacar a mi mujer.
El rostro de lucero palideció, solo quería dañar esa bonita cara de Cristina, tal vez así Guillermo la miraría solo a ella, quien diría que las cosas se le iría de las manos.
— lo siento, lo siento.
Eduardo no le prestó atención, se giro y miro a Cristina, después de verificar que todo estuviera bien, dio un suspiro de alivio.
— sientes dolor en alguna parte.
Ella negó.
— estoy bien no te preocupes.
El Asintió.
— que sucedió.
Cristina lo tomo del brazo y señala a Lucero.
— esta mujer te maldice, no lo iba a permitir.
Dijo mientras se aferraba a el, su olor le daba tranquilidad.
El miro a Lucero, ella entro en pánico,
— perdóneme en realidad no quería hacerlo.
Al ver que Eduardo no respondía, se levantó y dijo.
— yo la verdad estoy embarazada de Guillermo, perdóneme por el bien del niño, por favor.
Su rostro estaba lleno de tristeza, cualquiera pensaría que la estaban intimidando.
— por el bien de Guillermo daré un castigo más pequeño.
El rostro de lucero que sonreír se oscureció al escuchar la palabra castigo.
— intentaste lastimar a mi esposa, en su propia casa, incluso si eres algo de Guillermo, Cristina es mi esposa, no te perdonaré tan fácilmente.
— pero yo no le hice nada, fue ella quien me golpeó.
Se quejo lucero, Eduardo se giro
lucero estaba esperando para ver la diversión.
La voz baja de Guillermo recorrió la sala.
— no dijiste que no estabas herida, muéstrame
Ella levanto la mano obediente mente, está no estaba nada roja, pero Eduardo frunció el ceño.
— debes de abofetearte hasta que mi esposa diga que está satisfecha, si no lo haces el que tendrá que hacerlo será Guillermo.
El rostro de las dos mujeres se llenó de sorpresa.
Cristina entendió que el no era fácil ni siquiera con las mujeres, incluso si estaba embarazada.
El se giro y miro a Lucero.
— empezar
Ella apretó los dientes y luego empezó a golpearse.
Lucero soltó algunos sollozos, esto molesto aún más a Eduardo.
— si no te callas puedes golpearte hasta que llegue la noche.
Cristina negó, de hecho se sentía bien ser protegida, aveces.
— olvídalo, déjala ir no quiero que se arruine nuestra casa con su presencia.
El Asintió.
— Guillermo ya se ha ido, puedes irte tu también.
Lucero salió maldiciendo a Cristina en su mente.
Ella miro a Guillermo y agradeció sinceramente.
— gracias por eso
— no es nada
— ¿habías salido?
El traía un traje azul, parecía que acababa de llegar.
— el Asintió.
De hecho había ido al hospital donde trabajaba Cristina, solo que no se habían encontrado ya que estaban en diferentes departamentos.
Ella no pregunto nada más, ella no sabía que la condición de Eduardo se estaba deteriorando aún más.
El resto del día paso tranquilamente, hasta que llegó la ora de la cena, y dos invitados no bienvenidos, habían llegado.
— tío he traído a Lucero para que disculpe contigo.
Eduardo frunció el ceño.
— debes de saber que tu mujer me estaba deseando la muerte, al parecer no puede esperar para verme muerto.
El rostro de Guillermo se oscureció miro a Lucero que bajaba la cabeza y sollozaba.
— tío, no tienes por qué preocuparte de hecho no pienso casarme con ella, cómo se atrevería la persona que elegi, a odiar a mi familia.
Lucero lo miro sorprendida, en cambio Guillermo miro Cristina, está estaba comiendo tranquilamente.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 138 Episodes
Comments
Crisol Prieto
No sé lo mates tan buen muchacho 😭😭😭😭😭
2024-07-09
0
Olga GUERRERO
eduardo...no guillermo
2023-12-18
1
Susana Molina
Autora que Eduardo se recupere xf ...foto de los personajes
2023-12-07
3