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Ella miro al decano, y sonríe burlonamente.

" Cómo se atreven"

Mordió su labio inferior con ira, incluso siendo la Sra. Salva no podía con Guillermo, cómo podría ser esto, su mente empezó a girar, tenía que devolverle el doble.

Por otro lado, Eduardo miro la comida frente a el, tomo la cuchara y puso un poco de la comida en su boca, no pasó un minuto antes de que tomara una servilleta y escupiera la comida.

—sabe horrible.

Sus ojos estaban fríos mientras veía la comida.

De hecho la comida era de la mejor calidad, en presentación y sabor, para esto el ama de llaves había traído varios chefs, pero no podía creer que no le gustará.

— lamento el servicio maestro.

Eduardo miro el lugar vacío donde se supone que debería estar su esposa, frunció el ceño.

" ¿Después de encargarme de su familia ya no le soy de utilidad?"

Eduardo estaba irritado, la había ayudado y ahora ella lo descuidaba.

— adónde fue

Su voz era baja y llevaba irritación, obviamente estaba enojado.

El ama de llaves seco el sudor inexistente.

— la señora está trabajando ya sabe.

El dejo los cubiertos y tomo el jugo a su lado, incluso eso sabía mal, no recordaba como apenas hace unos días se forzaba a comer esto.

— ¿acaso no puedo mantenerla? será dueña de todo esto cuando yo muera, amenos debería de mostrar algo de sinceridad estos últimos meses, pero simplemente se fue.

— maestro no diga eso, vivirá mucho tiempo.

El rostro del ama de llaves de torno triste, lo había cuidado desde hace mucho, no quería que muriera.

Eduardo no le prestó atención, su mente estaba en la mujer que no había cenado con el en diferentes ocasiones.

— llámala, dile que regrese, su prioridad, soy yo.

Su voz era helada, el ama de llaves Asintió apresurada mente.

Cristina miro a las personas en el lugar, Guillermo que estaba a su lado sonríe al verla en tal aprieto.

— no pienso rogarte.

El tomo un mechón de su cabello y lo llevo a su boca dejo un beso en el.

— si así lo quieres, no me culpes.

En ese momento su teléfono timbró, ella se levantó y se alejo un poco.

— hola

— señora Cristina.

— que sucede Mari, algo le pasó a Eduardo.

— no es eso... El maestro pregunta si aún tarde mucho.

Si fuera por ella quería marcharse ahora mismo, pero no podía después de todo necesitaba el trabajo.

— aún falta un poco, podrías decirle que no llegaré para la cena.

El ama de llaves iba a responder cuando su teléfono desapareció de su mano.

— dónde estás.

— cariño, cómo estás.

— responde

— estoy en una cena con el decano.

— regresa ahora.

De había acostumbrado a sus comidas, no pensaba dejar un día sin comer lo que ella preparaba.

— ya veo, entendido.

Ella camino hasta la mesa.

— resultó algo y tengo que irme, espero que disfruten de su cena.

— aún no te irás.

Ordenó Guillermo, el rostro de Eduardo al otro lado de la línea se oscureció.

— si me voy no depende de ti.

Respondió ella lo más educada posible, de hecho no le quedaba mucha paciencia.

En ese momento la voz de lucero los interrumpió.

— es cierto no puedes irte, recuerda que no has respondido, cuando tenga a mi hijo, me ayudarás a traerlo al mundo.

Lucero había visto la interacción entre Guillermo y Cristina antes, el odio y los celos, habían aumentado, quería humillar a Cristina hasta que su cabeza no pudiera levantarse.

— ya he dicho que me niego.

— eso depende de mi.

Guillermo cruzó sus largas piernas, su mirada no dejo el rostro de Cristina, no quería perderse ninguna de sus expresiones.

Ya de por si , era difícil verla hacerlo cuando salían, ahora era más difícil.

— eso es cierto, Cristina tu no puedes negarte, tu trabajo está en juego.

Dijo el decano para entrar en los buenos lados de Guillermo.

Ramírez no hablo, no podía ayudarla o también perdería su trabajo.

Cristina levanto el teléfono, quería decirle a Eduardo que no regresaría temprano, pero este ya había sido colgado.

Ella frunció el ceño y se preparó para responder, en ese momento el teléfono del decano vibró.

— disculpen.

Se levantó y se alejo.

— Cristina, no estarías en este aprieto si hubieras dejado pasar las cosas.

Ella lo observo quería golpear ese bonito rostro, su mano pico por las ganas que tenía.

— ¿así que debería aceptar? que mujer aceptaría eso, te estás quedando ciego por la edad.

El se levantó, obviamente era más alto que ella, tomo su barbilla, sus palabras sonaron amenazantes.

— me estás llamando viejo.

— eso depende de cómo lo quieras tomar.

El no pudo evitar reír, esta mujer le despertaba un sentido de conquista enorme.

El Acaricio su labio inferior, ella golpeó su mano.

Está acción a los ojos de lucero era un coqueto por parte de Cristina.

Sus ojos se llenaron de intenciones viciosas.

" No permitiré que me arrebates lo que es mío, cómo te atreves a meterte en mi relación, si no te humilló no podré dormir está noche".

Ella se levantó con la copa y se acercó a Cristina, fingió tropezar, y le lanzo la copa, está iba dirigida a su rostro.

Antes de que cayera, un traje gris de interpuso, el rostro del decano estaba pálido.

Cuando recibió la llamada no espera algo tan impactante.

Miro a Cristina como podía saber que esta mujer era la Sra. Salva.

Su cuello empezó a sudar, después de escuchar la voz fría de Eduardo, que lo obligó a dejar ir a su mujer a casa, decidió rápidamente dejarla ir, se disculpo por retenerla y colgó cuando se giro, miro los ojos viciosos de la mujer de Guillermo y su cuerpo se movió rápidamente.

Lucero frunció el ceño pero rápidamente se disculpa.

— lo siento mucho decano, mi pie se resbaló.

El saco un pañuelo y seco el vino en su traje.

— no se preocupe, no se preocupe estoy bien.

Miro a Cristina.

— puedes regresar a casa, cuida muy bien del sr. Salva.

Lo dijo en voz alta para que Guillermo supiera por qué lo hacía, no quería quedar en los malos términos de alguno de ellos.

Al escuchar lo que dijo el decano, Guillermo sintió, que algo apretaba su pecho, los celos empezó a actuar de nuevo en el.

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