13

El auto llegó a la mansión de los salva, antes de salir arreglo su rostro con un poco de maquillaje.

— Es suficiente, animo Cristina.

Respiro hondo y salió del auto, agradeció al chófer y entro en la villa, por suerte desde que se convirtió en la señora salva, el chófer podía entrar la hasta la puerta, si no, tocaría caminar todo eso de nuevo.

La puerta se abrió tras su toque.

— Buenas tardes Mari, ya he vuelto.

— Buenos días señora, siga por favor

Ella dejó el abrigo y miro al segundo piso.

— ¿Se a levantado Eduardo?

Se sentía un poco extraño llamarlo así, pero tenía que acostumbrarse.

— De hecho lo hizo, le di los aperitivos que la señora hizo antes de marcharse.

Mari se acercó a ella y dijo con alegría.

— Se los comió todos.

— Eso es bueno.

Ella subió a su habitación, por alguna razón al llegar sintió que el peso en su cuerpo se aflojaba.

Después de cambiarse a algo más cómodo, se dirige a la cocina, no había podido ver las fórmulas médicas de Eduardo, por lo que solo podía darles comidas nutritivas, y esperar que se sienta un poco mejor.

— Es una persona muy cautelosa.

— De quién habla mi señora

Cristina tomo la hierba que le pidió a mari que cortará en pequeños trozos, y con rostro sin emoción dijo.

— Hablo de tu maestro.

— El maestro si es muy desconfiado, y serlo lo ha llevado a vivir hasta ahora.

— Tienes razón, no todos son dignos de confianza.

El almuerzo termino de hacerse.

— Iré a llamarlo señora.

Cristina Asintió y se sentó para esperar a que el bajara.

Pronto la puerta de la sala se abrió.

— Buenas tardes cariño.

Eduardo se detuvo un segundo y volvió a acercarse a la mesa.

— Sabes adónde fui hoy

— Tu familia

— ¿Quien te lo dijo?

el señaló si rostro.

— Supongo que no me dejaras acabar con el que te hizo eso en el rostro, por lo que debe ser alguien de tu familia o alguien que te importa.

Mari que iba entrando se detuvo, y miro a su señora, no había notado nada mientras estaba con ella.

Cristina dió una sonrisa fría, tenía su rostro sobre sus manos.

“ Que observador”.

— ¿te preocupas por mi?

— Eres mi mujer, adónde vayas me representas, si te golpean es como si me lo hicieran, además estarás dañando el honor de la familia salva.

Ella resopló, luego miro a Mari y negó, quería decirle que no se preocupara.

— Que harías si dejara que le hicieras algo.

Los ojos tranquilos de Eduardo la observaron, luego miro su cuello y levanto una ceja.

Cristina inconscientemente acaricio su cuello.

— Entiendo, es mejor no dejarte hacer nada, pero no te preocupes no duele.

El dejo de mirar y empezó a comer, Cristina no tenía mucho apetito, sus ojos se dirigieron hacia Eduardo.

— ¿los hombres suelen tener muchas amantes? Tu... también los tendrás.

— Coff coff.

Ella le pasó un jugo de color verde oscuro, el lo tomo sin pensar, su garganta antes irritada se calmó.

— Este es mi especialidad, sirve para muchas cosas, es bueno coff… para el cuerpo.

Sus ojos se fijaron hacia sus piernas, cómo no podía entender.

— Pero no solo para eso, aporta muchas vitaminas, en fin, te será de mucha ayuda.

— No necesito a otras mujeres, contigo tengo suficiente.

Sus palabras la calmaron un poco, sintió que era muy bueno haberse casado con Eduardo, pero aún no confía del todo.

— Por favor, si piensas tener una amante, avísame y separémonos, no quiero pasar por un engaño de nuevo, te dejare libre para que le des un estatus.

Ella espero su respuesta, no podía soportar tanto como su madre, así que prefiere alejarse.

— Serás la única mujer en mi vida y madre de mis hijos, además no, nos envuelves a todos en la misma esfera.

Ella entendió lo que el quería decir, se sintió un poco avergonzada, pero aún así no podía dejarlo así.

El muerzo fue satisfactorio, incluso se comió la parte de Cristina, ambos subieron a sus habitaciones antes de entrar ella lo tomo de la bata.

— Que sucede

— Esto… En unos días ya sabes, será el mejor momento para quedar en embarazo entonces prepárate.

Ella cerró la puerta de golpe, era muy vergonzoso decirlo después de todo, aunque ya había pasado una vez, aún así era vergonzoso.

Cuando se miro en el espejo su rostro estaba muy rojo.

— Vergonzoso, por suerte no vi su reacción.

El día donde tendría más posibilidades de quedar embarazada llegó rápidamente, miro la pijama que se había comprado.

— Creo que resulta, bueno tengo buen cuerpo, es imposible que pase de esta noche.

Animándose se puso una bata y salió de la habitación, el pasillo ya estaba oscuro, ella trago y llamo a su puerta, pero nadie respondió.

Después de varios toques, la puerta no sé abrió.

— Cariño entraré.

Empujó la puerta suavemente, la habitación solo era iluminada por una pequeña lámpara de mesa.

El hombre tras el dosel, estaba recostado sobre la cama, uno de sus brazos servía de soporte, también llevaba una bata medio abierta en el pecho, sus ojos miraban el libro en su mano.

Ella cerró la puerta y se acercó.

— Que sucede

Recorrió su voz toda la habitación, ella se tenso, pero no retrocedió.

Ella abrió el dosel, el dejo de mirar el libro y la observó.

— Yo… Dije el día más propenso a quedar en embarazo, lo recuerdas.

El Asintió, quería decir algo pero vio como Cristina desata su bata, está cayó suavemente al suelo, sus ojos se pegaron a la prenda transparente en su cuerpo.

Está era de un color azul brillante que remarcaba su piel, este llegaba hasta sus rodillas.

El frunció el ceño.

— lo haré lo mejor que pueda, la otra no estaba preparada.

Ella estaba sentada, en el borde de la cama, su cabello caía a ambos lados, sus labios eran de un rosa un poco pálido.

Muchos atacarían sin pensarlo al verla.

— Regresa

— ¿ Que?

— No tengo ánimos de esto.

dijo mientras cerro el libro, su rostro antes un poco avergonzado quedó paralizado y sin emoción.

— Pero es el mejor momento para esto.

Ella trato de alcanzarlo, cundo sus dedos tocaron su mano el la apartó bruscamente, ella resbaló y cayó de la cama.

El silencio volvió, ella se puso de pie y tomo la bata.

— Lamento molestarte.

No sé atrevió haber su rostro y salió de la habitación, regresando a la suya, había hecho todas las preparaciones, pero todo fue en vano.

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