cap. 10

Al verla irse se puso de pie, ella nunca lo trato así antes, Cristina era sumisa a el.

— Definitivamente estás muy enojada, pero es normal que estas cosas pasen.

De hecho el bebé lo tomo por sorpresa, pero que más podía hacer no dejaría que su hijo se criará sin padre, la actriz estaba de más, pero el niño no.

Camino lentamente frente a la villa llegando frente de lucero, esta lo estaba esperándolo, el se acerco y pregunto.

— Fue Cristina quien te empujó.

Lucero los había visto marchar, la ira de que el ni siquiera la protegió inundo su pecho, pero había mucho tiempo por delante, capturar a este hombre llegaría a cumplirlo tarde o temprano.

Lucero dejo su ira y dolor en lo profundo de su pecho y lo miro a los ojos

Ella vio su ira, si mentía tal vez se lastimara ella misma.

— Jajá, no te preocupes no dejaría que lastimara a nuestro bebé, cálmate querido de acuerdo.

Trato de apaciguarlo.

— Regresa primero.

— Pero vinimos juntos

Se quejo ella, si se iba quien sabría cómo actuaría el con esa mujer, no pensaba dejarlo.

— Regresa no me hagas perder la paciencia contigo.

Ella aún era recia y dijo en voz alta lo que pensaba.

— Si te dejo quien sabe que harás con esa mujer.

Guillermo tomo su barbilla.

— Lo que haga con Cristina, no es de tu importancia, regresa ahora.

El miro el vientre medio plano de lucero y respiro hondo, luego entro en la casa.

Lucero mordió su labio hasta que este perdió su color, luego se alejo llena de ira.

Cristina primero fue a la terraza donde su madre solía tomar el sol, también estaba su hermana, regando algunas plantas.

— Mamá estoy de vuelta.

Catrina miro a su hija y sonríe.

— Ven aquí, siéntate a mi lado.

Ella se sentó y se recostó en su hombro.

Delia también se acercó y se sentó al otro lado imitando a su hermana.

Era una bella escena digna de una pintura.

— Mamá, ahora soy la señora salva, anoche obtuve mi certificado.

Ambas la miraron sorprendidas y aunque sabían que a eso era a lo que había ido, no pensaban que en realidad lo hiciera.

— Entonces Guillermo ya no es mi cuñado

cristiana Acaricio el cabello, de Delia.

— Así es.

Catrina dejo de hablar, en su rostro había preocupación.

Tomo el rostro de su hija

— Cristina, es mejor no enojar a Guillermo.

Ella frunció el ceño.

— De que hablas mamá.

— Ese hombre morirá pronto, todo caerá en manos de Guillermo, una vez que todo esté en sus manos, te hará la vida imposible.

— Mamá, sabes cuántos engaños le soporte, sabes cuánto tuve que aguantar al verlo, al inicio de la relación el me gustaba, al verlo con otra sentía que me quemaba viva.

Los ojos de Cristina estaban un poco distraídos, los días en los que le gustaba Guillermo quería estar con el mucho tiempo, por lo que a veces no le decía que iba y lo encontraba con una mujer distinta en los brazos, muchas veces pensó en enfrentarlo y dejarlo, pero su familia los ataba, luego simplemente dejo de gustarle, se hizo más tolerable, hasta que pasó la línea y el niño vino.

— Es normal que los hombres tengan una o dos mujeres por fuera.

Cristina fue regresada por esta frase.

Ella miro a su mamá.

— ¿papá también lo hace?

Catrina soltó su rostro y tomo de la taza frente a ella, sus ojos miraron al horizonte, que podía decirle, ella ya no amaba a Carlos, tantos engaños y mujeres, pero era cuestión de rutina, ella no pudo hacer lo que hizo su hija mayor, cosas importantes se perderán si lo hace.

— Todos son iguales, solo avísale que las mantengan alejadas, que no se crucen en tu camino, entonces será más soportable.

Cristina no dijo nada, sintió un poco de desprecio por su padre en ese momento.

“ Cómo lo soportaste mamá, por qué somos nosotras quienes tengamos que soportar”

Pensó, Delia miro a su hermana, sabía que por su culpa ahora Cristina estaba en este dilema, si tan solo ella hubiera ido, su hermana no tendría problemas, cómo pagar el sacrificio de su hermana.

Cristina miro a Delia y acarició su cabello.

— Se lo que piensas, pero no te preocupes, Eduardo no es alguien viejo, es joven y muy guapo, solo que no le queda mucho tiempo de vida.

— Pero hermana por mi culpa estás en este aprieto.

— No, tarde o temprano terminaría con Guillermo.

— Aún así sería más fácil si yo hubiera ido, siempre me proteges, en cambio yo… No soy de mucha confianza.

— Está bien, preocúpate mejor por tus estudios, es lo más importante ahora de acuerdo.

Fiona Asintió, ella tenía razón, entre más rápido terminara, empezaría a trabajar y ayudar a su familia.

Catrina miro a su hija mayor, pero no dijo nada más, las decisiones que tome, ella misma deberá soportar las consecuencias.

— Iré haber a padre.

Se levantó y se alejo.

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