Eduardo se detuvo y la miro con ojos fríos, el ama de llaves que se había acercado a ellos la miro con sorpresa.
— esto es para la seguridad del niño, no quiero molestar a mi familia, ya sabes, además no creo que me ayuden así que te molestaré.
Tras su explicación Eduardo Asintió.
— no tienes por qué pedirlo, lo haría aún si no lo dices.
Ella Asintió.
— ya veo, eso es muy bueno.
Llegaron a la sala, los platos ya estaban servidos.
El aroma rodeaba la habitación, su estómago resonó.
— es que no he comido desde que salí del trabajo.
Eduardo se sentó, ella lo siguió, ella tomó los cubiertos y empezó a comer.
— delicioso, tienes una artesanía genial el chef.
— muchas gracias.
Ella la miro con asombro al ama de llaves.
— ¿lo preparaste tu?
— así es
— tus manos están benditas.
Ella sonríe tras el cumplido, mientras llevaba otro bocado a su boca miro a Eduardo.
— por cierto cuando sería para ti un buen momento para tener al bebé.
— coff, coff, coff
Ella golpeó suavemente su espalda.
— estás bien.
Eduardo no podía creer que esta mujer estuviera más anciosa que el.
— hablemos de eso luego.
Se puso de pie y camino de regreso a su habitación.
— ¿lo enoje?
— el maestro es un poco, malhumorado.
Se escucharon dos suspiros en la sala.
Después de comer, el ama de llaves llevo a Cristina a su nueva habitación.
Está tenía una enorme cama, con un dosel morado oscuro, había una cajonera junto a la cama en la parte baja.
Había un tocador al lado derecho junto a la ventana, un juego de sofás en medio de la habitación, también había una enorme TV y un armario del tamaño de una habitación pequeña.
— está es la habitación continua al maestro, si necesita algo no dude en decirme, mi señora.
— espera como te llamas.
— mi nombre, María.
— que tengas una agradable noche Mari.
— lo mismo señorita.
El ama de llaves salió de la habitación.
— que bien
Dijo mientras se lanzaba sobre la cama, su cuerpo fue recibido por el suave colchón.
— no quiero levantarme de aquí... Me daré un baño primero.
Se puso de pie y abrió su maleta, no había traído muchas cosas, después de todo no sabía si el la aceptaría.
Saco una toalla de color rojo y preparo la pijama, después se quitó toda la ropa y envolvio la toalla en su cuerpo.
— vamos a relajarnos.
Tantas cosas en un solo día la habían agotado.
— dónde está la puerta del baño.
Había un total de dos puertas, dentro de la habitación una era la del armario y otra del baño.
Al abrir la del baño ella camino por el pasillo no tardó mucho en llegar el baño.
Dejo la tualla en el perchero y camino hasta la ducha.
— está mansión, es muy extraña, pero es bueno.
Abrió la puerta, el vapor se dirigió a su rostro rápidamente.
Ella cerró los ojos por inercia, cuando se acostumbro abrió sus ojos cafés, su boca se abrió al ver a la persona en la ducha.
El agua recorrió el cuerpo de Eduardo, su cuerpo no estaba delgado como se mostraba con la bata, tenía su paquete de seis bien tonificado.
El rostro de Cristina estaba rojo, pero no podía apartar la vista del hombre en la ducha, estaba tan concentrada que no se dio cuenta cuando la llave se cerró.
Eduardo tomo una toalla y la envolvió alrededor de su cintura, camino hacia ella y cerró su boca.
Ella miro todo su cuerpo tonificado, cuando sus ojos iban a ir más abajo de la cintura escucho su voz.
— Ojos arriba.
Ella reacciono.
— ¿que haces aquí?
— bañarme... si eso vine hacer.
Ella retrocedió un poco, si corazón latía al mil al estar tan cerca de el.
Al verla retroceder el frunció el ceño y se acercó más.
La espalda de Cristina choco con la puerta de vidrio.
— espera detente.
La mano de Cristina tocó su pecho, el levanto su mano y la encerró.
— es de mala educación irrumpir cuando alguien más se baña
— no sabía que el tío se estaba bañando
El miro su rostro rojo, no sabía si se sentía avergonzada o era el calor que había en el baño.
— tío estás muy cerca aléjate
Ella lo empujó con la mano que no tenía sujetada, el cuerpo de Eduardo tembló.
— Cristina mírame
Ella levanto su cabeza, el beso sus labios.
Sus manos rodearon su cintura, al fin recordó que no llevaba nada puesto.
— espera yo.
El cubrió de nuevo su boca, no necesitaba que ella hablara para lo que sucedería acontinuacion.
Ella perdió la noción del tiempo, pronto sintió algo blando debajo de ella.
Ella miro a su alrededor.
— cuando regresamos a la habitación.
El bajo el dosel de la cama.
— no tienes que preocuparte por eso.
El sonido de sus cuerpos lleno la habitación, luego fue un grito fuerte.
Eduardo se tenso.
— ¿eres virgen?
La voz de Cristina se escuchaba llorosa.
— te lo dije
El beso su frente sudorosa.
— seré más gentil ahora.
Ambos empezaron de nuevo, los dos con un propósito diferente se unieron.
Al día siguiente Cristina fue despertada por la tos de Eduardo, miro a su lado pero el no estaba a su lado, ella se puso de pie pero frunció el ceño, le dolía todo el cuerpo.
La tos se hacía más fuerte, Ella salió de la habitación y abrió la puerta de Eduardo, abrió la cortina, que cubría la cama.
— tío
Le sirvió un poco de agua.
— gracias
Su voz estaba ronca.
— ¿estas bien?
Después de que su garganta estaba mejor, se levantó y se visto.
— tío por qué mejor no comer en tu habitación.
El la miro
— ¿cómo te diriges a mi?
" Es cierto ya no puedo decirle tío, ¿tenía que llamarlo Sr. Silva?".
— no lo volveré hacer.
Eduardo salió de la habitación, ella regreso a su habitación y se ducho, luego bajo a desayunar.
está vez había una comida más suntuosa, pero Eduardo solo tomo unas cucharadas y luego dejo todo lo demás.
— ¿no tiene apetito, maestro?
— No
Cristina miro la comida y luego a Mari
— tienes plantas nutritivas.
— si señorita
— okay, toma estos platos, yo prepararé algo.
Se puso de pie y fue a la cocina guiada por Maria, después de un tiempo sirvió tres platos de comida y una sopa de porotos.
ella puso los platos frente a el.
— pruebas
Eduardo, suspiro y probó primero la sopa.
Había perdido el sentido del sabor, por tantas medicinas, pero está sopa podía sentir su sabor.
— cómo lo hiciste
— es un secreto, pero cocinare para el tío... No para el Sr. Silva cuando lo quiera.
De hecho cada plato era medicinal, le gustaba experimentar con las medicinas tradicionales, de ahí los platos que preparo.
Eduardo se comió absolutamente todo, el ama de llaves estaba encantada con este resultado.
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Comments
Petra Melo
jajajaja y que paquete!!
2025-01-18
0
Celia Isabel Morales
jiji..no quiere que le vea el paquete...
2024-02-27
2
Joselin Rigby
/Smile/jajaja
2024-02-24
1