Eduardo la observó por un momento, luego tose un poco.
— Estás bien, vamos
Extendió su mano para que ella la tomara, ella cruzó su mano con el y ambos salieron de la mansión.
El auto llegó al lugar de la cena, era un restaurante en la terraza del edificio cinco estrellas de la ciudad T.
El valet parking recibió las llaves, ella miro el enorme edificio y respiro hondo.
— ¿Tienes miedo?
Susurró Eduardo cerca de su oído.
— no tienes por qué hacerlo, ahora eres mía, nadie puede molestarte.
ella reflexiono por un momento, de hecho estaba preocupada por saludar a su abuelo, al mirar los ojos de Eduardo sintió que podía entrar segura.
Al no escuchar su respuesta, él la fulminó con la mirada y entro en el edificio.
“ Y ahora que hice”
Pensó antes de seguirlo y enredar sus brazos.
— Solo estaba un poco asustada por conocer a tu abuelo, después de todo seremos familia pronto, cálmate.
El se detuvo un momento, luego camino más despacio para que ella pudiera igualar su caminar.
Las personas los observaron, era una pareja bastante compatible, aunque el chico se veía un poco pálido, no oculto lo guapo que era.
Ambos entraron al ascensor, pronto llegaron a la terraza, el camarero los llevo a donde estaban los demás.
Las mesas estaban a ambos lados, en medio estaba vacío.
Cuando ambos entraron el lugar se quedó en silencio.
No pensaron que el enfermó llegará con una hermosa chica, es solo que, está chica parecía que la habían visto en otro lado.
Ambos caminaron sin prestarles atención a las miradas curiosas.
El rostro de Cristina estaba lleno de calma, hasta el punto de hacer que los otros se relajarán, por otro lado Eduardo tenía un rostro frío y una mirada asesina.
Pronto se acercaron dónde el abuelo salva.
El estaba hablando con Guillermo, cuando se acercaron el la observó.
Sus manos se apretaron debajo de la mesa, sus venas se remarcaban.
— Eduardo, cómo has estado.
Dijo el anciano, su rostro con una cálida sonrisa sobre su nieto.
— bien
Dijo mientras corría el asiento para que Cristina se sentara.
— Este es…
Pregunto el anciano.
— mi esposa
El anciano levanto las cejas y el vaso de vino en su mano tembló.
Cristina extendió su mano y dijo calmadamente.
— Mucho gusto mi nombre es Cristina Soriano.
Las personas que escucharon su nombre se sorprendieron, todos miraron a Guillermo, el los fulminó con la mirada y nadie se atrevió a hablar.
— Así que ambos ya se casaron
— Sacaremos el certificado, muy pronto.
Respondió ella, el anciano la observó era una mujer muy educada y bien portada, estable y agradable, su nieto tenía buena vista.
Cristina también estaba reparándolo, se decía que el aura de esta persona era muy aterradora, no podrías levantar la cabeza cuando el te hablaba, pero ella no lo creyó así, aunque hace poco lo pensaba también.
Mientras se perdía en sus pensamientos sus ojos se encontraron con los de Guillermo, se notaba la ira en ellos, saludo con un asentimiento cómo lo haría con cuál quiera y luego miro a Eduardo.
Esto cabreo a un más a Guillermo, pero se obligó a calmarse.
El anciano miro a su nieto y a su nieta política.
— Cómo se conocieron ustedes dos.
Esta vez contesto Eduardo mientras bajaba la copa, el no podía tomar vino por lo que la de el solo tenía jugo.
— Esto debo agradecerlo a Guillermo, ya que me la envió.
El lugar volvió al silencio, Cristina miro a Guillermo, pero su mirada ya no era tan aterradora y ahora era estable.
Ella sintió que no lo fastidio bien, se sintió un poco decepcionada por eso.
— Ya veo, deben de tratarse bien ambos.
Cristina Asintió y tomo la mano de Eduardo.
— Pienso darle pronto un hijo, así ambos no estaremos tan solos.
El anciano estuvo aún más satisfecho, la mano de Guillermo se tenso, cómo podía ella tomar su mano y declarar eso, solamente quería estrangularla.
El anciano empezó a hablar con Eduardo sobre la empresa, ella llevo la copa a sus labios, el vino era de un rojo fuerte, esto contrasto con sus labios rojos los ojos de Guillermo, se quedaron en la marca de sus labios en la copa.
En ese momento sonaron pasos, la mujer que entró tenía un vestido rojo que mostraba la parte de arriba de su busto, tenía una abertura en la pierna, sus tacones también eran rojos.
Su labial era de un rosa pálido.
Lucero corrió hacia Guillermo y se lanzó a sus brazos.
— Ten cuidado con el bebé, puedes herirlo.
Lucero hizo un mohín, y se quijo.
— Solo quería verte.
El anciano miro a la mujer, sus cejas fruncidas lo hicieron parecer más temible, lucero palideció.
— Quien es ella
— Ella está embarazada, tengo que cuidarla.
Respondió el sin dudar.
Lucero frunció el ceño, ni siquiera le dio un estatus de novia frente a estar personas, ella oculto su ira, mientras bajaba la cabeza.
El anciano dijo sin echar una mirada más a los dos.
— Solo debes concentrarte en tu vida, y aprender a comportarte.
El anciano sabía de las mujeres que el le había enviado a su nieto, pensó que esa mujer también sería enviada, obviamente no le gusto a primera vista.
— Presidente solo me preocupo por el tío.
Dijo Guillermo y tomo de su copa.
Lucero miro a las personas en el lugar, cuando llegó a Cristina entro en pánico, después de todo aún Guillermo no le dio un estatus.
— Yo…
Tras su pequeña voz todos la observaron, ella se sonrojo un poco, luego dijo.
— Cristina, yo… Yo no quería que ustedes rompieran.
Todos miraron hacia la mujer que tomaba vino tranquilamente, jamás pensaron que estás cenas fueran tan emocionantes.
Cristina bajo la copa, su rostro sin emoción, todos pensaron que no le importaba.
En realidad solo quería molestar a Guillermo, pero ya que la amante entro en el juego no la culpen.
— Querida, ¿cómo te llamas?.
El rostro de lucero enrojeció.
— Lucero… Es mi nombre
Dijo apretando sus dientes.
— Entonces pequeña lucero, no te culpo, después de todo si no eres tú sería otra, siempre lo hace, estoy aburrida, de hecho me ayudaste mucho en eso.
El contesto ocultó de esta frase le decía a Lucero, que tarde o temprano abría otra.
Lucero miro a Guillermo, se mordió el labio y se recostó en su pecho y dijo.
— Guillermo dile algo, no quiero que me malinterprete.
Cristina sonríe
— Si, sobrino que piensas decirme
Guillermo se ahogó con el vino, miro a Lucero con ira, ella se levantó y miro a Cristina.
— ¿A que te refieres?
Cristina se recostó en el asiento, todos quedaron hipnotizados con la bella mujer.
— Es muy simple, el niño en tu vientre me llamara Tia en algún momento, y tú futuro esposo es mi sobrino, tal vez no lo sepas, pero soy la señora salva a hora.
El rostro de lucero palideció, ella quería un estatus alto pero solo pudo llegar a Guillermo, pero esta mujer no hace mucho rompió con el y ya es la señora salva.
Una risa interrumpió el ambiente tenso, la chica que se reía no tenía miedo de la mirada asesina de Guillermo.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 138 Episodes
Comments
jose antonio gonzalez
ella le está mostrando a la otra persona que tiene un estatus mas alto, que ella ahora
2023-12-04
3
Anonymous
De qué está enfermo?
2023-11-24
0
Nathii
Ella contestó, el mensaje oculto de esta frase le decía a Lucero que tarde o temprano habría otra.
2023-11-22
9