Tras su confección Eduardo guardo silencio, de hecho el no quería a una mujer que Guillermo desecho, pero está chica era demasiado insistente, llamo un poco su atención.
Por alguna razón Cristina pudo leer lo que pensaba en su rostro, su mente se movió rápidamente.
— puedo mostrar mi valía
Los ojos cansados de Eduardo cayeron en su cuerpo.
— cómo lo harías
Cristina puso un mechón de su cabello detrás de su oreja y dijo.
— tengo algunos secretos sobre Guillermo talvez alguno le pueda servir.
Su mente estaba girando Rápidamente para recordar alguno de los secretos de Guillermo, no le importaba decirlos y mucho menos cuando fue el quien falló.
" Toma el anzuelo, tómalo".
Rogó en su mente.
— que tipo de secretos
" Si, ya cayó"
— si te los cuento me dejaras quedarme
— eso depende
— necesito algo concreto, puede que el tío me engañé
Refuto ella con cara sería, pero había preocupación en sus ojos, el se extiro aún más y dijo.
— de acuerdo, si lo dices te quedas.
Cristina soltó un suspiro de alivio, en ese momento de tranquilidad hablo de nuevo el hombre.
— pero solo si me sirven.
— ¿¡que!? Eso es injusto.
— lo aceptas o no
Dijo impaciente
— si, si
Ella camino hacia el, miro el rostro del hombre aún más cerca, era una lastima que la enfermedad opacaba mucho su belleza.
Ella se acercó sus labios a su oído.
“ ¿será este hombre de palabra, no lo sé y si luego no me deja quedar? saldría perdiendo yo”
Ambos estaban tan cerca que cualquier movimiento ella podría besar su mejilla.
Eduardo sintió su agradable olor precipitarse hacia el, su mano en la ventana se apretó sin que él lo notará, el se impaciento un poco, esa mujer lo hacía sentir un poco extraño.
— hablar rapi... ¡¡Cómo te atreves mujer!!
Grito Eduardo, Cristina se alejo con sorpresa, cuando el se movió ella había besado su mejilla, fue un accidente pero quien diría que su ira explotaría.
Eduardo estaba entre sorprendido y enojado, no le gustaba mucho el contacto con las mujeres, no por qué las despreciará era por qué cuando ellas se acercaban a el siempre lo hacían con rostro de asco, por lo que siempre le molestó.
Además no podía creer que esta mujer le jugará tal broma, las personas que lo intentaron ya no estaban en la ciudad T.
— tío no se enoje, lo siento de acuerdo.
Dijo mientras lo miraba con sincten los ojos, Eduardo tocó su mejilla, el calor de sus labios aún persistía.
sentía que su cuerpo se estaba descontrolando, por qué rayos su cuerpo no rechazaba a esta mujer desvergonzada.
— de hecho si tengo secretos, me deja acercarme de nuevo.
Cristina mostró lo mejor que pudo su sinceridad.
— no lo intentes de nuevo.
Ella Asintió, Eduardo volvió a sentarse.
Ella se sentó a su lado y le contó todo lo que sabía sobre Guillermo, de hecho el tipo es muy descuidado y dejo muchos secretos a la vista, una vez tuvo un problema con una de sus amantes ya que tomo papeles confidenciales y los vendió, su padre tuvo que arreglar el desastre.
—¿ha sido de ayuda?
Ella espero su respuesta, Eduardo miro su cuello.
El cuerpo de Cristina tembló, el tomo su barbilla y sin Previo avisó bloqueo su boca, ella abrió mucho sus ojos, había muchas olas formándose en sus hermosos ojos, el se alejo, con molestia.
— mírate, ni siquiera eres capaz de aguantar esto estás segura de que quieres quedarte.
De hecho si no fuera por, las humillaciones que Guillermo le dió con sus amantes, además con lo de su hijo, las fluctuaciones en sus ojos se calmaron.
— me besaste sin previo avisó, es normal que me sorprenda.
El se puso de pie, no quería perder más el tiempo.
— regresa, este no es tu lugar...
El rostro tranquilo de Cristina se quebró, quería que el imbécil la llamara tía, no se perdonaría está oportunidad.
Ella no dejo que el terminará, se puso de pie, y aunque utilizaba tacones a un el era más alto, el miro hacia abajo, ambos pares de ojos se encontraron.
Los labios rojos de Cristina se abrieron.
— Debes dejarme reaccionar primero.
Luego extendió sus brazos hacia el y rodeo su cuello y beso sus labios.
Los de el estaban fríos pero los de ella trasmitian calor, esto era como una droga para él, un enorme fuego en su frío vivir.
el tomo su cintura y la acerco más, la mano que aún mantenía libre, se detuvo detrás de su cabeza y el beso se profundizó.
Sus lenguas se enredaron, recorriendo cada lugar, sus salivas se unieron.
Cristina sentía todo su cuerpo arder, su beso era dominante y fuerte, sus piernas se debilitaron, ella se apoyo en su pecho.
Este beso se sintió diferente, y aunque ya había besado a Guillermo no fue igual, talvez al recordar a las amantes ya no le provocaba nisiquiera placer los labios de ese hombre.
Eduardo rompió el beso, una fina línea de saliva los unió por unos segundos y luego desapareció, el froto su labios que habían quedado brillando, luego se alejo.
— todavía no puedo creer la razón de el por qué decidiste venir aquí pero...
Un sonido se rasgadura detuvo sus palabras.
Cuando el se alejo, Cristina perdió su punto de apoyo, por lo que para no caer tomo lo primero que pudo y la bata se rompió.
Su mirada fue bajando, recorriendo todo su cuerpo.
Su rostro estaba rojo.
— coff, sobre el por qué
Ella trajo de nuevo la conversación mientras se giraba, para no ver su rostro oscuro.
— con tu ayuda mi familia podrá sobrevivir y además quiero que el bastardo de Guillermo sea humillado y que mejor manera que la que tenga que llamarme tía.
Eduardo camino hasta el closet, luego salió con una bata nueva.
— así que soy tu herramienta
Ella lo miro
— ya has aceptado que me quede.
El se sentó sobre la cama y señaló a su lado con sus ojos, Cristina se acercó y se sentó junto a el.
— estoy dispuesto a hacer tu herramienta.
************
— ¿ella fue?
Pregunto Guillermo a su asistente.
Federico Asintió.
— si, jefe la señorita Soriano fue enviada a la mansión de su tío.
El rostro esculpido de Guillermo sonríe.
— esa chica es muy terca, nadie amenaza su lugar como mi señora, por qué se enoja tanto.
Lanzo su cabello rubio platino hacia atrás.
Sabía que Cristina no era el tipo de mujer que obligaría a alguien a abortar, pero en ese momento estaba muy enojado, por eso le gritó.
— está bien, cuando su ira se vaya, la llevaré a cenar, además ahora que su hermana está con mi tío, la familia salva y Soriano estarán en mis manos, será más fácil moverme.
Sonríe.
— iré a visitar a mi tío.
Se levantó y salió de la empresa.
El auto llegó a la mansión a las afueras de la ciudad T, Guillermo se bajó del deportivo.
El guardia abrió la reja, el traje rojo que vestía era muy llamativo.
— rayos, ese maldito enfermo siempre me hace caminar todo esto.
Su rostro estaba lleno de molestias, Cuando llegó, el ama de llaves lo recibió.
— buenas tardes sr. Guillermo
El entro como si fuera su casa, puso su abrigo en el perchero y aflojó los gemelos en su muñeca.
— es satisfactoria la mujer que le presente a mi tío.
— la señorita Soriano llegó, aún está hablando con el maestro.
— muy bien
Guillermo camino hasta las escaleras, pero al ver a la mujer que bajaba, las venas en sus manos se hicieron evidentes.
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Comments
Polgara 22
a hacer esta mal escrito, tendrias que haber puesto a ser
2024-03-20
1
Susana Molina
/CoolGuy/está buena ....autora fotos de los protagonista
2023-12-07
2
Regina Gomez Duque
me gustó este comienzo
2023-11-21
1