Cristina, miro a Eduardo comer todo, le gustaba ver cómo un paciente comía adecuadamente.
El no le prestó atención a su mirada satisfecha, no había comido algo tan delicioso en mucho tiempo.
Tras las continuas medicinas, simplemente se fue perdiendo todo.
— vez, siempre he cocinado bien, hiciste bien en aceptarme.
Empezó a jactarse, después de tono necesitaba que viera otros buenos aspecto en ella.
“ Aunque esté enfermo cómo puede ser tan guapo, y destructivo”
Ella masajeo su cintura, incluso enfermó seguía siendo una bestia.
— Tengo algo en la cara
Pregunto el, Ella Asintió y tomo una servilleta, su mano se extendió hasta la comisura de su boca y seco un rastro de la sopa.
El bajo su cabeza sin querer mirarla más, pero las puntas de sus oídos se pusieron rojas por un momento.
“ quien diría que el tío, tenía este lado”
Mientras se perdía en sus pensamientos, su teléfono vibró.
— Discúlpame.
Se levantó y se alejo un momento para contestar.
— Hola
—¿¡Que hiciste ahora!?
El grito recorrió la sala, no habían muchas personas, en esta, solo el ama de llaves, Eduardo.
El lugar quedó en silencio por unos minutos, Eduardo retomo el movimiento de su mano y continuo comiendo.
— Baja la voz, ¿que sucede papá?
Abrió la puerta y salió, llegando a la puerta principal, se recostó cerca de la ventana.
— ¿Qué sucede? Eso debería preguntarte lo a ti, que rayos hiciste para que Guillermo retirará la inversion.
Ella frunció el ceño, pero hablo calmadamente.
— Papá no tengo idea de por qué lo hizo.
— Muy bien, entonces yo te lo diré, lo retiro por qué remplazaste a Fiona, obviamente todo estaría bien, mientras fuera tu hermana en tu lugar.
— Papá, mi hermana apenas está comenzando su vida, y querías casarla, te consideras un padre.
Ambos lados dejaron de hablar, Cristina suspiro y le dijo antes de colgar.
— Arreglaré la inversión por mi cuenta, esto demuestra que ese tipo te soltará tarde o temprano.
Ella miro hacia el hermoso jardín, sabía que Guillermo le estaba apuntando, era su advertencia para ella.
“Bastardo, por qué era tan estúpida”.
Estaba realmente frustrada.
— Si esperas que vuelva con el, seguira esperando.
Sus ojos tenían mucha determinación, respiro hondo y envío la frustración al fondo de su mente, después regreso a la sala, cuando regreso, Eduardo estaba limpiando su boca, ya había terminado.
— Cómo está, te gusta
Los ojos de Eduardo la miraron por un momento, luego miraron los platos vacíos y se limito en su respuesta.
— Está bien, supongo
“ Te comiste todo y dices que solo está bien, será un largo camino, pero mira como te hago rogar por mi culinaria”.
— ¿no te gusta? Entonces la de esta noche no la haré, es una lastima, bueno que más se puede hacer.
Las manos de Eduardo se tensaron por un momento, miro al ama de llaves a su lado.
Su rostro continuo sin expresión pero el ama de llaves entendió, de hecho ella también quería que la señorita cocinara otra vez para su maestro.
— Señorita Soriano, cálmense, el maestro siempre ha Sido un poco gruñón, pero es la primera vez en mucho tiempo que lo veo comer también, ya que ustedes dos pasarán mucho tiempo juntos es mejor que el este sano.
Ella miro a Eduardo pero este no dijo nada, de hecho tampoco refuto, ella estaba encantada.
— Está bien, cocinare para ti, pero…
Eduardo que estaba recostado perezosa mente en el respaldo de la silla la miro, desde que entró sabía que tenía algo en mente, pero mientras no atentará contra su vida, no le importaba lo que ella quisiera.
— Eres tan atenta por qué querías algo, dime qué es, no te vallas por las ramas o me iré.
Ella Asintió.
— Verás lo que sucedió fue que.
Ella le contó todo lo que pasó, el escucho atentamente, de hecho su voz era tranquila y estable como si estuviera tratando un acuerdo de negocios, eso lo satisfizo, no quería a alguien que todo lo digiera con miedo.
De echo Cristina está a un poco nerviosa después de tono no sabía cómo reaccionaria.
— ¿así que quieres que solucione lo de la inversión?
Su voz era grave y magnética, ella Asintió.
— Perdone mi intromisión, señorita Soriano, pero esto puede cansar al maestro, su salud no es muy buena, además sería mejor que los sr Ortega se encarguen de eso….
Antes de que terminara de hablar, el la detuvo y ordenó.
— Dile a Guillermo que se encargue de la familia Soriano en mi nombre, no debe haber una falla, si hay algo tendrá que responderme
El ama de llaves Asintió y salió del lugar.
Cristina al fin pudo respirar aliviada.
Su mirada era más sincera, cuando hablo con el.
— Tío gracias
Las Pobladas cejas de Eduardo se fruncieron, ella se tenso.
“ ¿Está enojado, por qué le agradecí? O no le gusta que le diga tío, pero estos más acostumbrada a llamarlo así, pero de hecho ahora siendo su pareja se escucha un poco raro llamarlo así”
Después de pensar un momento ella que casi nunca sonríe, forzó una sonrisa.
— Cariño muchas gracias.
Eduardo miro su rostro, los ojos de la mujer brillaban con sinceridad.
— tu... Olvídalo llámame como quieras.
Se sentía un poco incómodo, pero ahora eran pareja.
Ella volvió a su rostro sin expresión, pero de sentía más cómoda ahora.
Eduardo se levantó y se acercó a ella y la beso, ella regreso el beso.
Mientras ambos se besaban el ama de llaves regreso.
— coff, coff
El se alejo de ella y miro al ama de llaves.
— Maestro el presidente de la junta directiva, les pidió a todos que fueran a cenar está noche.
el Asintió y miro a Cristina.
— Prepárate
Dejando esa frase salió del lugar.
El día paso rápidamente, cuando se acercaba la hora, Cristina estaba un poco ansiosa, no sabía cómo presentarse frente al abuelo de Eduardo, cuando era novia de Guillermo solo lo vio de lejos.
Ella se miro en el espejo varias veces para ver si estaba bien.
Ella tomó dos mechones de la parte delantera de su cabello y los ato con una pinza hacia tras, luego lo demás estaba en crespos, llevaba un vestido de gala azul oscuro, este remarcaba sus curvas, era un estilo de sirena.
Sus tacones del mismo color, sus labios eran de un rojo tentador, sus pestañas largas y cejas delineadas completaron a la perfección su atuendo, su maquillaje era sencillo
— Señorita el maestro pregunta que si ya está lista.
— Si
Ella abrió la puerta, el ama de llaves la observó con sorpresa.
— Señorita esta usted muy hermosa.
— Gracias María.
Ambas bajaron al primer piso, Eduardo estaba recostado en el sofá, cuando escucho los paso se puso de pie, ya iban un poco tarde, cuando miro ala mujer que se acercaba se detuvo un momento.
Ella también lo reparo, llevaba un traje blanco, con corbata negra y zapatos negros.
— Cariño, como me veo.
Decidió llamarlo así desde ahora, ambos se acostumbrarían mejor.
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Comments
Gaby Abarca Cedeño
le dieron como pandereta en canción de villancico jajajaja
2024-04-01
3
MINNY@24💕
hay pero que padre tan desgraciado no le importa la desgracia de sus 2 hijas solo ve por el bien de él 😡😡
2023-12-02
4
Ester Ayala
ese padre es un degenerado....
2023-12-01
0