"Los nervios me carcomían, después de mi pésima luna de miel, lo que más ansiaba ahora era tomar un baño, dormir y por supuesto, entablar una excelente relación con los padres de él; nunca habíamos tocado el tema de padres, en específico, yo solía huirle a esa clase de cosas todo el tiempo, no quería halar de lo cruel que fue mi madre y causar una impresión pésima otra vez, así que el tema de los padres quedaba descartado eternamente de las cosas de las que podía conversar pero tampoco era como que él ,e hubiese mencionado algo al respecto.
La casa estaba -irónicamente- pintada de color blanco, con algunos adornos de color café en la zona del techo y las ventanas, había varías plantas decorando el patio y las cornisas de las ventanas, se veía demasiado hogareña junto con el señor Ishihara.
Cuando entramos, alguien abrió y cerro las puertas por nosotros; mayordomos que yo creía no eran necesario para una casa tan pequeña. Se llevaron mis maletas e Ishihara me llevó hasta una puerta debajo de las escaleras que, curiosamente, llevaba a otras escaleras un poco más empinadas y un poco oscuras, bajamos por un buen rato hasta que llegamos a una especie de sala de estar, era curioso y yo no dejaba de estas sorprendida por todo, era como una segunda casa por debajo de la segunda casa.
Abajo, las cosas eran diferentes a las de arriba, se veía todo más sobrio y menos hogareño como la zona de arriba. Ishihara nunca me quiso decir nada acerca del lugar, era demasiado cerrado con esa clase de cosas que me daba miedo preguntar.
Fue cuando la vi y me sentí peor de lo que ya me encontraba por múltiples cosas.
Una mujer alta, de más o menos 1.65 o un poco más, estaba de pie junto a un enorme librero, era de piel pálida, figura esbelta y bien formada, con un cabello largo, lacio y castaño oscuro, veía su perfil perfecto, una nariz pequeña y labios delgados, y sus ojos eran de un color café oscuro, eran rasgados, pero aun así se veían grandes comparados con los de los sirvientes y los del mismo Ishihara.
Me acobardé de inmediato y sin darme cuenta, me hice pequeña en mi lugar, la primera idea que me pasó por la mente era que esa mujer de ahí, era su hermana.
Ella dejó el libro que tenía en las manos -al parecer buscaba algo en específico- miró a Ishihara y dio una media sonrisa y caminó hacia nosotros con un porte elegante, casi como el de una modelo. Llevaba unos botines que le subían unos 7 cm más y estos resonaban en el suelo de loseta, su vestido hasta la espinilla, con un estampado a cuadros blanco y negro era ajustado en zonas específicas que hacían resaltar su figura, el ambiente era húmedo y algo frío en aquel lugar así que podía comprender su blusa de manga larga y cuello de tortuga color negro, ella se veía elegante, con clase, como toda una modelo.
Se acercaba a paso firme y justo cuando estuvo a centímetros de nosotros, él se acercó, la tomó de la cintura y le dio un corto beso en los labios, mi mundo se vino abajo, me dieron ganas de vomitar, mareos y una extraña sensación sofocante.
-Emma, ella es HanLin, es mi esposa.
-Mucho gusto -contestó ella con una ligera sonrisa y una voz suave, pero con un tono imponente.
-HanLin, ella es Emma... mi ¿esposa?
Uno creería que una mujer como HanLin no se molestaría o que estaría consciente de que su esposo tiene amantes o concubinas, ella no, así que su reacción me devolvió un poco la vida y el color. Ya que abrió más sus ojos y lo miró directamente con una cara de molestia, frustración y humillación. En ese perfecto y suave rostro se pudieron ver líneas de expresión de completa molestia y un ligero atisbo de dolor. Me regresó el corazón al cuerpo... pero también... también me hizo sentir la persona más estúpida del universo."
-Ninguna de las dos sabía nada.
-Así es, y a ambas nos humilló como si fuéramos algo insignificante.
-¿Qué sucedió después?
-Extrañamente, HanLin se convirtió en mi mejor amiga.
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