–Él me sonrió, como si estuviera satisfecho de lo que le había dicho, estaba tan metida en el hecho de que no hubiera logrado nada sin él que no me di cuenta que me estaba coqueteando.
-Y dígame, señora Worrel... ¿Era guapo?
-Claro que lo era; físicamente era un sueño, un hombre asiático encantador y muy apuesto, no podías dejar de verlo, era imponente, con una rostro fuerte pero no tanto, con el tono de piel característico de un asiático, se veía joven para su edad pero aun así no podías pensar en él como un joven, sus ojos penetrantes que parecían rebuscar en lo más profundo de tu alma, cabello perfectamente peinado... era un completo sueño, el hombre perfecto podría decir.
-¿Cuántos años tenían ustedes en ese entonces?
-Yo tenía 21 años, si él me llevaba 15... Haz tu cálculo.
-¿Nunca pensó en la edad como un impedimento o que él tuviera esposa?
-Viví y me crie en las calles, para mí la edad era sólo un número que no tenía importancia; en cuanto a lo segundo... claro que lo pensé, podía ser camarera en un burdel pero no quería ser una quita maridos o que la esposa me viniera a buscar al enterarse de que le coqueteaba a su esposo... pero nunca le vi un anillo, una foto o algo que me dijera que él estaba casado así que, antes de que él se marchara yo decidí coquetearle directamente, para mí era lo primero que podía conocer acerca del amor y no me importaron las consecuencias.
"-Señor Ishihara -llamé con un ligero tono de nerviosismo en mi voz mientras me aferraba a la puerta.
-Adelante, Worrell.
Para mí era muy duro que me dijera por mi apellido, creía que realmente todas esas miradas y coqueteos no eran nada y las esperanzas se me iban por un precipicio.
-Escuché que usted se iba el día de hoy a las 7 de la mañana y quería venirme a despedir ya que mi turno se ha acabado y es hora de que me retire.
-Así es, a las 7 de la mañana tengo que estar en el aeropuerto, el viaje a Tokio es demasiado largo y prefiero irme lo antes posible.
-Quisiera darle las gracias una última vez antes de que se retire. Usted ha hecho mucho por mí y siento que nunca le agradeceré lo suficiente.
Después de un rato sin verme, por fin había levantado la vista de sus papeles; me miró con una mirada que yo podía llamar "pena", me pidió que me acercara a él y me sentara en la silla frente a su escritorio, se acomodó para que quedáramos lo más cerca posible y me miró a los ojos.
-¿Cuántas veces te tengo que decir que no es necesario que me agradezcas? Todo esto lo hice no para que tuvieras una deuda eterna conmigo, tranquila, no debes de pensarlo mucho.
-Señor Ishihara... ¿Usted volverá?
-No lo sé, puede ser que sí, puede ser que no, este lugar no requiere de mi supervisión por que no es mío así que lo más probable es que no sea así.
-Ya veo -susurré y me levanté de la silla lo más rápido que pude, pero sin ser brusca-. Muchas gracias por todo y espero que tenga un excelente viaje.
-Señorita Worrell, muchas gracias por preocuparse -Sonrió con autosuficiencia, se levantó de su asiento y se acercó a mi-. La tendré siempre presente -Se inclinó ligeramente hacia el frente y con toda la intención del mundo, besó la comisura de mi boca para después seguir de frente."
-Ishihara sabía lo que estaba haciendo, sabía que estaba jugando con el corazón de una joven ingenua en el amor y las relaciones; ese había sido el roce más ingenuo y dulce que había tenido, lo más cercano a un beso y toque consensuado, no sabía absolutamente nada de la situación, si estaba bien, si estaba mal, si me podría traer problemas, por primera vez no estaba pensando en las consecuencias de lo que eso me podría traer.
-¿Qué sucedió después?
-A la mañana siguiente, cuando regresé al trabajo él ya no se encontraba, su oficina estaba limpia y vacía, no había rastro de él ni de sus hombres y lo que antes era para mí un refugio se había convertido en un verdadero burdel de mal a muerte en el que varias veces perdí las esperanzas de vivir.
"El lugar abría como burdel a las 9 de la noche, cuando las calles estaban más oscuras y las luces neón resaltaban más. El lugar se llenaba de inmediato y a las 9:30 pm ya se encontraba a reventar y con una fila enorme, las habitaciones llenas y una lista de espera para poder tener una chica; no tenía ningún problema con ello mientras no fuera yo la que se encontrara en esas diminutas ropas -o totalmente desnuda- metida en una de las habitaciones que se rentaban para poder usarlas. A pesar de todo yo me sentía a salvo y sin ningún problema para continuar con mi trabajo, aunque los hombres me manosearan cada vez que pasara a sus mesas ha dejar pedidos.
Todo eso se terminó a la media noche, cuando los hombres estaban desesperados por tener a su chica y comenzaron a romper las "reglas" de no tocar a las mujeres de las barras, meseras y bailarinas sin haber pagado o pedido, mi primer día de trabo sin él resultó en un completo desastre pues después de meses sin haber sido abusada me volvía a tocar la mano de la muerte.
Ese día lloré como ningún otro; el primer lugar en el que me sentía segura después de tanto tiempo me había devuelto a la triste realidad de que en ningún lado estaría segura, nunca. Así que ese día apechugué y después de que me dejaran tirada en los baños, recogí mi ropa y regresé al trabajo como si nada hubiera pasado y al terminar mi turno regresé al apartamento e intenté quitarme la vida.
Si bien no ganaba mucho como camarera en el burdel, me permitía alimentarme, comprarme ropa y pagar uno que otro servicio si hacía horas extra, entre el mantenimiento para el departamento se encontraba el veneno para ratas y cucarachas. En mi fallido intento por dejar de existir me di a la tarea de tomar un sorbo de veneno para cucarachas, y no sé si fue mala suerte, destino o una segunda oportunidad de la vida porque sólo me desmayé y tuve continuos vómitos a la tarde siguiente... eso, o lo que tenía no era veneno y era otra cosa, sea como sea, mataba a las cucarachas y me permitió recapacitar acerca de todo. Cuando regresé al trabajo tenía otra mentalidad, pero no para decirme a mi misma que las cosas mejorarían, tal vez era mi cerebro diciéndome que no podía desperdiciar la oportunidad que el señor Ishihara me había dado y que después de tanto agradecerle no podía quitarme la vida sólo por que las cosas se complicaban cuando él no estaba."
-Quiere decir que antes de hacer algo ¿Siempre pensaba en él?
-Sí, se convirtió en una especie de obsesión ya que siempre lo tenía presente, era como un ¿Qué va a pensar de esto? Y ¿Si me suicido y el viene? Dependía todo el tiempo de él, aunque no estuviera.
-¿Qué sucedió después de todo eso? Quiero decir, él ya no estaba, se encontraba sola y trabajando en un burdel de mala muerte en el que sufría abusos ¿Las cosas mejoraron? ¿Escapó?
-Lo que sucedió fue que llegó una carta de él, para mí.
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