¿En serio me golpeó?

...DANTE:...

—os dije que no quería venir a un sitio como este y menos si es el local de ese idiota—seguía despotricando Cristian.

—¿Acaso crees que la despedida de Lina no será igual a esta?—soltó Nik.

—incluso peor—escuché como decía por lo bajo Alan.

Lo que nos hizo sonreír, tanto a Gian como a mí.

—claro que no, ella me dijo que únicamente iba a ser una pequeña fiesta en casa, con sus amigas—aseguró Cristian, lo que hizo que todos se rieran, incluido yo.

¿Y se lo ha tragado, con la cara de viciosa que tiene esa tipa? Este chico es tonto.

Me levanté y salí de aquella sala VIP, pues había algo que quería hacer desde que vi a esa chica más de cerca.

Como antes bailó a una larga distancia, no pude verla bien la cara, pero cuando la tuve más cerca, su cara se me hizo muy familiar y me recordó a alguien la cual esperaba no tener que volver a ver en mi vida.

Así que para estar seguros, decidí seguirla, sé bien que no debería estar haciendo esto, si Luka se entera me cortará los huevos, pero todo sea por una buena causa.

—hombres, se comportan como niños—la escuché decir y abrí la puerta abruptamente

—¿Quiénes se comportan como niños?—quise saber y su forma de sobresaltarse casi hace que me ría.

Pero me puse serio, al ver la cara de espanto y terror que estaba poniendo.

¿Tanto la he asustado? ¿Las niñas de hoy en día son tan miedicas?

—¡No puedes estar aquí! ¿¡Cómo has entrado?!—me ladró.

Su cara asustadiza, ahora era todo furia.

Es cierto que debí haber llamado antes de entrar, pues, podría haberla pillado desnuda.

No creo que la importe, seguro que se desnuda delante de muchos más hombres, uno más, no creo que le molestase.

—por la puerta—la respondí con voz divertida y llena de sarcasmo.

La chica de cabello castaño, me dio un buen repaso de arriba abajo y luego abrió mucho los ojos.

¿Supongo que por fin cayó en cuenta de quién era?

—¡no puedes estar aquí! Esta área es para empleados—me informó

¿Piensa que no sé algo tan simple como eso?

Ignorando su pregunta, caminé con paso lento hacia ella, lo que a su vez la puso nerviosa y alerta.

No sabía por qué, pero eso me pareció divertido.

Quiero ponerla más nerviosa.

—el dueño de este lugar es mi amigo—dije sin más.

Su enfado, no se borraba de su cara, sino que se intensificaba aún más.

—¿Y?—preguntó calmándose de la nada o eso intentaba hacer ver.

No era la reacción que estaba esperando.

Pensé que volvería a asombrarse, pero se mantenía serena.

—incluso si eres amigo de mi Jefe, eso no te da derecho a entrar aquí.

Sí que tiene carácter.

Pero tengo que retomar esta conversación a lo que me interesa, vine aquí para averiguar una cosa.

—vaya mal genio que tienes, por cierto me llamó Dante.

—no te pregunté—volvió a responder irritada y eso me arrancó una sonrisa.

Decidí cortar toda la distancia que quedaba y me acerqué a ella, hasta tenerla a una distancia considerable.

Notaba como sus ojos me lanzaban puras maldiciones, pero lo pasé por alto y ahora era mi momento de apreciarla.

Era mucho más guapa de lo que supuse.

Tenía ojos grandes y estos eran marrones, al igual que su cabello, que ahora estaba recogido.

Y sus labios… sin poder frenarlo, mi mente se imaginó todo cuanto esa boca habría hecho.

Volví rápidamente en mí, al notar donde estaban yendo mis pervertidos pensamientos.

—¿no me dirás el tuyo?—la pregunté una vez más.

Si supiera su nombre, entonces, saldría de mis dudas, a no ser que se cambiara de nombre…

—no—soltó de repente interrumpiendo mis pensamientos.

Su voz era mucho más cortante y fría que antes, lo que me molestó un poco.

Entiendo su enfado, por entrar sin llamar, pero se estaba pasando.

—¿No deberías ser más dócil con los clientes? Al fin y al cabo, somos quiénes pagamos—dije molesto.

En menos de dos minutos, abrió la boca de asombro y su cara se puso rojo escarlata.

—¿¡Te crees que soy una Prostituta o algo así?! ¡Soy una bailarina!—vociferó furiosa.

Sí que está cabreada, bueno, yo también estoy molesto por su forma de hablar.

Se lo merece.

—bueno, prostituta, Stripper ¿no es casi lo mismo?—la provoqué, mostrándole una sonrisa maliciosa.

Pero sin previo aviso, su mano impactó fuertemente contra mi mejilla, lo que me descolocó.

Después de aquella bofetada, aquella chica, tomó rápidamente sus cosas y salió del camerino, cerrando de un portazo al salir.

¿Me acaban de golpear?

No me lo podía creer, por lo que me llevé la mano a la mejilla golpeada.

Sentí un poco de escozor y me miré en el espejo del camerino, mi mejilla, ahora estaba roja.

Realmente me ha golpeado.

Ni siquiera mi madre tuvo la osadía de hacer algo así, ¿y esta don nadie, viene y me pega por una simple broma?

Y encima tiene la cara de irse sin más.

Volví a mirar mi mejilla, roja.

¿Piensa que dejaré que se vaya así sin más?

Me considero una persona bastante tranquila, la cual no se mete en excesos, problemas, pero si acaban con mi paciencia puedo ser terrible y en rencoroso no me gana nadie.

Sonreí para mí.

—esto será divertido.

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