Una velada tranquila.

...LAURA:...

—¿En serio lo hicisteis en ese club? ¡Qué fuerte!—gritó Caeli y varias personas en el restaurante nos miraron.

—voy a clavarte un cuchillo, si vuelves a gritar así—dije fulminándola con la mirada.

—¿Cómo iba a no gritar con esta noticia tan jugosa?—dijo bajando un poco más la voz.

Como Caeli no podía beber, decidimos ir a cenar y pasar el tiempo juntas, aunque esta vez faltaba Eva, que estaba trabajando en Euforia.

Las acababa de contar lo que pasó dos días atrás con Ángel. Incluso para mí era increíble contar todo esto, no pensé que sería capaz de hacer algo así en primer lugar, en un principio solo quería complacerlo, pero me dejé llevar tanto y se sentía tan bien que…

—¿Pero no te dio miedo? ¿Qué pasa si hubiesen abierto la puerta y os pillan?—Marian me acribilló a preguntas, con voz preocupada y a la vez curiosa.

Esas mismas preguntas también me las hacía, pero cuanto más pensaba en una posibilidad de ser encontrados, más me excitaba.

—no sabía que tu novio fuera así, siempre actuaba de forma tan tranquila y amigable, supongo que de Ángel solo tiene el nombre—soltó Trix entre risas y todas se unieron a ella.

—oye, no os metáis con él, yo también quería, no es como si me obligara algo—lo defendí.

—si nadie lo está culpando, yo te entiendo, da mucho morbo, a mí siempre me pasa cuando lo hago con Andrés en su despacho—confesó con una sonrisa Anna.

—¿Todavía sigues con él?—preguntó incrédula Marian.

—¿Por qué no estaría con él?

—nos dijiste que ibas a dejarlo, es un profesor, podrías meterte en problemas, no solo a ti, sino a él también—la recordó Marian.

—lo sé, lo sé, pero lo hace tan bien, que olvido esos pequeños detalles.

¿Pequeños detalles? ¿Así es como ella los define?

No pude evitar reírme. Mi amiga, Anna, tenía una relación en secreto, con unos de los profesores del departamento de ciencias, Andrés, un hombre amable, pero era un Playboy de libro.

Se suponía que solo se veían para sexo, pero llevaban así tanto tiempo que ya parecía una relación, sin mencionar los ataques de celos que les dan a los dos, haciendo que rompan y vuelvan cada dos por tres.

Todo muy tóxico, si me preguntan.

—hablando de profesores, ¿Os habéis enterado?—dijo Beatriz con entusiasmo y un brillo en sus ojos.

Ya se despertó su lado cotilla.

—Trix, no todas somos tan amantes de los chismes como tú—se burló Caeli.

—escuché que vendrá un nuevo profesor—dijo ella sacándola la lengua a Caeli.

—¿Un nuevo profesor?—dijimos el resto al unísono.

—no sé si es chica o chico, pero sé, que vendrá uno el lunes y tampoco sé a qué departamento ira, si fuese un hombre, ojalá viniera al nuestro, estoy arta de ver a tantas mujeres—se quejó Trix.

—es lo que tiene estudiar magisterio, la mayoría suelen ser mujeres desgraciadamente —la siguió Caeli y todas nos la quedamos mirando.

—¿Qué? Qué este prometida, no significa que no pueda ver—soltó indignada.

—yo espero que sea quien sea que sea normal—dijo Mariam con calma.

—qué aburrida eres a veces, ya puestos a pedir, hazlo como debe ser, tienes que decir que este como un tren, que parezca un modelo o un actor y que por supuesto nos deje hacer lo que queramos en clase y como un plus que la tenga grande.

¡Trix!—gritó Marian escandalizada.

—¿Qué? Solo es un plus.

—esta se cree que va a usar su pene para dar clases¿En qué mundo de fantasía vives Trix?

—en el suyo, claramente—se mofó Anna.

—No dije nada malo, lo que pasa es que sois unas envidiosas.

Y todas nos echamos a reír, excepto Beatriz, que bufó cruzándose de brazos.

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