Situado al Este del mundo, existía una tierra de incontables historias, pero había una en especial que marcó este reino, una historia de amor.
Bien al norte de esta tierra se encontraba el castillo de Debons y al sur, tras implacables murallas, el reino de Sithan.
Ambos reinos estaban en guerra desde que nació la conciencia, algunos dicen que todo comenzó un día hace mucho tiempo, en una competencia de arquería. El caballero de Debons disparó su arco matando sin querer al futuro rey de Sithan.
Otra leyenda dice, que el rey de Sithan prometió su hija en matrimonio al príncipe de Debons, pero jamás cumplió con su palabra y el príncipe tan orgulloso como lo describen las leyendas decidió matar a su prometida.
De una forma u otra, el reino estaba en guerra y nadie sabía bien por qué. Las batallas se realizaban entre las murallas de los reinos. Las tropas avanzaban y luego retrocedían, luego volvían a marchar y nuevamente a retroceder. Ambos imperios se dotaron de una gran cantidad de hombres y personajes muy importante en esta guerra. Uno de ellos era Samuel, capitán al mando de la unidad de las Capas Rojas al servicio del reino de Sithan. Tras sus grandes victorias en las tierras de nadie (situado entre las murallas de los reinos) fue nombrado como uno de los hombres más importantes de su tierra. Con sus grandes victorias se ganó el corazón de todo el reino y el de su princesa, la hija del Rey de Sithan. Cuando su padre se enteró, no lo negó ni se opuso, al contrario, acepto esta relación con respeto, pues la unión del más fiel de sus hombres y su hija, simbolizaría poder.
El rey, antes de conceder la mano de su hija, le pidió a su más preciado capitán, Samuel, que tomara un pequeño pueblo en tierra de nadie que simbolizaría una posición estratégica para sus futuras defensas. Sin negarse, Samuel acepto su misión, y después de tres días de preparación, marcho hacia el norte con los Capas Rojas, unidad de elite al mando de Samuel.
Avanzar era sencillo, ya que kilómetros tras las murallas estaban bajo el mando del reino de Sithan, pero tan pronto salieran de la vista de los guardias y las torres, empezaría el verdadero peligro. Tras pasar la frontera de Sithan el camino se puso turbulento, la tierra de repente se volvió árida y salvaje, las bestias recorrían libres, kilómetros de tierras de nadie.
El viaje fue difícil, las bestias eran crudas asesinas, algunas realmente eran terroríficas, pero a pesar de que el camino estuvo plagado de horrores, no se encontraron con soldados del reino de Debons.
A la distancia se lograba ver un escenario terrorífico, cuando se acercaron al pueblo podían ver que todo estaba destruido, solo las casas más resistente se mantenían en pie. Los Capas Rojas avanzaron hacia el centro del pueblo observando detenidamente todo a su alrededor. ¿Qué había hecho todo esto?.
Sea lo que sea no fue un hombre. Las paredes rasgadas por garras de bestias, enormes agujeros en las paredes, sangre por todos lados, pero sin rastro de los cuerpos. ¿Acaso fue un dragón?.
Los dragones de estas tierras, solían llevar los cuerpos de sus presas a sus nidos. Existían dragones de mayor tamaño en otros reinos, pero sin dudas los de ahí eran los más crueles.
Un ruido abanicó el cielo, acompañado con un fuerte aleteo, algo se acercaba, gruñendo una y otra vez, sea lo que sea estaba enojado y hambriento. Los Capas Rojas formaron un círculo para cubrir toda el área, mientras los aterradores gruñidos se escuchaban más y más cerca.
De pronto, desde una casa que aún se mantenía en pie se escuchó un silbido, y cuando llamo la atención de los Capas Rojas, les gritaron.
- Vengan aquí.
Corrieron hacia la casa, pero cuando entraron vieron a seis soldados del reino de Debons, la primera acción de los Capas Rojas fue desenfundar las armas, pero antes de que pudieran entrar en posición de combate, un soldado de Debons les incitó a callar diciendo.
- SHHHH, por favor no hagáis más ruido.
Justo en ese momento, apretados en esa pequeña casa de dos pisos, que apenas se mantenía en pie, vieron por la ventana como un enorme dragón color marrón aterrizaba en el centro de la aldea, gruñendo y dando golpes con sus garras a las casas a su alrededor.
// Los temibles dragones de Opio eran enormes fieras salvajes, nunca se supo por qué odiaban tanto a la humanidad, su dieta era a base de hombres, no comían otra cosa. Aunque era una raza casi extinta eran realmente peligrosos, por su color se los hacía fácil distinguir en el cielo pero eran tan rápidos que es imposible escapar. Sus dientes eran más largos que los de cualquier otro dragón, sus garras terroríficas y aún más largas que sus dientes, convirtiéndolas en un arma letal, son criaturas dignas de temer. Algunos dicen que su color marrón fuerte se debe a que viven sus primeros setenta años en cuevas de opio. //
Aunque su rivalidad entre los reinos de Sithan y Debons era innegable, esa noche deberían dormir todos juntos muy apretados, pero a salvo.
Al día siguiente los Capas Rojas debieron seguir con su misión, pero no sin antes comprobar que el dragón se había marchado, a pesar de las advertencias de los soldados de Debons los Capas Rojas decidieron salir.
Los primeros cinco hombres salieron sin esperar, caminaron los primeros pasos sin problema mientras los demás los observaban desde la ventana.
Cuando llegaron al centro de la aldea aun se los podía ver desde el segundo piso, uno de los hombres que salió se dio vuelta y levanto sus dos dedos pulgares para decir que el peligro había pasado. Pero justo en ese segundo, detrás de una enorme estructura salió esa bestia enorme color marrón, corriendo como una fiera y arraso con los cinco hombres en unos segundos.
- Se los dije, hace más de un mes que estamos encerrados aquí, dijo uno de los soldados de Debons.
Pasaron los días y esa bestia no se marchaba, se la podía escuchar, respirar por la noche esperando que las ratas salgan de su escondite.
Mientras más tiempo pasaba, los hombres empezaban a desesperar e intentaban escapar, ignorando toda orden del Capitán Samuel, que defendía la idea de quedarse escondidos un tiempo. A pesar de los intentos por escapar, ninguno dio resultado.
Todos habían fracasado en su huida, habían muerto en el camino hacia la libertad, solo quedaban Samuel y uno de los hombres que no dejaba de decir lo peligroso que sería salir, vestido con la armadura de Debons.
Seguían pasando los días y las cosas no parecían cambiar, la casa estaba rodeada por un enorme dragón de opio que estaba determinado en matarlos a todos.
Al despertar un día samuel se dirigió a la habitación de aquel otro soldado para contarle su plan de huida, pero cuando abrió la puerta encontró que ese soldado era una joven y muy hermosa mujer de pelo corto, su desnudes era exquisita, Samuel no podía dejar de admirarla con sus ojos, pero sin decir una sola palabra.
La mujer sorprendida, tomo su ropa, se tapó, y alzó su voz para gritar.
- ¡Cómo te atreves a ver a una princesa desnuda!.
Samuel se abalanzó sobre la mujer tapándole la boca con su mano, tirándose al piso debajo de una ventana, se podía oír la respiración de la bestia justo sobre ellos.
Una vez que el dragón se alejó, saco la mano de la boca de la princesa y le pidió por favor que no volviese a gritar.
Ambos sabían la verdad, él era una valiente capitán comprometido con una hermosa princesa, y ella era una joven mujer que asumiría el trono de Debons, ambos empezaron a comprenderse de otra forma. Ya casi hacía tres meses que estaban encerrados, y sin darse cuenta, ambos se estaban enamorando, compartiendo sus raciones y hablando de sus aventuras, sus sentimientos se unieron y luego sus cuerpos, ambos pasaron las próximas semanas escondidos del dragón, pero esta vez decididos a escapar juntos, el deseo de sus cuerpos les mantenía motivados a seguir vivos.
Para comprobar si la bestia aún estaba cerca, lanzaron una flecha con el arco de la princesa Lisa contra una columna a punto de caer y ante el impacto de la flecha, la casa entera se derrumbó, justo en ese instante el cuello del dragón se asomó observado el derrumbe, la bestia aún seguía ahí.
Se quedaban sin raciones y las opciones eran pocas, escapar o morir de hambre. Solo podían esperar las primeras lluvias, para esconder su olor. Así fue, cuando llegaron los meses de las grandes lluvias, mojados y empapados con barro se ocultaron de la bestia, avanzando lentamente hasta salir de la aldea.
Una vez libre de aquel infierno, las cosas no podían volver a ser como antes, habían pasado cinco meses juntos y el amor era más fuerte que el odio, entonces decidieron ir juntos a Debons y una vez ahí, su amor se hizo público. Aquel capitán se convirtió en príncipe de todo un reino acompañado de una hermosa princesa, solo por el hecho del amor.
Pero las noticias llegaron al reino de Sithan y la princesa que esperaba la llegada de su amado, se enteró de qué Samuel, su prometido, se había casado. La princesa se llenó de odio y juro venganza por su orgullo. Una vez muerto su padre, ella como única heredera se convirtió en reina, y ejerció su venganza, la guerra continua como lo fue siempre, y a pesar de que un amor pudo llegar a cambiar el destino de todo un contienen, el odio y la venganza volvió a triunfar.
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