El rey dragón

Siglos después de la era de los jinetes de dragones, el hombre próspero a dimensiones desconcertante para cualquier otra criatura, tan grande era la bendición de los dioses que el hombre había logrado lo que otras razas jamás pudieron. A pesar de que había pasado cientos de generaciones después de la era de los jinetes, la bendición en la humanidad estaba en su ciclo de vida.

El Rey Dragón, el más grande y fuerte de color dorado y rojo se preguntaba así mismo por qué la bendición de los hombres era superior a la de los dragones, que también habían luchado en la primera guerra, los dragones fueron parte esencial de la legión que derroto a los devoradores.  Con ojos de envidia los dragones empezaron a observar a los humanos, buscado algún error, alguna prueba de que ellos no eran dignos de esa bendición tan hermosa que se les había otorgado. Por más años que pasaran, los dragones no pudieron encontrar lo que buscaban, los seres humanos eran perfectos en todas sus formas. Tras una larga meditación, el Rey Dragón llego a una conclusión de cómo privar a los humanos de esa bendición.

Así el Dragón supremo, llamó a todos los dragones de la tierra y viajó a un grupo de islas ubicado al norte del mundo, donde se escondieron de los humanos por cientos de años, dejando que la historia de los jinetes se convirtiera en tan solo en un mito, esto sin lugar a duda llamo la atención de las deidades azules que por el momento decidieron no intervenir.

Mientras más siglos pasaban más se olvidaban a los dragones, hasta que un día el Rey dragón decidió que sería el momento que tanto esperaba, seleccionó a once imponentes dragones y les dio la tarea de volar a once reinos humanos y presentarse como aliados y consejeros de reyes.

Así fue como cada dragón voló hacia su destino sin oponerse a las órdenes de su Rey. Al llegar a los reinos humanos, los dragones bajaron la cabeza y esperaron a que los enormes ejércitos los rodearan, pues has de recordar que como se olvidaron las historias de los dragones, ahora eran percibidos como enormes bestias a las cuales no conocían sus intenciones. Los dragones dominaban el lenguaje humano a la perfección, solo había cambiado un poco en todos estos años. Los enormes seres alados se presentaron como sabios que fueron creados para traer paz y protección a los reinos. A los reyes les costó confiar en ellos por su apariencia aterradora, pero fueron aceptados y cada vez que se les preguntaban de donde venían, ellos contestaban con orgullo que eran regalos de los dioses.

Las enormes bestias llenaron de regalos a sus reyes y les enseñaron el arte de montar dragones, sin mencionar una palabra de lo que había sucedido años atrás. Cuando los reyes que no tenían dragones vieron a los otros montar esas enormes bestias por los cielos, sin duda despertó una envidia en ellos, el mismo sentimiento que tenía el Rey Dragón.

Cuando los reyes sin dragón reclamaron el suyo, comenzó el problema, pues según los dragones solo existían once de ellos. Los dragones decían.

- Solo los once reyes más sabios y poderoso podrían tener un dragón.

Esto desato una nueva guerra en todo el mundo, los dragones se convertirían en los premios de los reyes. El hombre por primera vez era una amenaza para sí mismo, por más que los dragones habían intervenido para provocar esta situación los humanos no tenía la capacidad de resolverlo pacíficamente.

Pues así sin más, el hombre empezó a matar a su propia raza y cuando el primer rey venció y tomo el reino vecino, la codicia se apoderó de su mente y tomo el siguiente reino y el siguiente, hasta que alguien más poderoso aparecía y tomaba todo su trabajo. Solo unos pocos hombres vencían a los reyes con dragón. Los dragones no podían intervenir en la guerra, era una ley de los dioses.

La guerra seguía y cuando un rey mataba a otro rey con dragón, este dragón le prometía sus servicios y lealtad al vencedor, pero aclaraba que jamás podría lastimar a un ser humano, los cientos de pequeños reinos se convertían en tan solo unos pocos reinos muy grandes, algunos reyes con su estrategia de batalla llegaban a tener más de un dragón.

Cuando cada rey del planeta tuvo al menos un dragón de los once, las cosas por fin se habían calmado, pero no sin antes terminar con una gran parte de la población mundial. En ese momento los once dragones se marcharon para avisar al Rey dragón que su tarea estaba cumplida, cuando se enteró del gran trabajo que habían hecho, viajó rápidamente hacia el reino de los cinco dioses con sus once comprometidos dragones.

Al llegar frente a los dioses, se encontró que antes de ellos habían llegado las deidades azules y la deidad de la magia, lo cual puso nervioso al rey dragón.

Los dioses preguntaron al dragón de manera muy gentil.

- ¿Qué te trae por nuestras tierras rey dragón?

El dragón sin vergüenza e ignorando a las demás deidades, dijo a los dioses.

- Me presento ante ustedes para hablar del uso de los humanos sobre nuestra raza y aunque me parte el corazón decirlo así\, nuestra raza se ha convertido en un trofeo para los humanos. Compiten por nosotros como animales salvajes\, matándose y premiándose con nuestros hermanos\, la posibilidad de huir ha sido básicamente la única forma de mantener el orden en nuestra raza.

El dios de las razas se levantó de su silla y tomó la voz, diciendo al rey dragón y a sus hermanos.

- Qué suerte que las deidades nos contaron todo antes que vinieras\, tienes razón hemos sido consientes de tu plan en todo estos años y hemos observado\, los humanos no te merecen\, ni a ti\, ni a tus hermanos.

En ese momento el dios de las razas bajó su mano y como burbujas en el aire, el Rey Dragón se desintegró lentamente, al igual que sus hermanos que estaban junto a él.

Por más que el rey dragón había sido el culpable de la segunda gran guerra, existía otra realidad, los seres humanos cayeron ante la tentación y la ambición.

El dragón mientras lentamente se desvanecía con sus hermanos, grito al cielo, jom han jinet drakons.

Dejando a los dragones en la tierra sin un amo al cual seguir.

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