Tras un largo viaje por el océano, sobrevolando enormes continentes y montañas, justo en la orilla, se encontraba lo que en su momento se llamaba, la torre de los magos, cientos de magos de todo el mundo, llegaban todos los años para encontrar su poder interior y empezar hacer uso de los poderes de la magia elemental. Por lo menos así lo fue hasta el día del juicio de la Deidad de la Magia. Aquella poderosa Deidad utilizó magia divina para dominar los poderes terrenales, matando a todos los que utilizaban esta antigua sabiduría y regalo de los dioses. Nadie entendia por qué la Deidad los privo de su poder, pero el hecho era que ya nadie tenía el poder para utilizar o los manuales para comprender la magia.
El Divino mientras volaba sobre lo que en su tiempo era la torre de los magos, un poco más al Este de la gran estructura, vió un poblado, de seguro ellos sabían qué había pasado, decidió no llamar mucho la atención, así que desmonto su dragón detrás de una enorme pradera y siguió solo a pie, dandoles la orden a los demas jinetes de permacer ocultos, hasta su señal. Se disfrazó como cualquier civil, ocultandose de ojos curiosos.
Entró sin demasiados problemas y poco después se percató que las personas de todo el pueblo actuaban demasiado raro. murmuraban y se quejaban en los mercados, algunos hombres se reunian en la calle para debatir cosas que el Divino no llegaba a escuchar.
El Divino entró a un bar, se sentó junto a la barra y pidió el trago más fuerte, debía mezclarse con la gente si quería obtener información de ellos.
- Cantinero deme el trago más fuerte, dijo el Divino.
- Aquí no servimos alcohol, fue la respuesta del cantinero.
- Así que por eso se deben las caras largas. ¿Acaso ya no quedan barriles?, contesto el Divino.
- No señor, desde el inicio de la nueva era, el alcohol está prohibido por nuestro dios. Dijo el cantinero.
- ¿Que nueva era?, pregunto el Divino.
- La era del regreso de la magia divina y la prohibición de la magia pagana. ¿Perdona de donde eres?,dijo el cantinero.
- De más al sur. ¿Perdona dijiste que su dios había vuelto?, volvio a preguntar el Divino
- Así es el dios de la magia llego ese mismo día que cayo la torre de la magia, trayendo la paz y quitando los malos hábitos.
- ¿Dónde lo puedo encontrar?. Pregunto el Divino.
- Casi en el centro del pueblo, frente al santuario, la casa de dos pisos.
El Divino tomó sus cosas y se dirigió sin detenerse hacia la ubicación del Dios de la Magia, justo frente al santuario del elemento Agua, que había sido destruido ya hace un tiempo, estaba la enorme casa de dos pisos que había mencionado el cantinero.
La casa estába rodeada por guardias y una enorme fila de ciudadanos que deseaba pedir una audiencia con la Divinidad. El Divino formó fila como todos los demás esperando su momento. Su estado de ánimo cambiaba al ver que la fila no avanzaba, la gente se ponía de mal humor pero nadie se atrevia a decir nada. Las horas seguían pasando, hasta que calló la noche y los guardias empezaron a dispersar a todos los hombres.
Desde detrás de la fila, el Divino empezó a girta.
- Yo soy el Divino, ¿Acaso no me vas a recibir, deidad de la magia?.
Esta acción sin pensar llamo la atención de los guardias y la Deidad. Se le ordenó al Divino entrar. Una vez dentro fue llevado al salón principal y para su sorpresa, ahí estaba, en el cuerpo de un niño de no mayor a quince años, la Deidad de la Magia con su poder supremo y su gran cabellera roja.
La Deidad de la Magia lo miro a los ojos y le dijo.
- Es verdad, tú eres el Divino.
- Si así es, lo estaba gritando en la puerta, contesto el Divino.
- ¿A qué vienes?, pregunto la Deidad de la Magia.
- A solicitar tus poderes para detener a los Devoradores, contesto el Divino.
El Divino le explico todo a detalle todo lo que estaba sucediendo, la llegada de los oscuros era un hecho terrible, pero cierto. El Dios de la magia podía confirmar que él era el Divino, podía sentir a las deidades azules dentro de él.
El Dios de la Magia acentó firmemente el hecho que lucharía junto al Divino para defender a la humanidad de la tiranía de los Devoradores, pero algo no encajaba. ¿Por qué el Dios de la Magia destruyó la torre donde se formaban grandes maestres para el uso de la magia? Así que sin basilar el Divino le preguntó, que habia sucedido ese dia.
La Deidad de la Magia contesto.
- Que eso no te altere, yo soy una creación de los dioses, jamás lastimaria a la humanidad, al menos que sea necesario. Justo en esa torre, frente al mar, se enseñan los elemento que los dioses entregaron a los humanos, pero tiempo después, el hombre busco comparar la magia divina, generando magia elemental hibrida, esta magia no tiene márgenes, por lo tanto se desconoce, no existe y es aún más peligrosa que los Devoradores, para que un tipo de magia exista, se debe crear una Deidad, como así los hay del elemento Fuego, Agua, Tierra y Aire. Pero cuando el hombre inconforme con su poder generó los elementos híbridos, como por ejemplo, la Escarcha. Ellos sin darse cuenta crearon una deidad, un ser con el poder de un dios, pero con emociones de un hombre, ¿ Entiendes lo peligroso que es este hecho ?.
- ¡Amo nos atacan!. Grito un guardia de la Deidad de la Magia.
Una turba furiosa se dirigia hacia la casa de la Deidad de la Magia, cientos de hombres, a cuáles se les unían más.
- ¿Qué está pasando?, dijo el Divino.
- Lo de siempre, rebeliones para asesinarme y volver a controlar las magias híbridas. ¿Acaso tú necesitas mi ayuda?. Pues te ayudaré con total disposición si me sacas de esta, dijo la Deidad de la Magia.
- Esta bien, te sacare de esta, pero me deberás ayudar., contesto el Divino.
- ¡Ya he dicho que sí!, respondio la Deidad de la Magia.
La revuelta se acercaba cada vez más, asesinando a los guardias que protegían a la Deidad.
El Divino subió a la azotea y con un grito llamó a su dragón y a los demas jinetes, no tardaron demasiado en llegar a la ubicacion donde se encontraba el Divino. La turba furiosa comezó a trepar las ventanas, las enredaderas y las paredes para llegar hasta las Deidades.
Poco antes de que los dragones llegaran, empezaron a lanzar piedras y flechas que pasaban demasiado cerca, hasta que una flecha con punta muy afilada, tocó la pierna del Divino, la herida era muy profunda y le costaba mantenerse en pie, el odio y la ira se apoderaron de él, ordenadole a su dragón que insinerara a las personas que los atacaban.
Los demas jinetes tubieron que ayudar al Divino a montar en su dragón, y dejando atras un enorme fuego causado por la ira. Ahora era momento de regresar para planificar la defensa final.
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