Te ame hasta mi muerte

Felipe compartía con Isabel todos los días ya que su madre la envío traer al Palacio la reina quería que se fuera habituando al ritmo de la corte, aunque lo hizo también por que deseaba compartir con ella y con la madre de Isabel todo el proceso de la elección del vestido de novia y de su ajuar.

La reina siempre había querido tener una niña pero una enfermedad le impidió volver a embarazarse después de que nació Felipe, así que la dulce  Isabel era para ella como una hija. Su encanto cautivó a la reina y su simpatía a las damas de compañía de la misma.

A Isabel le fueron asignadas  tres damas de compañía, dos bellas jóvenes hijas de baronesas y la duquesa era la mayor de ellas quién sería la encargada principal de la futura reina. 

Diana siempre estaba al lado de Isabel  y cuando ella paseaba con el príncipe bordaba con la  duquesa unos pañuelos que serían parte del ajuar de la novia.  Las conversaciones eran tan amenas que Diana parecía haber crecido en la corte y eso no estaba tan lejos de ser real.

Diana era la hija ilegítima de un Conde, su madre se había enamorado de él siendo muy joven y al enterarse su esposa de la existencia de la niña y de su madre las echó a la calle. Pero el Conde no dejó en desamparo a la niña ni a la madre con la que mantenía una relación a escondidas de su esposa. Años más tarde nació el hijo de ambos y eso alegro  mucho al Conde quien no tenía hijos varones sino sólo una jovencita quién ya estaba comprometida con un barón.

La boda de la hija del Conde fue opacada por la muerte del Conde de un paro al corazón  y al leer el testamento que había dejado el Conde su esposa se enteró  del hijo que él tenía con la muchacha y de Diana. Él los amaba mucho y a la madre de Diana también.  En medio de su furia e indignación por el engaño de su esposo y de que dejaba tierras y dinero a su mujer y a sus hijos ella destruyó el testamento y todo lo poseído por su esposo pasó a manos de ella y de su hija.

La muchacha y sus hijos quedaron sin amparo y prontamente empezaron a tener problemas. Su madre fue de trabajo en trabajo soportando humillaciones y abusos hasta de sus patrones quienes buscaron un "beneficio" por tenerlos en sus casas.

Huyó protegiendo a sus hijos hasta que Diana creció y sobre ella pesaban los deseos de hijos y patrones quienes querían comprar sus favores.  En un intento desesperado por defender a Diana golpeó a un patrón y este los acusó de robo y fueron vendidos como esclavos al no poder pagar la deuda. Allí fue donde apareció Amelia.

Ella conocía bien al hombre quien había acusado a la madre de Diana y a sus hijos de ladrones y los compro para que trabajarán en la casa de sus padres.  Después ella se casó con el Marqués y quedaron a cargo de sus padres, el padre de Amelia obligó a la madre de Diana a ser su mujer a cambio de Diana. Y la pobre mujer soportaba humillaciones de parte de la esposa del patrón y abusos de parte del padre de Amelia. Todo con tal de que no tocarán a su hija Diana.

Diana tuvo una buena educación hasta sus doce años cuando murió su padre y por eso conocía todo en cuanto a la corte y al reinado.  Más después de ser la mujer del Marqués se preocupó de aumentar su conocimiento y educación.

Francis notó en ella fineza y elegancia  dentro de su alma tierna y dulce que lo enamoraron sin remedio. El Marqués conoció toda su historia cuando fue a comprar la libertad de la madre de Diana y de ella, por boca de la misma madre de Diana.  Y como prueba le mostró las actas de nacimiento de sus hijos dónde figuraba el nombre y apellido del Conde.

Para Francis era necesario que en la boda de su hija Isabel, estuvieran también presentes la esposa del Conde y también su hija, quién tenía dos hijas también. La invitación llegó a la casa del Conde causando alegría por la distinción que les habían hecho.

El banquete de bodas festejaba a lo grande el evento real más importante y aprovechando Francis la presencia de la condesa y su hija y nietas les presentó a la madre de Diana, como una distinguida dama de sociedad y abuela de la futura reina.

La mujer palidecio al reconocerla y su hija también.  Haciendo una reverencia ante la presencia de la reina que acompañaba a la abuela de Isabel la mujer fingió agrado al  conocer a la abuela de la esposa del príncipe Felipe. Después de unos minutos salieron la condesa y su familia del festejo real.

El abogado del Conde quién reconoció a Diana se acercó y le dijo: ¡Aún conservo la llaves de la mansión que les dejó su padre!  yo la compré después de que la condesa los echó a la calle, los busqué pero  no supe nada de ustedes y por eso me sorprendo de hallar a su madre y a usted aquí y aún más de que su hija sea la esposa del príncipe Felipe -- ¡Mis felicitaciones! -- Por cierto, ¿Donde está su hermano? Tengo que darle tierras y casas que la condesa perdió y que yo recupere para la  verdadera famila del Conde.  Su madre a quién él adoro y a su hijo quién lleva su mismo nombre y a usted señora.

-- Mi hermano mi Lord, ¡fue ejecutado por robar pan para que mi madre no muriera de hambre cuando estuvo enferma! --  Fue encarcelado siendo un niño y después de que una mujer lo sacara de prisión -- Fue ella misma quién propició su muerte -- Lo que perteneció a mi padre deselo a mi madre, ella se lo merece por todo el dolor y las humillaciones que tuvo que soportar por mí  y por mi  hermano. 

-- Siento mucho oir eso ¡Créame! Yo sabía lo mucho que los amaba el señor Conde y que habría dado su vida por protegerlos -- Fue mi culpa no guardar una copia del testamento, ¡No lo creí necesario! Su muerte fue repentina y la condesa rompió el testamento original y me ató de manos. Pero yo rescate en nombre de mi amigo todo lo que pude para ponerlo en manos de su familia antes de que yo deje este mundo -- Me alegro mucho mi señora que usted sea feliz y que forme parte del mundo en el cuál nació.

Francis conocía al hombre con quién hablaba Diana y acercándose a ellos le saludó: ¡Es un gusto verlo de nuevo! -- Le dijo Francis y éste le contestó: Me alegro Marqués que usted halla conocido también el amor -- La media sonrisa y el significado oculto de sus palabras dejó a Francis en evidencia ante el hombre.

-- No se preocupe Marqués, el padre de Diana amó en secreto hasta su muerte a su madre y usted amara igual -- Por mi parte me gustaría reunirme con usted Marqués,  con la señora Diana y su madre  para hacerle entrega a ella  lo que le corresponde de parte del Conde quién la amo con su vida.

Francis sonrió al escuchar eso y estrechando su mano celebraba lo que oía.  Su suegra tendría por fin lo que el hombre que la amó dejó para ella.

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