Con sangre

Cada día para Diana era más duro meterle en la cabecita a su propio hijo que Amelia era su madre, en un inicio pensó en decirle que Amelia era su segunda madre, pero conforme pasaban los meses y August crecía el Rey enviaba por él más a menudo para que compartiera con su hijo el príncipe Felipe.

No podían haber riesgos y aunque el alma se le rompía cada vez que oía a August llamar mamá a Amelia y a ésta abrazarlo y besarlo como si hubiera nacido de su vientre, ella entendía que era lo mejor para todos y se  iba a su habitación con lágrimas en los ojos.

Y su dolor fue mayor cuando Amelia se llevó a August y a su pequeña Lizza al Palacio por que el Rey quería celebrar la fiesta de cumpleaños de su hijo Felipe y deseaba que ellos estuvieran allí en compañía Marqués, como una familia feliz.

Francis debía ser el amante esposo de Amelia y el devoto padre de los pequeños. Lo único que era verdad en todo eso era que Francis era el más amoroso padre que hubiesen visto.

Sus hijos lo rodeaban y siempre estaban cerca de él y su pequeña Lizza como le decía Francis, amaba estar en los brazos de su padre. Aquella semana que se suponía que se quedarían en el Palacio  se tornó en tres largas semanas donde Diana no vio  ni al hombre que amaba ni a sus pequeños hijos.

Al volver al castillo una victoriosa Amelia pasó por la puerta y Lizza yacia dormida en los brazos de su padre mientras que August de la mano de Amelia no dejaba de contarle todas las cosas que le había dicho Felipe que estarían en su habitación cuando se mudara al palacio para ser instruido junto a él.

-- ¡Ese es mi hijo! -- ¡Todo un príncipe! -- Serás mi orgullo y el orgullo  de tu padre. Verás lo lejos que llegarás en la corte si te portas como todo un marqués, y les muestras a todos lo listo que eres, como yo, ¡tu madre! -- Amelia aprovechaba cada segundo para alejar a August de Diana y cumpliendo su palabra ella se había convertido en la dulce y cariñosa madre de August y de Elizabeth la favorita del Rey.

Elizabeth o Lizza como le decía su padre crecía tan hermosa que parecía una muñequita. Y lo que más le había gustado a Amelia de estar en el Palacio era que todos halagaban la belleza de su hija. Y que el Rey la tomara en sus brazos para pasear con ella por los jardines reales. El Rey la trataba como a una princesa y oír reír a Elizabeth innotizaba a su majestad que siempre soño tener una pequeña.

Elizabeth se había ganado el corazón del Rey y por petición de su majestad ella debía llevar muy a menudo a la pequeña al Palacio. Las cosas no podían ser mejores para Amelia. Mientras Francis era obligado a portarse como un amante esposo cuando estaba junto a ella en el Palacio y dormir en la misma habitación para fingir un matrimonio feliz.

Para Amelia muy pronto se quebraria el muro que los dividía y sería nuevamente suyo.

Diana disfruto mucho  del regreso de la mitad de sus retoños y los pequeños la trataban con mucho cariño. Una vez en el castillo Francis se volvía a ser el mismo hombre  frío y distante con Amelia y pasaba sus horas y sus días con su amada Diana. Los niños compartían los cuatro juntos y durante su convivencia en el castillo no había diferencia entre ellos.

Arthur se parecía mucho a August e Isabel era muy bella y más parecida a Diana su madre que Lizza. Y para conveniencia de Amelia era lo mejor. Para Francis sus bellas hijas eran un tesoro invaluable y sus hijos varones una extensión de su amor por Diana.

Conforme pasaba el tiempo llegaba la hora de decirle adiós a su pequeño August que por orden del Rey celebraría en el Palacio su cumpleaños número cinco y a partir de ese día el Palacio sería su segundo hogar. Sus padres, Francis y Amelia irían a visitarlo cuando les placiera y para placer del Rey Amelia deberia traer a la bella Elizabeth.

El día llegó y Diana se despidió a solas de su hijo: August pequeño mío, cada día que estés en el Palacio lejos de mí, voy a rezar por ti al cielo para que seas protegido por ángeles y para que tú  nunca me olvides -- Diana no quería llorar ante su hijo pero éste la abrazo y dándole un beso en su mejilla le respondió: ¡Yo nunca te olvidaré!

Su promesa le arrancó una sonrisa a su sufrida madre que lo vería partir  lejos del hogar, pero para bien de él y de todos en el castillo era lo mejor. Un adiós y muchos besos fueron la despedida que más entristecio a August. Se despidió de sus hermanos sin saber que eran de su propia sangre porque para seguridad de él y de sus padres esa información había sido bloqueada en su memoria.

Pero sin importar que se lo negaron su corazón sentía tristeza al dejar a su familia atrás para cumplir lo que el Rey había ordenado -- ¡Papá! -- Dijo August -- Si hijo mío -- ¿Porque me duele aquí? -- Dijo el niño señalando su pecho -- Cuando le dije adiós a Diana y a Isabel y a Arthur me dolió mucho aquí, se que mamá vendrá luego con mi hermana a pasar una temporada conmigo en el Palacio pero, siento que dejo a mi familia con ellos en el castillo, ¿Está mal papá que sienta a Diana como mi segunda mamá y a sus hijos como mis hermanos?  -- Le preguntó el pequeño

La mirada de su hijo  conmovió a Francis que abrazandolo  le respondió: ¡No hijo mío! No está mal lo que sientes. Diana te ama como si fueras su hijo y sus hijos te aman como si fueras su hermano. También para ellos es muy triste verte partir.

-- Hagamos una promesa hijo -- Así como ellos no te olvidarán, tú no los olvides a ellos -- Le pidió  Francis tomando con su mano el rostro de su hijo August.

-- ¡No los olvidare nunca papá! -- Le aseguró el pequeño  --  Y cuando sepa escribir les enviaré cartas con mamá Amelia  -- Guardalas August  -- Lo interrumpió su padre  y continuó:   Cuando yo vaya a verte damelas a mí y yo se las daré  ¿Te parece August? 

August asintio contento, el pequeño nunca se enteró con quién dormía su padre ya que fueron muy cuidadosos al hacerlo,  sólo Isabel y Arthur sabían que dormía con su madre.

Pactando su promesa de escribirle a Diana y a sus hijos August llegó al Palacio con su padre y más tarde se uniría a ellos Amelia después de que Elizabeth superara su resfrío.

La llegada de Amelia fue bien recibida por el Rey quién al verla se levantó de su trono y en presencia de todos tomaba a la pequeña de entre los brazos de Amelia y la ponía en los suyos -- ¡Cada día estas más hermosa Elizabeth! -- Tengo para ti muchos regalos esperándote en tu habitación -- Le dijo el Rey mientras se llevaba a la pequeña a la habitación que le habían preparado junto a su madre. 

La niña reía en brazos del Rey y Amelia miraba orgullosa y triunfante a Francis tomándolo de  su brazo mientras caminaban detrás de su majestad.  Todos los presentes en el salón del trono  miraban la fascinación de su majestad por la niña y hablaban de la fortuna que rodeaba al Marqués y a su esposa Amelia.

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Comments

Albalu HS

Albalu HS

cuando se le irá a acabar el teatro a esta mala mujer? 😡😡😡

2024-04-22

2

Lorena Larios

Lorena Larios

espero que Amelia algo ya le salga mal

2023-06-27

0

Adriana Trejo

Adriana Trejo

autora .. sera que habra un final bien feo para amelia , se que es ficcion pero bueno 🤷‍♀️

2023-05-04

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