Mis manos recorrían su piel como si por sí solas tuvieran vida y disfrutaban mis labios de recorrer su espalda mientras en mi memoria guardaba cada detalle del olor y sabor de su piel. Cada rincón de su cuerpo se grababa en mi memoria y mis labios los querían probar todos -- Estaba en un éxtasis en medio de sus piernas, no quería salir de su valle ni dejar de oir sus latidos, me sentía volar mientras mi aliento me faltaba y mis ganas de ella aumentaban cada segundo, entre más me llegaba a ella, más deseos se apoderaban de mí. Nuestra primera vez dejó mi alma sedienta y ahora saciando mi sed mis ganas aumentaban de seguir probando su miel. ¿Cómo podría hacer para verme más con ella sin que Amelia fiscalizara lo que pasaba entre nosotros.
Diana, aún no le digas a Amelia que crees estar embarazada, dile que dudas, que he sido frío y que temes no embarazarte si no iintentas relajarme -- Perdona que te pida que mientas pero si no Amelia impedirá que vuelva a sentirte y puede llevarte lejos de mí y -- Diana, en mi vida me había sentido así con una mujer, y creo que te ha hecho sentir mujer ¿Verdad? Dime Diana ¿Te a gustado estar conmigo? -- Francis deseaba escuchar que le había gustado que él la amara y que deseaba volver a estar con él como deseaba estar con ella.
La respuesta de Diana fue algo que Francis nos espero, Diana entró bajo las sábanas y llevo a Francis a sentir un éxtasis mayor que lo llevo a volver a amar a Diana, él no imagino que pudiera hacerlo tres veces con la misma mujer y mucho menos llegar con ella al clímax las mismas veces que se amaron.
Diana yo no voy a renunciar a esto, ¡me enloqueces! Si deseaba amarte otra vez después de llevarme tu virtud, mi hermosa Diana moriré si no te vuelvo a hacer mía -- ¡Miente por los dos! y déjame disfrutar de tus delicias y morir en tus brazos cada noche que podamos amarnos -- Prometo que te llevaré a las nubes y desearas no salir de mis sábanas cada vez que estemos juntos -- La promesa de Francis se había hecho vida ya en la piel y el corazón de Diana.
Francis era todo un caballero y un hombre tan intenso al amar que no podía creer que fuera el mismo hombre del que hablaba Amelia, ella decía que el Marqués era frío y tosco sin ninguna ternura al amar, que era torpe y egoísta que sólo quería satisfacerse y acabar, pero con ella era todo lo contrario, él era tierno suave y paciente, intenso y apasionado al amar.
Su forma de hacerla mujer la enloquecia y la hacía sentirse totalmente poseída por él y sus ganas se duplicaban cada vez que lo sentía dentro de ella, cada vez que sus manos tomaban sus caderas ella sentía llegar a un clímax inexplicable y solo deseaba sentirlo un poco más.
No sabía si eso era lo correcto al estar con un hombre casado, sólo sabía que lo que sentía merecía dejarlo llevar sin ningún límite hasta que él sintiera lo mismo. Esa noche de locura y pasión pactaron engañar a Amelia para poder estar juntos un poco más.
A la mañana siguiente el rostro de Diana se veía cansado y un poco triste, ella no era buena mintiendo y pensaba que la señora lo intuiria y la obligaria a decirle la verdad. Diana queria seguir viendose con el Marqués.
Amelia al verla pensó que Francis la había tratado mal y sin decirle una palabra a Diana se fue en busca de Francis que estaba en la biblioteca revisando unos papales. Golpeando la mesa para captar su atendió le dijo: ¿Cómo pudiste? ¡Tratarla mal! Diana es una buena chica y hace lo que puede soportando que te pongas sobre ella, pero que ni siquiera intentes embarazarla --¡Es increíble! Muchos hombres harían fila esperando su turno ¡por horas! para dormir con Diana y tú no valoras lo que hace por nosotros -- Soportarte es demasiado para mí, pero esto es un capricho ¡es una orden del rey! -- ¡Embarazala! -- Yo me iré por dos semanas Francis y cuando vuelva, ¡espero que ese bebé ya este aquí! -- Furiosa dio media vuelta tirando unos papeles al piso, Francis los recogió dándole la espalda a Amelia, llevaba una sonrisa de oreja a oreja que no podía ocultar y que no quería que Amelia viera, una idea cruzó por su cabeza y volviéndose le dijo en alta
voz a su esposa: ¡Amelia! Yo no me siento agusto haciéndolo aquí -- Me la llevaré al campo donde me sienta más cómodo. Francis jugaba la carta de sentirse obligado e incómodo al hacerlo, así que arrugando la nariz en señal de fastidio Amelia le respondió: Has lo que te venga en gana con ella sólo procura que se embarace.
La petición de Amelia fue recibida con un gesto de mala gana de parte de Francis cuando en realidad estaba feliz por dentro y ya había planeado a donde pasaría con Diana esas dos semanas y no se preocuparía por el embarazo estaba seguro de que Diana ya estaba embarazada y que podría no ser sólo un bebé.
Por la puerta salió Amelia muy temprano en la mañana y por la tarde el Marqués muy serio con la muchacha. Los del servicio los vieron marcharse a los dos en el auto y Estela exclamó: ¡Pobre muchacha!
Tienes razón Estela -- Dijo el mayordomo -- ¡Pobre muchacha! Todos se imaginaban el suplicio que tendría que soportar la muchacha al dejarse embarazar por el frío Marqués y lo difícil que le sería lograrlo sin disfrute alguno.
Esa pobre mujer tendrá que soportar el mal genio del Marqués y encima tolerarle que la tome como mujer como un semental -- ¡Pobre niña! A la cocinera Diana le había agrandado mucho y sentía que una dulce muchacha como ella no merecía sufrir de esa manera y con esos pensamientos, más le desagradaba la señora Amelia por obligar a la muchacha a convertirse en madre por que ella no podía o no quería tener uno.
Amelia viajaba con su madre y una amiga, les había dicho que se sentía muy maternal últimamente y que quería ir de compras para comprar la ropa de bebé más tierna que pudiera encontrar. Su amiga la felicitaba por el hecho de convertirse en mamá-- ¡Serás una madre única! Eres tan dulce que el Marqués debe estar orgulloso del fruto de su amor amiga, el rey va a estar feliz con la idea de que tendrán por fin un bebé.
La madre de Amelia sonreía fingiendo felicidad cuando sabía que Amelia era estéril gracias a un aborto que la obligaron a hacerse al quedar embarazada del entrenador de la yegua que tenía Amelia en su adolescencia.
La madre de Diana sabía del plan y fingiria cuidar de su hija por el posible embarazo mientras el Marqués embarazaba a la sirvienta de su casa.
Las mentiras acompañaban a Amelia mientras Francis disfrutaba de la libertad con Diana.
El campo es perfecto para amarse Diana, un lugar soñado para besarte y acariciarte sin que nadie me lo impida o me mire mal al hacerlo. Estoy disfrutando de la luna de miel que nunca tuve, con la mujer que deseo y que me hace sentir que estoy vivo y que tengo sangre en mis venas. Una sangre que hierve cuando te siento cerca y cuando me tocas me haces enloquecer, cuando me besas sólo deseo dejarme caer en la hierba contigo y provocarte hasta que me pidas que te ame. ¡Soy tan feliz contigo Diana! ¡Tan feliz!
Los besos de los amantes no eran apresurados ni detenidos por el tiempo o por la sombra de Amelia, ellos eran libres de amarse y de sentirse a su antojo, algo que Francis no había sentido nunca y con cada día al lado de Diana se sentía más enamorado de la bella chica.
Su dulzura lo envolvía y lo hacía desear cuidarla y protegerla y su intensidad y pasión lo volvían adicto al sabor de esa mujer -- De la madre de su hijo.
El regreso debía darse antes de que Amelia volviera y debían fingir que todo había sido por el fin del embarazo -- El Marqués halló la forma de verse con Diana en el castillo, le asignó una habitación que tenía detrás de una alfombra persa una puerta hacía un pasadizo que al entrar en él lo conectaria con la habitación donde estaría Diana y nadie más que ellos dos sabrían del secreto de amor que los uniría.
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Updated 27 Episodes
Comments
Lorena Larios
esa Amelia es toda una zorra
2023-06-27
0
Adriana Trejo
me gusto como empezo la trama bien autora 👍💕
2023-05-04
1
Eva Otero
Márquez que confianza te tienes de decir que embarazaste a Diana por partida doble.
2023-03-03
1