Capítulo 5

No me atreví a moverme de mi escritorio después de mi charla con Steven y por fortuna él no volvió a aparecer, aunque eso solo hizo que me mantuviera tensa pensando que vendría a buscarme en cualquier momento.

Al salir del trabajo me dirigí hacía el estacionamiento como de costumbre, me subí a mi auto y justo cuando estaba por cerrar la puerta una mano se interpuso impidiéndolo.

—¿Pero qué?— Mis ojos se clavaron en el hombre atravesado entre mi puerta. —Steven, ¿Qué crees que haces?

—Sal del auto— Me indicó y no estaba para ponerme a discutir con él porque, se veía increíblemente decidido a quedarse ahí hasta que le hiciera caso.

Salí del auto colocándome frente a él mientras me cruzaba de brazos.

—¿Qué sucede?

—¿Por qué no fuiste?

—¿Te refieres a tu esporádica cita a los baños? Tal vez, porque estaba trabajando.

—Eso no te detuvo ayer.

—Ya te dije que lo de ayer fue un desliz, olvídalo— Dije intentando apartarlo de mi puerta.

—¿Olvidarlo? y si no quiero ¿Qué?— Al parecer no podré salir de esta de la manera fácil. —Lo que ocurrió ayer entre nosotros solo reavivo sentimientos que creí haber olvidado y a pesar de todo, tengo que decirlo. Me gustas, Emilia y no voy...— No se me ocurrió otra cosa más que besarlo para lograr callarlo.

En este momento lo que menos me interesa es escuchar sobre sentimentalismos porque hace tan solo veinticuatro horas creí estar tan enamorada de mi esposo que sería incapaz de hacer todo esto.

—Si quieres saber que significa esto, es un disfrutemos el momento, pero mantengámoslo en secreto.— Dije contradiciendo todas mis intenciones de querer irme a mi casa y terminar con todo este enredo, porque en lugar de apaciguar el fuego, lo estoy avivando.

Su cuerpo con urgencia me obliga a pegarme más a él mientras devora mis labios. Cuando siento su erección, la excitación burbujea en mi interior mientras sus manos me acarician.

Me toma de la cintura con brusquedad y girando sobre mis talones me obliga a pegarme contra mi auto. Su mano se desliza por los suaves bordes de mi falda y se pierde en ella, sujeta mi cabello con su mano libre, tirando de el y provocando que arquee mi espalda.

—Estamos iniciando algo que ninguno de los dos podrá detener— Susurró en mi oído mientras escucho la cremallera de su pantalón abrirse y siento como mis bragas son hechas a un lado.

Un tórrido gemido escapa de él cuando la longitud de su cuerpo roza con mi húmeda intimidad. Gimo al sentirlo en mi interior, brusco, sin sentimentalismos de por medio. Su cuerpo aprisionando al mío mientras siento su hombría contra mí, excitado y agitado.

—Joder— Me embiste cada vez más fuerte, mientras se me escapan varios gemidos incontrolables. Mis piernas se vuelven débiles mientras me libero a la par de Steven, el cual va disminuyendo la velocidad de sus movimientos, aunque siguen siendo profundos, mientras me llena por completo.

Recuperándome de lo que acaba de pasar arreglo mi ropa con algo de prisa y vuelvo a subir a mi auto.

—Otra vez intentando huir.

—Te conozco, si no corro ahora no creo que pueda deshacerme de ti.

—Eso lo veo difícil debido al hecho de que trabajamos juntos.

—Lo sé, pero al menos lograré llegar a mi casa hoy— Me acabo de dar una bofetada mental al darme cuenta de mi comentario. Acabo de decirle a la cara que probablemente habrá otras veces.

—Que bueno que lo tengas claro. La próxima vez tendrás que pensar en una manera diferente para escapar.

Se alejó sonriente del auto y aproveché para ponerme en marcha y largarme.

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