Capítulo 7

Toque la puerta de la habitación de papá y al escuchar su voz indicándome que pase, me congeló el cuerpo.

Enfrentar a mis padres después de tanto tiempo era algo que me aterraba, pero más me aterraba la idea de enfrentar a mi padre.

Lo primero que vi al entrar fue a mi padre, recostado en su cama con su inusual pijamas de estampado de bambú  leyendo el periódico.

—¿Tocaste porque aún sigues enojada?— Dijo sin dirigir la mirada seguramente confundiéndome con mamá.

—Jamás me enojaría contigo, papá.

Sus ojos me buscaron con prisa, plasmando sobre sus muy marcadas líneas de expresión la gran conmoción por verme.

—Emilia, mi pequeña— Contuve las ganas de echarme a llorar.

—Hola, papá— No sabía que más decir, ¿Qué se supone que se suele decir en este tipo de situaciones?

—No puedo creer que estés aquí.

—Lo estoy papá. He vuelto a casa.

Se bajó de la cama y como si aún no lo pudiera creer se acercó con una sonrisa. ¿De verdad no estaban enojados conmigo?

¿Cómo debo asimilar esto? Vine aquí con la clara idea de que tendría que arrodillarme ante mis padres y rogar por su perdón, pero ellos me están recibiendo como si hubiesen olvidado lo que hice.

—Perdóname, papá. Lo lamento tanto— Dije correspondiendo a su abrazo. —Tuviste razón en todo.

—No te disculpes, hija. Solo dime ¿Qué se atrevió a hacerte ese malnacido?

Una vez que mamá se unió a nosotros, terminé por contarles todo lo que había sucedido. Papá estaba como loco y se que si no lo hubiese detenido, se habría ido de inmediato a buscar a Jackson.

—No quiero que intervengan en esto. Voy a divorciarme de Jackson, pero él no tiene porqué enterarse.

—¿De qué hablas, Emilia? No puedes dejarlo ir a si nada más, no sin pagar por lo que te hizo— Entiendo la postura de mis padres, aposté todo por un hombre que al final terminó siendo de lo más bajo, pero no quiero involucrarlos en esto. Me desharé de Jackson de la misma manera en que descubrí su traición, por sorpresa.

—Entonces, ¿Qué harás durante este tiempo? ¿Seguirás viviendo bajo el mismo techo que él?— Habló papá, quizás algo esperanzado por que decida quedarme aquí.

—Ya estoy buscando un lugar, no se preocupen por eso.

—No puedes pedirnos eso, hija. Siempre nos hemos preocupado por ti, incluso durante todos estos años.

—Y no saben lo feliz que me hace de que no me hayan guardado rencor y de que aún me consideren su hija.

—Lo que dijimos antes, solo fue cosa del enojo, mi princesa— Papá se acercó a mi y acarició mi cabello como solía hacerlo de niña. —Los padres jamás podrían enojarse con sus hijos, pero decidimos darte tu espacio para que tu misma fueras capaz de reconocer los errores y sus consecuencias.

***

Pasé todo el día en casa de mis padres tratando de ponernos al día después de tantos años, pero cuando llegó el momento de irme, fue más difícil de lo que pensé. Mamá se negaba a dejarme ir, insistía en que le daba miedo que pudiera decidir no volver a regresar, pero al final papá terminó por convencerla de que no importaba que, yo siempre regresaría a ellos y él tenía razón. Yo jamás volveré a darles la espalda, mucho menos por un hombre.

Terminé por despedirme de ellos y regresé a mi casa, no estaba segura de cuando podría regresar Jackson y si decidía adelantar su regreso y no me encontraba en casa, podría despertar ciertas sospechas en él.

Iba a entrar directamente a la cochera de la casa, pero decidí aparcar mi coche en la entrada al ver una moto en color rojo aparcada en frente con una silueta muy familiar recostada de esta con los brazos cruzados.

Bajé de mi coche sin apagar el motor y me acerqué al hombre que descaradamente había decidido venir hasta mi casa sin previo aviso.

—¿Qué estás haciendo aquí, Steven?

—Te advertí que no podrías escaparte de mí ¿Sabes cuanto tiempo llevo esperándote aquí?

—Ese no es mi problema— Dije tomando una postura algo defensiva al ver su aproximación.

—Lo será, porque ahora debes pagar las consecuencias.

Steven Campbell, 25 años

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