Capítulo 19.

...Abby Wilson....

Frunció el ceño, siento un dolor en mí estómago, la garganta seca y un horrible dolor de cabeza, muevo mi mano hasta llevarla a mi rostro.

—¿Gatita?

Parpadeó.

—¿Thomas? — preguntó con la voz ronca abriendo mis ojos.

—¡Gatita! — con cuidado me abraza.

—¿Cómo es posible? — miro por el hombro de Thomas, el doctor que me estuvo reanimando nos está observando sorprendido.

—Mí mujer es fuerte — Thomas le contesta y deja un beso en mí frente.

El doctor todavía sorprendido sonríe.

—Lo noto, bienvenida de vuelta señorita Wilson, ¿Le duele algo?

—Agua — susurro, el doctor mira a Thomas.

—¿Qué? Yo no voy a separarme de mí gatita — le dice decidido cruzándose de brazos. El doctor niega.

—El amor — susurra — Iré yo.

Una vez que el doctor se va, miro a Thomas, sus ojos están rojos de tanto llorar. El corazón se me estruja. Sé que quedarme fue una decisión correcta, a pesar de todo, me siento bien.

—¿¡Hija!? — mi padre está parado en la puerta — ¿Cómo es posible? — lentamente camina hacia mí como si no creyera que estoy viva.

Me abraza fuerte, gimo de dolor.

—Lo siento.... ¿Te duele? ¿Llamó al médico? ¿Por qué no hay un estúpido médico viéndote?

Miro a Thomas pidiendo ayuda y lo encuentro sonriendo mirando a mí papá.

—Agua.

—¿Qué haces parado? — mi papa observa a Thomas molesto — Ve a buscar agua para mí princesa.

—El doctor fue, yo no voy a dejar a mí gatita sola — toma mi mano.

—¿Gatita? ¿Estás tratando a mí hija como un animal?

Thomas traga saliva y niega con la cabeza asustado. Sonrío.

—No señor.

—Aquí traje el agua — el doctor me tiende un vaso de plástico blanco. Le agradezco con una sonrisa y trato de sentarme.

—Yo te ayudo — dicen a la vez mí papá y Thomas, se miran.

—Yo me encargo — anuncia el doctor ayudándome a sentarme.

Escucho el gruñido de Thomas, empiezo a beber el agua con rapidez.

—Despacio princesa.

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—Señorita Wilson — miró al doctor — yo soy el doctor Jensen, en todos mis años nunca tuve un paciente que reviviera después de morir.

—Soy única — sonrío.

—Lo eres — exclama de repente Thomas mirándome fijamente, mis mejillas se calientan.

El doctor Jensen ríe.

—Bien, estoy algo sorprendido y feliz de que esté de vuelta — lee una hoja que lleva en la mano — me gustaría que una vez por semana vengas así chequeamos que todo esté bien ¿Si? — asiento — te daré unas pastillas para el dolor abdominal, trata de no hacer muchos movimientos, no queremos que se abran los puntos.

—Quédese tranquilo doctor, que yo me encargare.

—Bien, ahora vamos a llevarla a una habitación y mañana podrá irse.

Una mujer de unos treinta años entra con una camilla.

—Señorita Wilson — asiento en modo de saludó, no me gusta como mira a Thomas — me llamo María, la llevaré a una habitación más cómoda— deja la camilla al lado mío — serías tan amable de ayudarme a colocar a la paciente aquí.

Gruñó celosa, Thomas me carga en sus brazos y me coloca muy despacio en la camilla.

Suspiro de alivio, se siente suave.

—¿Te lastimé? — niego con la cabeza — Bien — besa mí frente cariñosamente.

—Tienes un hermano muy dulce.

—Es mi novio.

Escucho la risa de mí papá, asiente y toma las manijas de la camilla empujándola hacia la salida, pasamos por una puerta.

—¿Abby? — suena el chillido de Alai, la miro y se acerca a mí rápidamente acompañada de mí hermano.

—Hola.

—Esa es mi hermana, toda una guerrera. — sonríe Matías mirándome con los ojos brillosos.

—Disculpen chicos, pero tengo que llevar a la paciente a una habitación.

(....)

—Nadie puede con un Wilson.

—Nadie — aseguró.

Estamos todos en la habitación que me ubicaron, veo que Alai restriega sus manos en su pantalón nerviosa.

Si quiero ser feliz, perdonar es el primer paso.

—¿Pueden dejarme a solas con Alai? — preguntó mirando a todos.

Todos asienten y nos dan privacidad, una vez que todos salen miro a Alai que está sentada en una silla, palmeó la cama invitándola a sentarse al lado mío. Despacio camina y se sienta mirando al suelo.

—Alai — sus ojos azules caen en los míos — Sé que reaccione mal, no me gusta que estemos distanciadas. Eres mi mejor amiga, mi hermana, mi compañera de travesuras — sonríe mientras sus ojos se llenan de lágrimas igual que los míos — me sentí engañada cuando me entere lo que eres, lo que soy, no me molesta que seas una loba. Lo que me molesto es que no confiaste en mí como yo confió en ti — suspiro — y sé que nunca fue tu intención lastimarme, espero que me entiendas y que aceptes mis disculpas, pues tú sabes cuánto te quiero y lo que menos deseo es perder tu amistad. Lo siento mucho, siento mucho alejarme de ti.

—Joder, sí que sabes cómo hacerme llorar — ríe entre llanto — no tengo que perdonarte nada, yo soy la que tiene que pedirte perdón por ocultarte lo que soy, pero tenía miedo de perderte, de perder a mi hermana... Sabes que te amo ¿Me perdonas?

—Claro que si — abro mis brazos con cuidado — abrazo

—Te extrañaba — solloza en mi hombro.

—Y yo a ti — cierro los ojos y sonrió.

—Me alegra que hayan hecho las paces — la voz de Thomas nos hace separarnos, levantó la mirada y lo veo recargado en la puerta.

—Y después me dicen chusma.

—¿Me dejas hablar con él?

—Claro, nos vemos después hermanita — besa mi mejilla.

Sonrió.

—Sé que me equivoque y no te conté lo que soy.... Soy un hombre lobo que está loco por ti, te amo. Eres la mujer con la que quiero pasar el resto de mi vida, quiero ser feliz contigo — sonríe limpiando sus lágrimas — Cuando los doctores dijeron que te estaban perdiendo, que yo te estaba perdiendo, me sentí muerto en vida. Pensé si ella se va yo voy con ella, porque mi camino es a tu lado y si tu no estas, no vivo — toma mis manos — te prometo con toda mi alma que el amor que siento por ti nunca se secará, será aún más fuerte cada día y continuará hasta mi último aliento ¿Me perdonas?¿Me perdonas gatita?

Dios mío, lo amo con todo mi corazón.

—Había pensado en un discurso, pero ¡Mierda! — ríe y me mira con los ojos llenos de lágrimas — claro que te perdono, contigo me siento la mujer más feliz del mundo, me das seguridad y eres el hombre al que quiero a mi lado. Me derretís con solo una mirada y me desestabilizas con un beso. Todo el amor que me invade, es el motor que impulsa a mi corazón a palpitar por ti — sonríe contento — sé que tienes en tu corazón tatuado mi nombre como el tuyo está en el mío. No te quiero lejos de mí, sé perfectamente que mi reacción no fue la mejor y que te lastime a ti, y a Mike, mi intención nunca fue lastimarlos. Con todo lo que pase, me las agarre con ustedes dos, lo siento, Yo también te amo.

—¡Mierda! — lágrimas caen de sus ojos como si nunca fueran a detenerse.

—Eres muy sensible lo sabes ¿No?

—Cállate mujer — se tapa el rostro y río.

—¿No vas a besarme?

—Eso no se pregunta — dice y estampa sus labios con los míos.

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