Capítulo 13.

...Abby Wilson....

Mis ojos se abren y no puedo creer que Thomas esté durmiendo al lado mío. Ya pasó una semana que dejé que el... De solo pensarlo siento mis mejillas calientes.

Cuando empecé a salir con Agustín creí que todo saldría bien. Básicamente era todo perfecto, hasta que, de un día para otro, todo cambió. Sin duda, fue algo difícil, me costó salir adelante, tuve el apoyo de mi familia. Muchas veces intente comprender porque me había hecho eso, pensé ¿Por qué a mí? Me juzgue e intente darle infinidades de respuestas a lo que solamente tenía una "No era la persona indicada". Pude seguir con mi vida, con mis estudios, comencé a escribir, pero había algo que faltaba; era un vacío inexplicable que hacía que pensara que no volvería a ser "feliz".

Ese sentimiento de vacío desapareció cuando conocí a Thomas, no puedo negar que tengo miedo, de pensar que todo volvería a pasar tal cual mi relación anterior, temo que al siguiente día se derrumbe esta felicidad y no sé cuánto más podrá mi corazón superar. Mi papá una vez me dijo: "Princesa, llorar no soluciona nada. Eres una mujer fuerte y con un corazón enorme, ya vas a encontrar a la persona indicada que sepa valorarte por lo que eres y ese día estaré yo a tu lado, cuidándote".

Tenía razón, la persona indicada llegó.

—¿En qué estás pensando? — quiere saber Thomas.

Lo miro y una sonrisa se entiende por mis labios, tiene los ojos entrecerrados y el pelo todo revuelto.

—Nada — suspiró, me acerco a él y le doy un pico — sabes, nunca creí que volvería a sentirme así, pero tú lo cambiaste todo — abre los ojos y me mira atento — no te niego que siento miedo, pero sé que eres el indicado. Llegaste de una manera inesperada, cambiaste mi manera de pensar y sentir, siento que te conozco de toda la vida y eso es una locura — río — nos conocemos hace poco y diste vuelta mí mundo, pensé que mi corazón jamás volvería a latir como lo hace cuando estas cerca de mí, cuando me abrazas y sostienes mi mano me hace sentir segura, cuando nos besamos me haces creer que el amor verdadero existe, que es eterno, que eres tú. Me enamore de ti, Thomas — termino de decir en un susurro, sus ojos brillan.

—¡Joder, Gatita! — dice con la voz entrecortada, se acerca más a mí y toma mis manos le da un beso — yo estoy locamente enamorado de ti, cuando llegaste a mi vida, pensé "Mierda, soy el hombre más afortunado del mundo" Sé que pasaste momentos difíciles y me gustaría borrar esa huella de tu corazón...Quiero vivir mi vida a tu lado.

Sonrió y limpió algunas lágrimas que cayeron de mis ojos.

—Dientes.

—A la mierda los dientes. — estampa sus labios con los míos. Es un beso dónde expresamos nuestros sentimientos.

(....)

—Me gusta más el helado de limón.

Hace una mueca.

—Yo prefiero el de chocolate — espeta mientras seguimos caminando hasta su cabaña.

—No me gusta, el de limón es mucho mejor — se detiene y me mira como si estuviera loca — ¿Qué?

—Te lo dejaré pasar porque eres mi novia.

Sonrió.

—¡El último en llegar es una tortuga! — grito antes de empezar a correr.

—¡No se vale! — grita a mi espada, suelto una risa y corro lo más rápido.

Llegó a las escaleras y me siento tratando de regular mi respiración

—¿Thomas? — me levantó alarmada y miro para todos lados, doy varios pasos — ¿¡Thomas!?

—Aquí.

Suelto un gritó, me abraza por detrás y besa mí cabeza. Me doy media vuelta y me acerco a sus labios.

—Estoy locamente enamorado de ti.

—Y yo de ti.

—¡Pero qué linda pareja! — una tercera voz suena a nuestras espaldas, volteo y veo a Luisa con los ojos brillosos, y los puños apretados.

—Luisa, ¿Qué haces acá?

—¿Qué tiene ella que no tenga yo? — se señala y algunas lágrimas caen de su mejilla, se ve dolida.

—Ya hablamos Luisa.

—¡No quiero ser tu amiga! ¡Estoy enamorada de ti! — chilla sollozando.

Thomas me suelta de la cintura y se acerca a ella.

—Ya sabes por qué.

—Créeme que lo sé —se limpia las lágrimas con rabia y dolor — desearía que jamás hayas encontrado a tu Mate.

Veo la espalda de Thomas ponerse rígida.

—¿Mate? — preguntó confundida mirando a ambos.

Luisa me mira sorprendida.

—No te dijo — susurra — Oh por dios, dices qué estás enamorado y no le dijiste la verdad de que eres, lo que somos.

—¿De qué está hablando Thomas?

—Si, Thomas, dile de qué estoy hablando — Luisa sonríe.

—Cierra la boca.

—Que feo que le mientas — Luisa niega con la cabeza.

Me acerco a Thomas.

—¿En qué me estás mintiendo? — espero su respuesta, la cual no llega. Miro a Luisa — ¿En qué me miente?

—Por favor — súplica Thomas.

—Thomas y yo, y toda su familia claro...

—Gatita, no la escuches — me suplica Thomas tomando mí mano — vamos a dentro y yo te cuento ¿Si? — sus ojos me miran con desesperación.

—Dime — pido sintiendo las lágrimas caer.

—Adentro.

—¡Él es un hombre lobo!

Me quedo estática.

<<¿Lobo?>>

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