Capítulo 11.

...Abby Wilson....

Bostezó y me estiró. Escucho a lo lejos una suave risa, aún tengo los ojos cerrados.

—Si sigues moviéndote así, notarás algo.

Abro mis ojos alarma y me siento rápidamente en la cama, llevo mí mano a mí frente al sentir una pequeña punzada en mí cabeza.

—¿Estás bien? — Thomas toca mi brazo preocupado.

—Me duele la cabeza — susurro y me tiró para atrás quedando acostada — espera ¿Qué haces durmiendo conmigo? — lo miró alarmada.

—Tranquila, no pasó nada — sonríe — me dijiste que duerma con vos.

—No me acuerdo de nada.

—Yo si recuerdo cada una de tus palabras.

Trago saliva, ignoro el dolor de cabeza y lo miro nerviosa.

—¿Qué dije?

Sonríe mirándome divertido.

—Dijiste que no te gusta como Luisa me mira, que te parezco guapo — mierda — y que soy tuyo.

—Ay no — lo miro sorprendida.

—Ay si, lo dijiste.

—Yo lo siento.... No vuelvo a tomar más.

—No tienes que disculparte, me encantó que lo dijeras. — sonríe y se acerca más a mí rostro —. Soy completamente tuyo.

Me lo quedo mirando.

—¿Qué?

—Voy a ser honesta contigo, me gustas y más de lo que creo. No voy a negar que me siento un poco confundida por estos sentimientos — frunce el ceño y asiente — digo por qué nos conocemos hace poco y siento que estás hecho para mí — me sonrojo.

—Gatita, tú también me gustas muchísimo, no podría vivir sin ti.

Mi corazón da un vuelco ante sus últimas palabras.

—Quiero intentarlo, pero me da miedo que me lastimes y no poder soportarlo — me mira con un brillo especial — tengo miedo — susurro.

—Mí amor, está bien que tengas miedo, sufriste mucho con ese desgraciado...No soy el, jamás te haría daño, debes confiar en mí — se inclina un poco y besa mis mejillas — ¿Te acuerdas que en la cabaña te iba a decir algo y llegó Luisa?

Asiento.

—¿Qué querías decirme?

Traga saliva nervioso.

—Gatita, lo que siento por ti es más fuerte que todo. Sabes que nunca tuve una relación y hay cosas que tengo que aprender, y comprender. El día que te vi en el Aeropuerto fue el mejor día de mi vida — sonríe — y te juro que si estás conmigo voy hacerte feliz y a protegerte, ¿Así que Abby Evangelina Wilson aceptas ser mí novia?

—Thomas..

—Lo sé, es apresurado y sé que quizás no te sientes lista para una relación, pero te juro que haré que cada día valga la pena estar juntos.

—Sí, quiero ser tu novia.

—Seré el mejor novio de... ¿Dijiste si?

—Si.

—¡Si! ... ¿Qué? Déjame besarte, gatita — se queja.

—Huelo mal.

—Eso no me importa.

—Pero a mí sí.

Bufa como un niño pequeño, sonrió..

—Ya que somos novios — tomó su cálida mano — me gustaría que tengamos algunas reglas.

—¿Reglas? ¿Cuáles reglas?

—No engaños, ni mentiras, ni secretos — enumeró con mis dedos – ser siempre honestos y si algo no nos agrada, hablarlo.

—Bien, te juro que voy a cumplirlas.

(....)

—Estoy muy bien ¿y vos papá?— le preguntó mirándolo por la cámara.

—Esa sonrisa. Algo te pasa.

—¿Qué? ¿A mí?

—¿Y a quien más le estoy hablando? No estés nerviosa, cuéntame qué es lo que te hace sonreír como enamorada.

—No estoy nerviosa — me quejo.

—Evangelina, estás jugando con tu pulsera.

Miro mi mano y si estoy jugando con ella.

—Me la estaba acomodando.

—No me mientas.

—Está bien, conocí a alguien.

—¿A un chico? — frunce el ceño.

—Si, y no te pongas celoso.

—Yo nunca me pongo celoso, ¿Y quién es ese chico?

—Es el hermano de Alai — Abre sus ojos como plato.

—¿Son novios? ¿Se cuidan?

—Papá — ruego mis ojos — Si, somos novios — me sonrojo — esas cosas no se dicen.

—Pásamelo.

—¿Qué? ¿Ahora?

—Sí, quiero hablar con él.

—¿De qué quieres hablar?

—Quiero saber cuáles son sus intenciones con mí princesa — sonríe.

Levantó la mirada del celular, Thomas me sonríe.

—Está ahí ¿No?

Asiento lentamente y resignada le tiendo mí celular a Thomas.

—Hola, señor Wilson.

—Hola, hermano de Alai.

—Soy Thomas.

—Bien Thomas, como sabrás abby es mí única princesa, hasta que su hermano decida salir del clóset.

—Papá.

—¿Qué? Estoy esperando a que me lo diga él — puedo imaginarlo rodando los ojos — como te decía, más te vale que la cuides y jamás quieras hacer algo que ella no quiera.

—No soy como su ex, quédese tranquilo que a su princesa la respeto y antes de hacer algo que no quiera me cortó la mano.

—¿Te contó? — pregunta sorprendido mí papa, Thomas asiente — Vaya, si le gustas.

Me golpeó con la palma de mí mano la frente.

—Lo sé, soy muy irresistible — me guiña un ojo.

—Me caes bien, cuídala ¿Quedó claro?

—Clarísimo.

—Me alegro, pásame con mí princesa.

Me devuelve el celular.

—Es un buen chico y se nota que está loco por ti, bueno princesa tengo trabajó. Ya falta poco para tenerte de vuelta.

—Sí, ve a trabajar más tarde hablamos. Te amo — le tiró un beso.

—Te amo. — cortó la llamada y dejó el celular en la mesita.

Thomas me abraza.