Capítulo 6.

...Abby Wilson....

Ayer después de la cena deliciosa que preparó Elena, Thomas me invitó a comer, un cita o eso creo, se veía muy tierno nervioso, ahora estoy con mi amiga buscando que ponerme o más bien ella está buscando que ponerme, se ve muy entusiasma con la idea de que salga con su hermano y yo pensé que iba a molestarse.

También anoche hable con mi hermano, me dijo que consiguió trabajo para poder ahorrar e irse de casa, me da un poco de tristeza saber que en algunos meses ya no va a estar conmigo ni con mí padre, pero es entendible, él quiere su privacidad y en algún momento yo también querré la mía.

—Bueno — dice de repente Alai mientras se acerca a mí ropero — a ver qué tenemos acá.

—No desórdenes — le digo sentada en la cama. Aun me falta guardar un poco de ropa, soy algo vaga.

—¡Es horrible! — lo tira al suelo como si fuera basura.

—Alai.

—¿Qué? Es espantoso.

—Solo es un vestido color marrón.

—Marrón caca — río — sin duda debes comprarte vestidos ¿Solo trajiste cuatro? ¡Y encima son feos! — me encojo de hombros logrando que me tire el vestido rosa pastel a la cara, me quejo — Iré a traerte uno de los míos

—Bien.

Sale de la habitación quejándose, es una exagerada, yo preferiría ponerme algo sencillo, pero ella quiere que luzca un vestido perfecto del cual no tengo.

—¡Lo encontré! — entra a la habitación toda contenta con un vestido negro corto.

—Ay, no — susurro.

—Ay, si — responde y me lo tiende — ve, ve aprobartelo.

Resignada camino hacia el baño, una vez adentro me quito toda la ropa que tengo puesta y me coloco el vestido, el vestido se ajusta a mi cintura y me hace tener una silueta perfecta.

—¿Qué tal? — le pregunto saliendo del baño, doy una pequeña vuelta.

—Te ves preciosa — chilla —te resalta tus enormes glúteos — me da una nalgada.

—Gracias.

Mis mejillas se ponen rojas, los hermanos Jefferson logran ponerme sonrojada.

(....)

Ya son las ocho y media pm, ya estoy cambiada, maquillada, lista para mi cena con Thomas. Me miró por última vez en el espejo, Alai me coloco sombra marrón y me presto su labial rojo, me eche mi perfume de fresas y tengo el cabello planchado.

Salgo de la habitación y doblo, llego al inicio de las escaleras, abajo Thomas me está esperando con un traje negro, está moviendo su pierna nervioso.

—¿Don..? Wow — dice cuando sus ojos mieles chocan con los míos, me repasa de arriba abajo — Te...te ves preciosa.

Bajo los escalones con cuidado ya que llevo unos tacos negros.

—Gracias, tú también.

Se ve tan guapo.

—¿También me veo preciosa?

—¿Eh? No, quiero decir... — tartamudeo.

—Tranquila, solo bromeaba.

—Te ves muy guapo.

—Gracias gatita, ¿Vamos? — extiende una de sus manos mirándome.

—Claro. — tomo su mano volviendo a sentir esa electricidad que siento cada vez que nos tocamos.

Ambos salimos de su casa no sin antes despedirnos de sus padres y de Alai, abre la puerta de su camioneta para mí y se lo agradezco con una sonrisa. El auto se pone en marcha cuando ambos tenemos el cinturón de seguridad puesto.

—Thomas — me mira de reojo.

—¿Si, gatita?

—¿A dónde vamos? — pregunto curiosa, estamos yendo por un camino donde hay muchos árboles — No creo que haya un restaurante en un bosque.

Suelta una hermosa risa, lo miro embobada.

—No lo hay.

Lo observo esperando que me diga aunque sea una pista hacia dónde vamos, silencio es lo que obtengo.

—¿Entonces? — inquiero impaciente.

—Es una sorpresa.

Bufo.

—Ya estamos por llegar.

Asiento mirando por la ventana, él sigue manejando, dobla hacia la izquierda y el auto se va deteniendo.

—Llegamos — me informa, todo se ve oscuro — Gatita.

Salto del susto ¿En qué momento salió del auto? Otra vez en la luna abby.

—¿Vamos?

—Ah...si, si — su mano cálida toma la mía y me ayuda a salir del auto — Thomas, no veo nada.

—Tranquila, yo te guió.

Empezamos a caminar, aunque yo despacio, temo caerme, sería muy vergonzoso.

—Cierra tus ojos.

—¿Para qué? Si no se ve nada.

Ríe deteniéndonos, siento sus manos en mi cintura, nuestros cuerpos están juntos.

—Yo estoy contigo — susurra en mí oído haciéndome estremecer — cierra los ojos, hago lo que me pide.

—¿Los cerraste? — asiento — Bien, continuemos, cuando yo te diga los abres.

Seguimos caminando con la diferencia de que él me guía y sus manos siguen en mi cintura, no me incomoda al contrario me hace sentir...Protegida, es raro que no esté incómoda o asustada debido a lo que pase con Agustín.

—Ahora — anuncia haciendo que abra mis ojos lentamente.

¡Oh por dios!

Hay una mesa con un mantel blanco, sobre ella están colocados dos platos, dos velas y una botella de vino con dos copas. Cerca de la mesa hay frascos con velas alrededor y también hay luces colgadas en un árbol.

Todo es... tan romántico.

—¿Te gusta?

¿Si me gusta? Es precioso, nadie había hecho algo así por mí.

—Me encanta.

—Me alegra escuchar eso — dice arrastrándome hacia una de las sillas, la corre hacia atrás para mí.

—Gracias. — Sonríe y se sienta frente mío.

Miro mí plato tapado con un cubreplatos y siento una emoción, ya quiero ver qué preparo.

—¿Qué hay?

—Comida — arqueo una ceja — abrelo.

Saco el cubreplatos ¡Santa madre!

—Me comentaron que es tu comida favorita.

—¿Es una doblé de carne? — asiente mirándome con un brillo en los ojos — ¡Eres el m-ejor!

—Lo sé — ríe.

—Que humilde. — trago y me llevó a la boca una papa frita con cheddar — ¿Y qué vas a comer vos?...¿Pizza?

—Si, ¿No te gusta?

—Es mí segunda comida favorita.

—¿Quieres un pedazo? — me pregunta tendiéndome una porción.

—¡Si! Te aviso que como mucho — le aviso — gracias — muerdo un pedazo de esta pizza de Mozzarella.

—¿Quieres vino? — arrugó mí nariz.

—Nunca lo probé.

—¿Nunca? — asiento mientras sigo comiendo — Bueno, entonces vas a probarlo hoy.

—¿Es fuerte como dicen? — saca el corcho del vino y me sirve un poco en una copa de vidrio.

—El que traje yo es dulce, te va a gustar. — recarga la copa y una vez que está hasta la mitad me la tiende.

La tomó y la llevó cerca de mi nariz haciendo una mueca.

—Huele feo.

—Si, pero el sabor es rico.

Asiento y tomó un sorbo.

—Mm...Es dulce — tomó otro tragó — me gusta.

—Lo note — espeta divertido mirándome mientras come su pizza, siento mis mejillas calentarse.

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