La guardia.

No se a que hora me dormí, sin duda fue muy tarde, me sentía cansada gire a un lado de la cama y vi que el lugar de Justin estaba vacío y frío, se había levantado pero no sé veía en la habitación, me pare y me dirigí en dirección al baño.

- ¿Justin? - lo llame pero nadie me respondió.

En la mesa estaba una charola cubierta con una tapa de fierro, la levanté y pude ver un desayuno, solo había un plato así que supuse que mi amigo ya había comido algo, en el plato había un par de huevos, pan y una taza que parecía contener té, tome la comida y la lleve a la cama, no quería estar en la habitación y tener contacto con el suelo por las ratas.

Mientras comía, comencé a pensar en mi mejor amigo.

- ¿A donde fuiste? - dije para mí misma, en ese momento una idea cruzo por mi mente, y si lo habían encontrado los guardias, o le había pasado algo, que tal si se había caído del caballo y no podía regresar, yo no sabía dónde estaba y tampoco a dónde había ido ¿Como podría buscarlo?, ¿había ido al sur? ¿O tal vez al norte?. Comencé a sentirme mal, muy mareada, mi corazón latía muy rápido, empezaba a ver borroso, nunca antes me había sentido así, mi cuerpo temblaba involuntariamente, sentí que sudaba frío y también sentía caliente cerca de la cabeza.

- Me estoy muriendo!!! - grite, me levanté de la cama y corrí en dirección a la puerta, el corazón no paraba latía y latía muy rápido, podía sentir como si se fuera a salir de mi pecho, en ese momento la puerta se abrió, Justin entro con unas bolsas de piel me miró y se asusto.

- ¿QUE TE PASA!? - me preguntó agachándose junto a mi.

Yo sí querer estaba llorando, aún sentía mi cuerpo terriblemente débil y sin fuerzas, no podía hablar, solo pude mirarlo horrorizada, el me cargó y me llevo a la cama, busco una taza y me sirvió un poco de agua, acepte la tasa y comencé a beberla, me abrazo y poco a poco comencé a calmarme, mi respiración se estabilizó, también mi corazón aún me sentía mareada pero ya la sensación era soportable.

- No se que me pasó. - dije con voz temblorosa.

- Tranquila, aquí estoy.

- Justin, ya no quiero esto, yo no sé que daño le hice a esa mujer, pero ya no puedo, estoy cansada y tengo miedo, simplemente no quiero dañar a nadie. - chille, el solo me abrazaba y no decía nada, eso me molestó mi vida estaba en peligro el sabía cosas y se quedaba callado si iba a morir quería saber al menos la razón.

- DIME, no me mientas te lo suplico. - me levanté y me pare frente a el.

- No puedo, eso te pondrá en peligro. - bajo la mirada.

- PERO YA ESTOY EN PELIGRO. - grite.

- Prometo que te lo diré cuando estemos fuera de Shekinah, iremos a Ucrynah ahí buscaremos ayuda. - sabía que esto era lo único que podría sacarle por ahora.

- Necesito aire, aún siento que me asfixio. - añadí decepcionada.

- Te traje algo d..... - Justin fue interrumpido pues la puerta se abrió de pronto, la mujer que nos rento la habitación estaba ahí con una sonrisa aterradora de pronto la guardia real entro, eran demasiados guardias, grite horrorizada trate de correr junto a Justin pero uno de ellos me agarró con fuerza de los brazos, pude ver qué a Justin lo tenían en la misma posición.

- Gracias por ayudar al reino. - dijo una voz que me heló la sangre, era el guardia privado de la regente Ariann, el hombre que me azotó y abofeteó en el pasado.

- Para mi es un placer. - dijo la mujer, sosteniendo una gran bolsa de piel, aunque no sé veía el contenido de esta, estaba segura que había recibido oro.

Salimos de la habitación, los guardias me aventaban cada poco para obligarme a caminar, aún tenía puesto con lo que me dormí, no me dejaron vestirme un guardia traía el vestido que me había regalado Justin y se veía que no tenía intención en regresarlo, mis pies me quemaban, estaban desnudos no me habían dejado tampoco ponerme zapatos, vi dos carruajes uno era elegante mientras que el otro era usado para meter prisioneros y humillarlos en las calles.

- Lleva al hijo del Duque a su mansión, por desgracia es intocable. - dijo un guardia dando la orden a otro, de pronto la guardia real se dividió en dos partes una para transportar a Justin y la otra para llevarme a mi.

- ADAIR PERDÓNAME. - grito Justin antes de que lo subieran al carruaje y partieran, vi como iba desapareciendo llore pero agradecí que intento mantenerme a salvo, sin embargo la familia más poderosa era la del regente, ellos tenían los medios y el oro para hacer lo que quisieran era cuestión de tiempo para que me encontrarán.

- Vamos. - el guardia me pego el las piernas con una vara, aventandome dentro del carruaje y subiéndose conmigo, una vez que avanzo y se dirigía al Reino de Shekinah, jalo mis manos con mucha fuerza mientras me amarraba con una muy apretada cuerda ambas manos delante de mi, no me resistí pues que caso tenía, ellos eran más que yo, solo un milagro a estas alturas me salvaría.

- Sabes la regente Ariann dijo que podía divertirme contigo una vez que se asegurará que si fueras tú a la que busca. - me miró, con su asquerosa mano rozo mi mejilla, bajando hasta mi pecho, acercó su cara a mi oído y dijo - Jamás olvidaría una cara como la tuya. - río cínicamente.

- Quita tu asquerosa mano de mí. - lo mire asqueada y muy enojada, no me hizo caso y siguió tocando mis manos, piernas, pecho, yo me retorciá y le gritaba histérica, por desgracia el era más grande que yo y más fuerte, intento besarme un par de veces y cuando casi lo logra, le di un cabezazo alejando su existencia de mi.

- Te dije que me sueltes. - Lo patee, el se recuperó muy rápido, y por lo que vi estaba muy enojado.

- PERRA!! - me abofeteó tantas veces que ya casi perdía la conciencia, para ser honesta eso quería, no saber que me pasaría solo quería morir, de pronto la parte superior del fondo de traía se rompió, mis pechos estaban expuestos, sentía como ese asqueroso hombre los tocaba y lamía a su antojo, llore pero por los golpes estaba muy débil, quería luchar, alejarlo de mi, quería vivir.