Un amanecer asegurado.

No recuerdo el momento en que caí dormida, pero, me siento más tranquila en este cuerpo. Ahora mismo, varios recursos ahora son claros, Lourdes me levanto y trajo el desayuno, apenas lo termine, Vitalia se apresuró a bañarme para poder arreglarme. Las indicaciones son las mismas que para el banquete, no llamar la atención.

Para mi desgracia, la etiqueta de hoy es para "una fiesta de té", así que el vestido de hoy es de colores claros:

Por otro lado, el maquillaje fue sencillo, con brillos y tonos nude, mi cabello estaba recogido, ya que tenía puesta una gargantilla corta que mi padre envió. Apenas termine, se anunció la llegada del Archiduque Alastor.

Di las indicaciones de que sea llevado a mi sala de estar,  ya que solo ahí está libre de personas soplonas. Me aclaré y entre al salón. Él se levantó y me saludo, yo hice lo mismo y tomamos asiento.

El traje que trae hoy es de color negro con dorado, lo que resalta su cabello, y a diferencia de anoche, ahora está amarrado en una coleta baja.

Lourdes se anunció y entró con un juego de tazas, té negro, aperitivos y leche, ambos preparamos el té a nuestro gusto y para mi sorpresa, ambos lo preparamos igual.

—Lo toma igual que cuando era niña. Señalo Alastor.

—Bueno, tampoco es como si tuviera cuarentena años. Le sonreí.

Sonrió. —Tampoco me falta mucho.

—Cumpliré 17 y usted 22, nos falta mucho. Señale

Sus ojos son igual que antes, fríos y hermosos.

—Veo que sigue siendo atenta.

Asentí. —Solo han pasado cinco años, no es todo una vida.

—Pero ha habido muchos cambios, ahora simplemente soy Archiduque y el segundo hombre más poderoso y rico del Imperio.

—Yo solo soy una mujer hermosa y con un padre que es el tercer más poderoso y millonario del imperio.

—Eso es verdad.

Sé que esto es una aclaración, solo necesito que aceptes. Suspiré, —Creo que hay que ir al punto, solo tenemos una hora.

Él asintió y bebió de la taza.

Por mi parte, tomé aire y pensé en mi futuro, pues esto es lo más rápido y fácil, porque lo otro es muy arriesgado. Suspire, —Como sabe hace dos sufrí dos accidentes de muerte.

El acento la taza, —Eso escuché.

—Mi hermana fue la que lo llevo a cabo, de hecho, todos fueron con la ayuda del emperador. Solté sin más.

—¿Qué clase de accidentes?

—El primero fue envenenamiento, cuando usted se marchó como Archiduque del norte.

En el diario lo escribí tal cual, "Katherine y Caebrian me quieren lejos, papá le dijo al médico que mantuviera en secreto que fue veneno"

—Y el más reciente, la caída del caballo. Volví a tomar té.

Alastor parecía estar atando cabos y al final sonrió. —Tiene evidencia... ¿Verdad?

—Sí, tengo documentos, también mi padre.

—La razón por la que quiere casarse conmigo, dudó. —¿Es para estar a salvo?

Asentí. —Ser duquesa no me salvará, y matar no es mi fuerte.

—El poder que me va a ceder, ¿Es su manera de pagar por la seguridad que le ofrezco?

Asentí.

—Estás consiente de que ese poder lo usaré a mi conveniencia ¿Verdad?

—Sí, pero no me importa porque creo que es justo.

—Si nos casamos, usted tendrá que venir a mi hogar en el norte, ahí nunca hay calor y días soleados.

Debo proponer y dar condiciones...

—Lo único que me preocupa es el tema de darle un hijo.

—Un hijo, susurró. —¿Sabe de mi reputación en el norte? Su mirada está tan centrada, tan centrada en mí, que mi piel se erizó.

—Oh... claro que sí. Todo el mundo lo sabe.

—¿Eso no le molesta? Sabe que los rumores pueden derribar tronos ¿No?

Por un momento, antes caer dormida, me preocupé, pero al final, el matrimonio es para ayudarnos.

Me tendré que mantener firme y ocultar que me preocupa eso.

Le mantuve la mirada pero no con la misma intensidad. —Para ser honesta, estoy dispuesta a soportar eso, mi seguridad es mi prioridad, y en lo personal no me importa si me "engaña" con otras personas mientras estamos casados, al fin y al cabo, nuestro matrimonio tiene fines.

Se levantó y se acercó a mí con una sonrisa. —Acepto el compromiso, pero, por favor sea honesta, ¿Cree que soy incapaz de serle fiel?

¿Qué?

No sé ni como, pero me sentí retada. Así que me levanto y me acerco aún más. Respondí con un rotundo "no" y agregue, —Igual, no es que me importe de todas formas. Le sonreí, —En la mayoría de matrimonios las parejas se ponen de acuerdo.

Un "Ja" junto a un suspiro salió de su boca, —Ya que nos vamos a casar, suspiró.— Karoline... ¿En verdad soportará que después de ver a otra mujer yo duerma a su lado?

—Sería mejor que durmiera en una habitación separada, pero igual no me molesta, ya que, no siento nada por usted.

—Está claro que ambos estamos dispuestos a todo con tal de la ayuda del otro.

—Yo sí, aparte, el frío también me gusta. Aclaré, —Estoy muy acostumbrada.

—Supongo que el Duque Sorni ya está al tanto de esto.

Asentí.

—¿Está segura de que no me podrá algún tipo de límite?

—Lo único es que no me toque a menos que sea para procrear un hijo.

Tengo miedo, no sé qué pueda pasar, ¿Podre siquiera hacerlo bien?

El alzo las ceja. —Pero tendremos que dormí en el mismo cuarto. Él se acercó aún más a mí. —En la misma cama. Susurro cerca de mi oreja.

—En ese caso tendré que aceptarlo, sonreí. —Igual es más probable que otras mujeres lo manden listo para dormir.

Él sonrió. —Ya que su única demanda es que trate de no tocarla, me tendió la mano y no dude en darle la mía. —Desde ahora, hasta que alguno muera, estamos comprometidos.

Con eso dimos fin a la conversación y nos dirigimos al templo. En el camino ambos veníamos hablando sobre el contrato, él estaba insistiendo, es que le pudiera más reglas, ya que yo renunciaría a muchas cosas.

Así que ya que insistía tanto, le dije que me fuera fiel desde el primer momento en que nuestro primogénito comience a respirar. Para mi sorpresa, acepto. Y no solo eso, me aclaro que una vez que nos casemos, dará todo de él para dejar claro que él está dispuesto a renunciar a su "antiguo yo".

Siendo honesta, por un lado, estoy más tranquila, ya que estoy a punto de estar salvó, pero, por otro lado, me da miedo tener sexo. Los recuerdos de mi otra vida están presentes, pero este cuerpo parece haber disfrutado de todo tipo, y lo más importante, con consentimiento, ya que no reacciona mal al contacto.

No voy a negar que me enoja el hecho de que me pongan los cuernos, pero al menos sé que la magia es avanzada en medicina. Así que los embarazos o enfermedades están anuladas.

Antes de bajar a nuestro destino, él me tocó las manos. Yo volteé a verlo e incliné la cabeza. Él me sonrió, —De ahora en adelante usted es me pertenece. Sacó el anillo que llevaba en el dedo corazón y me lo puso.

Yo me sorprendí, para ser honesta es más de lo que esperaba.

—¿Por qué?, Le miré a los ojos, pues esto me ha tomado por sorpresa.

—Este anillo es señal de que soy dueño de todo el norte, su poder y riqueza me pertenece. Soltó mis manos y las puso sobre mis mejillas, —Todo anhelo, sueño o temor que sea suyo, ahora también es mío.

—No soy una mascota. Solté mientras veía el anillo.

Dios mío, este hombre es tan... suspire y observe el anillo, es pesado... ¿Talvez oro blanco? Pero lo más hermoso es el lobo que está plasmado en el centro.

Él se rio. —Sin duda sé que no eres una, las mascotas no hablan. Dejo mis mejillas y se soltó el cabello. —En realidad, lo que quiero es exponer la advertencia de que "siempre me vas a pertenecer".

Gracias a esa aclaración decidí hacer lo mismo. En la novela, se comenta que Karoline había recibido una pulsera que era un "artefacto" para protegerla en batalla, fue la única cosa que le dejó si madre.

Karoline, prometo que encontraré la otra mitad.

—¿Puede darme su mano izquierda?

Ahora él es quien inclina la cabeza hacia un lado y me la da. Me agaché para sacar la pulsera que tenía en el tobillo, el desvío, la mirada rápidamente y vio por la ventana. Ni que me fuera a embarazar, resople en mis adentros.

Tome su mano, es pesada pero no muy gruesa. Apenas la abroche, él la observó y alzo una ceja. —Esto lo llevas contigo desde que te conozco.

—Sí, esto es una advertencia de que ni la muerte te puede alejar de mí.

—Estoy de acuerdo con eso, pero, ¿Estás realmente segura?, porque ahora es momento de bajar y asumir la responsabilidad.

—Sí, de ahora en adelante seré tu prometida y futura esposa. Solté más para mí que para Alastor.

—Mi única esposa, Karoline... nunca lo olvides.

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