CAPÍTULO 12

Capítulo 12

Amarantha miraba fijamente su reflejo en el espejo, se sentía hermosa y rara a la vez, jamás imagino verse vestida de novia.

Y aunque el vestido que llevaba puesto no eran tan elegante y pomposo como el que debía llevar una noble de su categoría, se sentía cómoda con él, sentía que ese era el vestido.

El vestido era blanco, largo con una caída libre, era de mangas caídas dejando a la vista sus pálidos hombros, todo el corsé tenía un encaje dorado con pequeñas flores que parecían una enredadera. De las mangas salían pequeños hilos dorados que se movían con el viento que entraba por la ventana de la posada donde se había quedado la noche anterior luego de llegar al pueblo.

Su cabello tenía un semirecogido, dejando algunos mechones sueltos a los lados de su rostro. Su cuello estaba adornado con un delicado collar plateado que como dije tenía lo que parecía un diamante en forma de gota de agua, sus aretes estanban a juego.

–Estás hermosa, nunca pensé verte vestida de novia.– Dijo Analise tomándola de los hombros mientras le sonreía a través del espejo.

Amarantha Sonrió divertida porque acababa de pensar lo mismo.

–Lo sé, es raro verme así. Pero por raro que parezca no me siento fuera de lugar.– Dijo mirándola a través del espejo.

–Talvez solo necesitabas a la persona correcta para que la idea de casarte se sembró en tu mente y, cuando tú y Mikail se vieron se sintió una tensión sexual enorme.– Sonrió divertida.– Pero además de eso fue como ver chispas salir de sus ojos, jamás te había visto mirar a ningún hombre de la manera en que lo miraste a él. Ahora que vas a estar con el por favor conocerlo y dale la oportunidad de conocerte, no te cierres, porque él te miro como si fuera la cosa más majestuosa que había visto en su vida, no cualquiera te mira de esa manera, date una oportunidad de tener una felicidad diferente a la que te da cuando cumplas tus metas y haces tu trabajo.– le Sonrió cálidamente para después dejar un beso en su sien y alejarse para sentarse en la cama de la habitación.

Amarantha se quedó pensado en las palabras de su hermana, talvez tenía razón y debía darse la oportunidad de por lo menos conocer al hombre que dentro de poco sería su esposo.

Pero no se adelantaría a nada y dejaría que las cosas fluyeron con naturalidad.

Los toques en la puerta la sacaron de sus cavilaciones.

Su hermana se dirigió a la puerta para abrir, detrás de la puerta se encontraban sus doncellas listas para la ceremonia, ambas con vestidos elegantes pero sin llegar a ser extravagantes, eran de cierta forma sencillos.

Su hermana tampoco se quedaba atrás, vestía un hermoso vestido azul oscuro con detalles blancos y dorados. Su cabello castaño rojizo lo lleva suelto con sus hermosas ondas naturales.

–Milady, han venido a recogerla, la esperan en un carruaje abajo.– Dijo Virginia con una sonrisa cálida, mientras miraba a Amarantha.

Amarantha Sonrió en agradecimiento.

Quien tenía que haber llegado debía ser Demonio, luego de que Virginia enviara la carta el día anterior explicando la situación al Duque, este le respondió dándole indicaciones de lo que debía hacer. Le dijo en que posada debía quedarse y que al día siguiente luego de la hora habitual de desayuno pasaría a recogerla su fiel compañero Demonio.

–Muy bien entonces pongámonos en marcha.– Dijo una entusiasmada Analise, tomando el bolso de mano donde lleva bien guardado el documento que quitaba toda autoridad del Duque sobre ella.

Amarantha asintió y las cuatro salieron de la habitación, para dirigirse a la salida de la posada donde un gran carruaje blanco con el escudo del ducado Sumerset, iba jalado por cuatro impresionantes  caballos negros que a simple vista eran pura sangre.

Las personas que pasaban por la calle concurrida quedan asombrados mirando el gran carruaje y cuando salió ella, le miraban con el mismo asombro.

A un lado del carruaje con la puerta abierta se encontraba Demonio esperando por las cuatro damas.

Amarantha se acercó a él y este hizo una reverencia para luego extender su mano y ayudarlas a subir.

Una vez que las cuatro estuvieron dentro del carruaje el se subió al pescante junto al cochero y, el carruaje se puso en marcha a la pequeña capilla donde seguramente la estaría esperando su futuro esposo.

...•••...

Todos estaba dentro de la capilla, esperando por ella, exceptuando a su hermana que estaba a su lado, pues planeaba acompañarla hasta el altar.

Hace tan solo unos minutos habían llegado.Amarantha no podía evitar estar nerviosa.

Respiro profundo y agarro fuerte la mano que su hermana le ofrecía, sentía que estaba haciendo una gran locura, pero se sentía extasiada al mismo tiempo, además, esto lo hacía para evitar morir de manera lamentable.

Con un suspiro asintió y le dio la señal al sirviente que estába esperando para abrir la gran puerta y dejarlas pasar.

Este entendió la señal y abrió inmediatamente, la puerta ganándose un chirrido de la gran puerta de madera.

Amarantha pudo ver una gran alfombra roja en todo el camino hasta el altar donde la esperaba un muy apuesto Mikail, vestido con un traje completamente oscuro exceptuando el lazo de su traje que era de un blanco puro.

Ambas se pusieron en marcha y caminaron lentamente por la alfombra, de reojo pudo ver que la capilla estaba decorada de forma sencilla con algunas flores blancas y rojas.

Siguió su camino sin poder quitar la mirada de los hermoso ojos de su futuro esposo.

El estaba igual que ella, no podía apartar la mirada de tan hermoso ángel que entraba por aquella puerta para unir su vida a la de el.

Cuando ella estuvo frente a él, el tomó su mano con delicadeza de dejo un casto beso en el dorso de su mano, pudo sentir el rose de sus labios. Fue delicioso.

Luego de eso ambos se pusieron frente al sacerdote, empezando así la rápida ceremonia, en la que sólo los acompañaban los más allegados a ellos, es decir, Analise, Virginia, Rita y Demonio su gran amigo y fiel compañero.

La ceremonia a fue rápida y sencilla, luego de los Si acepto de ambos, llego la parte que los tenía con la piel de gallina.

–Puede besar a la novia.– declaró el sacerdote.

Ambos se miraron, Mikail se acercó lentamente dándole la oportunidad de negarse a ese beso. Pero ella también lo esperaba con ansias.

Así que el tomó su rostro con extrema delicadeza como si fuera a romperse en cualquier momento, y se acercó lentamente hasta que sus labios estuvieron lo suficientemente cerca como para rosarse. Amarantha sin poder contenerse más, junto su labios a los de Mikail en un rápido movimiento, que lo sorprendió.

Al contrario de lo que el pensó que sería el primero beso de esa chica, ella lo besaba demandante, con fuerza y podía sentir la pasión que exudado cada poro de esa mujer. Su labios se entrelazaban con gusto y sus lenguas se encontraban en una danza sensual, que no hacía más que ponerlo duro y a ella mojada.

Un carraspeo los saco de su nube de deseo, ambos se separaron y se miraron a los ojos, tenían las pupilas dilatadas y la respiración entrecortada.

Giraron y se encontraron con la mirada de desaprobación del sacerdote.

Amarantha se separo de su ahora esposo, este la tenía agarrada firmemente por la cintura, no se dio cuenta en que momento paso. Estaba concentrada en otra cosa.

Giro la cabeza buscando a su hermana en los primero asientos y se encontró con una sonrisa burlona de su parte. Sin evitarlo Amarantha le Sonrió igual.

Luego de que ambos se separaran, Analise se acercó a su hermana y la abrazo.

Demonio hizo lo mismo con Mikail.

Luego de los abrazos y felicitaciones, todos salieron de la capilla para dirigirse donde se encontraban dos carruajes, uno era donde había llegado Amarantha y su compañía.

Y otro era más modesto.

Mikail, se acercó al carruaje más ostentoso y abrió la puerta para luego ayudaba a subir y luego subir el.

Por su parte Analise iba en otro carruaje con los demás.

Con todos dentro los carruajes se pusieron en marcha a la gran casa que Mikail había alquilado por lo que demorará su estadía en el pueblo.

Mientras iban en el carruaje, Amarantha y Mikail no podían quitarse la mirada de encima. La tensión sexual que sentía en el aire podía cortarse con un cuchillo.

En definitiva ese sería un matrimonio divertido, ambos estaban en la misma página, lo habían comprobado con ese beso en la capilla.

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