Capitulo 3

El beso entre Daniel y yo se volvió más intenso y necesitado. Mi cuerpo arde de deseo bajo el gran cuerpo de este hombre, que devora mi boca con vehemencia. Siento como recorre cada parte de mi cuerpo, tocando todo lo que sus grandes manos puedan alcanzar. Yo por mi parte comienzo a soltar los botones de su camisa, para desnudarlo, pero él interrumpe nuestro beso deteniendome.

—No —. Gruñe con su voz ronca —, te complacere sin necesidad de desnudarnos —sus palabras me exista, pero también me confunde.

¿Cómo hará eso?

Muerde mi labio inferior y suelto un grito de placer. Se distrae recorriendo mi cuello con besos húmedos mientras traza círculos con los pulgares alrededor de mis montículo endurecidos. La magnífica sensación aumenta mi necesidad y como acto reflejo me restriego contra él.

Sin previo aviso se aparta con su cara autoritaria y como si lo conociera de toda la vida espero lista por su orden.

—Súbete el vestido y ábrete para mí preciosa —demanda 

Separo mis piernas sin ningún tipo de vergüenza. El alcohol y la excitación han borrado mi pudor. Simplemente me abro para él, dejando que haga conmigo lo que desee

—Buena chica —me felicita devorándome con la mirada

—Quiero probar todo de ti —comenta pasando uno de sus dedos por mi centro logrando que suelte un profundo gemido que lo desestabiliza por completo

Sin perder tiempo me arrastra hasta el borde de la cama arrodillándose entre mis piernas. Observo como acerca su rostro a mi monte de venus, inhalando profundamente el olor de mi excitación, luego aparta a un lado la tela que cubre mi sexo y con su lengua roza lentamente mis labios. haciendo que arquee mi espalda sobre la cama maravillada con la sensacion.

—Sabes delicioso Camile —declara complacido

La sensación envía corriente eléctrica por todo mi organismo y por inercia levanto mis caderas animándole a que continúe. 

Él acepta la invitación y Sube mis piernas a sus anchos hombros separando mis labios. me preparo para lo que se viene y obtengo lo que deseaba.

Daniel me devora como un experto, sacando gemidos de excitacion

Su ataque no es suave ni gentil sino desesperado y agresivo, pero con una habilidad increíble que me lleva rápidamente al borde del abismo

Aprieto con fuerzas las sabanas cuando Introduce lentamente dos de sus dedos dentro de mi, sacudiéndome con la deliciosa invasión.

Cuando siento mi orgasmo acercarse lo tomo del cabello, restregándome contra su boca. Mi contraigo apretando sus dedos y esto desata los gruñidos placenteron del hombre entre mis piernas, que acelera los movimientos de su mano mientras chupa, lame y golpea con su lengua sobre mi boton hinchado.

Mi mente se nubla cuando me dejo llevar por la descarga de adrenalina que produce el arrebatador orgasmo quedando flácida y débil como gelatina.

Mi respiración es agitada y trato de recomponerme mientras Daniel se levanta para ayudarme a quitar el vestido, una vez que me deja desnuda me envuelve entre las sabanas.

—Me di un manjar contigo, preciosa  —admite en mi oido —, que descanses —. Besa mi frente apartándose para marcharse.

—¡Espera! —lo retengo de la camisa —. ¿ya te vas? —pregunto confundida.

—Si cariño ¿necesitas algo?

Apunto a el bulto enorme entre sus piernas.

—¿Que pasara con eso? —inquiero. 

El resopla sonriéndome desganado 

—Quizás tenga que bajarlo con mucha agua fría —contesta encogiéndose de hombro —. Pero no voy aprovecharme de tu estado.

—Pero quiero devolverte el favor. —insisto y se niega 

—Cuando estés sobria lo hablamos, ahora solo descansa. —obedezco porque me siento demasiado agotada y todo me da vueltas, mis ojos comienzan a pesa y cedo quedando profundamente dormida

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Me despierto con muchas ganas de orinar y corro hacia el baño para descargar mi vejiga. al terminar, me acerco hacia el lavabo para cepillar mis dientes, pero casi caigo de culo cuando observo mi horrible imagen en el espejo.

¿Quien me revolcó?

Mi cabello es una maraña de nudos, mi rímel esta corrido y sin contar mi labial rojo espacio por alrededor de mis labios. Maldigo haber comprado el efecto duradero ya que es mucho más difícil de quitar.

Decido ducharme para arreglar mi horrible aspecto y mientras lo hago me viene a la cabeza los flashbacks de la noche anterior. El beso, el oral, mi insistencia al querer devolverle el favor a Daniel

¡maldita sea!

Culparía al alcohol por mi actitud desvergonzada, pero la realidad es que

Lo anhelaba. No puedo pasar por alto el hecho de que Daniel es un hombre que me gusta mucho y ahora me estoy cuestionando los supuestos sentimientos que decía tener por Marcos

¿no se supone que cuando uno ama, no desea a nadie más?

Siento que el destino se me burla en la cara. Entre tantos hombres precisamente tenía que ser Daniel, el primo de mi novio quien me viniera a gustar. No se cómo diablos voy a solucionar este lío, pero el caso es que seguramente acabe con lo que sea que teníamos Marcos y yo.

Miro la hora en mi móvil y ya es medio día por ende Daniel debería estar regresando de su trabajo así que me visto rápidamente y bajo a comer algo antes de enfrentarlo, pero me llevo la sorpresa monumental al encontrarlo en la cocina con Beatriz.

—Bu buenos.. días —balbuceo avergonzada y ambos me mira confundido.

—Ya es medio día Camile por lo tanto seria, buenas tardes. —me corrige Beatriz mientras Daniel me observa conteniendo la risa.

—Ven y come algo. Debes estar hambrienta —masculla Daniel resaltando el hambrienta de manera exagerada.

Al notar mi inquietud se levanta con su sonrisa burlona apartando la silla a su derecha para que me siente en ella. lo hago tratando de mantenerme firme para que Beatriz no sospeche de mi actitud.

Mientras almorzamos en completo e incómodo silencio las ansias me ganan y dejo de comer para encarar al hombre que tengo a mi lado.

—Daniel necesito hablar contigo —susurro en voz baja solo para los dos.

—Claro. Te escucho —pronuncia con su voz gruesa, llamando la atención de Beatriz.

Su actitud despreocupada me desespera porque no lo veo enojado, ni arrepentido y me cuesta entender que carajos está pasando por su cabeza

—En privado —añado dándole a entender que no quiero que Beatriz escuche nuestra conversación y agradezco que la chica sea una persona razonable ya que no se ofende por mi demanda. solo se marcha en dirección hacia el jardín asegurando que tiene algo que hacer allí. quitándome un poco de presión de encima.

—Mejor vamos a mi despacho —propone el hombre guapo a mi lado haciendo un gesto con la cabeza para que lo siga.

Obedezco sin refutar como siempre.

Cuando entro en su despacho los latidos de mi corazón se aceleran al ver como cierra la puerta. De repente siento el enorme despacho encogerse ante la imponente figura del hombre de 1.90 que se me acerca indicándome que me siente en un mueble frente a él. Intento mantenerme serena, pero lo cierto es que estoy tan rígida que pareciera y llevara un palo metido en el culo

—Ahora si. ¿dime que pasa? —me estremezco al escuchar como su voz hace eco en el lugar dejándome completamente en blanco. No sé dónde carajos quedo mi argumento.

El hombre sentado frente a mí, me observa expectante esperando que hable así que solo suelto lo primero que me viene a la mente.

—Yo.. lo siento mucho Daniel —me disculpo agachando la cabeza.

—¿Por qué exactamente te estas disculpado? —pregunta con sequedad 

—Por haberte besado a la fuerza y por seducirte para que hicieras. eh.. bueno tu sabes que.

—Mírame a la cara Camile —exige y levanto mi rostro incomoda, clavando mi mirada temerosa en la suya.

—¿Estas arrepentidas? —dejo escapar un suspiro negando con la cabeza.

En realidad, ese es el maldito problema, que no me arrepiento porque me gusto, me atrae mucho Daniel y eso es lo que está mal

—Entonces no tengo porque disculparte, ya que yo también me deje llevar y tampoco me arrepiento de lo ocurrido. Lo volvería hacer, encantado. —su confesión me deja impactada e incrédula. ¿asaco escuche bien?

—No debería impresionarte mi declaracion ya que eres muy hermosa. Estoy seguro que allá afuera hay muchos tíos que se sentirían atraídos por una mujer como tú —asegura asomando su sonrisa seductora

Me quedo idiotizada detallando sus carnosos  labios y aparto el pensamiento porque no es el momento para eso.

Honestamente me siento vulnerable ante este hombre que apenas acabo de conocer. las cosas que me dice me hacen sentir la mujer más feliz del mundo y tengo mucho miedo de lo que pueda pasar de ahora en adelante porque el hecho de haber probado la manzana prohibida me hace querer ir por mas y Marcos no se merece que lo engañe.

—¿Cómo le vamos a explicar esto a tu primo? Me siento mal por él, tú ¿no? 

—No —declara encogiendose de hombros —. Marcos no es tan santo como crees, asi que deja de sentirte culpable.

Sus palabras crean una nube de duda y confusión en mi mente, ¿acaso esta insinuando que Marcos me ha estado engañando?

—¿A qué te refieres con que no es tan santo?  —pregunto temerosa de su respuesta, pero se levanta con un gesto irritado.

—Dejemos el tema aquí, tengo que salir a resolver unos asuntos. —masculla evadiendo mi pregunta —, si necesitas algo pídeselo a Beatriz.

Se marcha rápidamente dejándome sola en su despacho con mil dudas en la cabeza, pero con temor a preguntar.

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