Capítulo 18

Alice:

Faltan 30 minutos para las 8 de la mañana y ya estoy completamente lista para la cita de hoy con Marcos. Me remuevo en el sofá una y otra vez, no puedo negar que estoy sumamente nerviosa de nuevo y es que estar con él me tranquiliza, es como si yo sintiera que tal vez suceda algo con él.

Tomo una gran bocanada de aire y siento mi estomago hecho un nudo, sin embargo, decido que sería buena idea comer algo antes de salir. Voy hacia la cocina y tomo un pan tostado y untado un poco de mantequilla de maní.

Mamá se ha ido hace un par de horas, le he dicho que volveré a salir con Marcos y me sonrío de oreja a oreja, me recordó que me cuidara y que estuviera reportándome.

Miro por la ventana y no puedo evitar pensar, que me depara el día de hoy, estoy entusiasmada por volver a verlo, es tan extraño y misterioso, es diferente al resto de los chicos y me siento segura a su lado, eso es lo que más me atrae supongo.

Estoy a punto de terminar la tostada cuando escucho como llaman a la puerta y un trozo de pan se atora en mi garganta obligándome a toser. Escupo un poco de pan atorado en mi garganta para terminar tomando un gran sorbo de agua y tratar de recomponerme.

Respiro por la nariz pero no puedo dejar de toser. Siento como las lágrimas inundan mis ojos y a la vez tomo un poco de agua para desatorar el trozo que atraviesa mi garganta. Cuando por fin me recompongo, limpio mi boca y trato de recomponerme para ir a abrir la puerta. Y encontrarme con Marcos usando jeans oscuros y una camisa blanca cuello “V”.

—Hola hermosa —lo miro a los ojos y siento como mi rostro se acalora. Luce muy atractivo.

—Hola— digo con un hilo de voz

—¿Lista? —asiento y doy media vuelta para buscar mi bolsa.

—Has llegado antes… faltan 20 minutos para las 8 —digo antes de cerrar la puerta.

—No podía esperar más— siento como pone su mano en mi cintura para después envolverme en sus brazos con un fuerte abrazo. Sentir su tacto me resulta muy reconfortante y no puedo evitar que mis piernas se estremezcan.

Caminamos en dirección al auto negro estacionado justo frente a mi casa. Abre la puerta y me adentro lo más rápido que puedo, lo observo cruzar por enfrente mientras rodea el auto y me doy cuenta de lo varonil que luce, es como si algo hubiese cambiado en él. Me refiero a que antes también era un hombre muy masculino pero ahora denota una extraña postura. En segundos enciende el auto y comienza a cambiar las canciones de su estéreo.  Se decide por Aerosmith, me encanta esa banda

—Y ¿a dónde vamos? — pregunto para romper con el silencio y él sonríe de lado.

—Tengo algo planeado— guiña un ojo y eso me hace sentir aún más nerviosa.

—¿Dónde? — insisto pero él niega varias veces. Miro el camino y parece ir hacia el centro comercial, pero después se aparca en una sencilla cafetería que ya antes había observado en el camino al campus. Bajamos del auto y nos encaminamos hacia el lugar.

Me invita a pasar abriendo la puerta y sencillamente me siento fascinada ante su gentileza. Ordenamos dos cafés y después nos sentamos en una mesa cerca de la ventana.

—¿Has descansado? — asiento mientras aprieto mis manos en el vaso de café caliente.

—He hablado con Azura ayer, trate de persuadirla un poco y que su humor mejorara— digo para después tomar un sorbo y él abre los ojos suspirando.

—Tiene un carácter difícil.

—Igual que tu— digo sonriendo pero parece no darle mucha gracia.

—¿Nos vamos?

—Pero si acabamos de llegar — digo entrando un poco en pánico, no sé si lo hice molestar con el comentario, sonríe y se encoge de hombros.

—Esto no es lo que tenía preparado —asiento mientras sonrío levemente y me pongo de pie.

—De acuerdo, vamos —salimos del local para volver a entrar al auto. El camino es bastante complicado, hemos cruzado un par de terrenos enormes rodeado de árboles altísimos y en algunas partes con una vegetación extraña.

—¿Dices que esto es de tu familia? — asiente

—Ha pasado de generación en generación —no me canso de ver ese bonito paisaje, son árboles grandes y boscosos, no hay muchas flores pero luce hermoso. Puedo visualizar una pequeña casa de ladrillos al fondo del camino. Luego echo un vistazo hacia Marcos pero él sigue concentrado en el camino.

Como pensé aparca su auto justo frente a la bonita casa de ladrillos. Sus alrededores son completamente verdes y parece que no llega ni un solo rayo de sol en todo el día.

—Después de usted— dice abriendo la enorme puerta de madera. Me adentro al lugar un tanto atónita. Enciende la luz y visualizo una hermosa estancia hogareña, los muebles son viejos pero lucen muy limpios, percibo un poco de humedad en el ambiente. Me percato que todo aquí es de un tamaño más grande de lo normal.

—Es un lugar hermoso— digo siguiéndolo por la sala.

—Gracias— toma mi mano y me conduce cruzando un largo pasillo.

Atravesamos una puerta de cristal y ahí está una pequeña huerta de árboles frutales. Es verdaderamente impactante, esto me hace sentir muy bien. Continuamos caminando hasta llegar a una mesa de madera adornada con flores.

Marcos se detiene y me coloca frente a él para abrazarme por detrás tomándome por sorpresa.

—¿Te gusta? —pregunta a mi oído haciendo que mi piel se estremezca.

—SÍ, todo el lugar es hermoso— asiente y esconde su rostro en mi esponjado cabello, puedo sentir como aspira mi aroma.

—Te extrañe tanto Alice —Puedo sentir como mi rostro se torna del color de un tomate—. No me gusta estar lejos de ti ¿sabes?, no puedo estarlo…

Muerdo mi labio inferior y siento como mis piernas están fallando, su voz rasposa me recorre el cuerpo haciendo que se active todo mi torrente sanguíneo.

—Siéntate— me dice señalando la mesa de madera y él hace lo mismo—. ¿Sabes?, todo esto tiene un propósito.

Pasa su lengua por sus labios y yo aprieto mis piernas, estoy comenzando a sentirme un poco excitada.

—Quiero hacerte una pregunta —asiento sin decir ni una palabra—. ¿Quieres estar conmigo?

Pestañeo varias veces tratando de ubicar la mirada. ¿Se refiere a salir con él?, ¿estar con él en… que forma?, basta Alice, deja de pensar y contesta.

—Claro que si—contesto de manera rápida, él asiente tomándome de la mano

—Entonces deberías saber algo… —frunzo el ceño extrañada pero sin ocultar mi sonrisa.

—¿Qué cosa? — carraspea y puedo escuchar como toma aire pesadamente. Miro sus ojos y me estoy perdiendo. ¿Qué tengo que saber?

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