Capítulo 15

Marcos:

Sentir su pequeño cuerpo entre mis brazos me hace quererla aún más. Quiero aliviar todo ese dolor que esconde. Tener idea de que alguien pudo hacerle daño me enfurece, pero ¿a qué se refería con ese comentario?, ¿será que su padre abusaba de ella físicamente?, mierda siento mi pecho ansioso.

Mi lobo la desea físicamente y yo no puedo separarme ni un poco de ella. Su olor me vuelve loco a pesar de que está combinado con una gran cantidad de alcohol.

Se le ve cansada, se le ve que la noche a pesar de haber sido en casa fue muy activa. Sé que Maddox la cuidaría bien, pero es mi deber como su mate estar para ella en cualquier lugar, no puedo ni pensar en perderla… haciendo a un lado que ella puede querer huir de mi cuando sepa mi verdad.

—¿Quieres que te lleve a casa? —ella asiente y comienza a buscar por el piso su vestido, creo yo. La puerta se abre, es Maddox.

—Alice, puedes tomar unos pantalones y una blusa —mi linda chica simula una sonrisa mientras su amiga se lo entrega.

—Voy a asearme —dice y yo salgo del cuarto para encontrarme con Lois y su mirada devoradora.

—Tranquilito— le digo mientras se acomoda el bulto en su pantalón

—¿Viste a Abril? —niego con mala cara

—No me interesa Abril —él suspira

—A mí si amigo —tomamos asiento en el sillón y recuento los daños.

Parece que anoche estuvieron tomando whisky. Vaya 1, 2, 3 botellas, un florero roto y el vestido de Alice tirado junto al de Abril, me pongo de pie y los levanto al igual que las botellas. Alice cruza la puerta seguida de Abril, se ha despintado y se ve igual de hermosa

—¿Lista? —le digo y ella asiente sin mirarme, probablemente se sienta avergonzada.

—Vale más que te mantengas a raya Marcos —dice Abril de mala gana y alzo una ceja, comprendo que se preocupe por ella pero…

—Adiós— le dice Alice y comienza a bajar las escaleras.

—Espera, yo te ayudo—mi pequeña chica niega y se libera de mi agarre.

En el auto no dice nada, de vez en cuando volteo a mirarle pero sigue con la mirada perdida en el camino, me preocupa.

—¿No quieres comer algo? —pregunto pero ella se niega—. ¿Ya te ha llamado tu mamá?

Niega de nuevo y decido que es mejor que guarde silencio el resto del camino. Veo que el auto de su mamá está en la cochera. Bajo y le ayudo a salir, tal vez no sea la mejor manera de conocerla, pero es ahora o nunca.

—Mi madre está… —la puerta se abre y una mujer como de unos 40 a lo mucho nos mira con los ojos bien abiertos

—Alice…  —carraspeo

—Señora, mucho gusto soy Marcos Dunne —estiro la mano y la mujer corresponde el saludo

—Joana, e igualmente —se arregla un poco el cabello y estoy casi seguro que no esperaba nuestra llegada

—Pasen —niego con la cabeza

—Yo solo he venido a traer a Alice —mi chica se voltea hacia mí.

—Gracias —dice suave y se mete a su casa

—Hasta luego señora —su madre sonríe

—Hasta luego Marcos —doy media vuelta y subo al auto, no cierra la puerta hasta que me voy, que extraño, he percibido algo raro en ella.

Conduzco a casa ya un poco más tranquilo pues sé que Alice está a salvo y que su madre probablemente le esté haciendo un té o algo que la haga sentir mejor. Enciendo un cigarrillo y aspiro fuerte para calmar la ansiedad que su ausencia genera. Cuando mi móvil suena

—¿Pasas por mi? —es Lois, contesto afirmativamente. Y conduzco de nuevo en dirección hacia la casa de Maddox. Sé perfecto que algo surgirá entre ese par.

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Ya en mi habitación trato de aclarar mis pensamientos

—¿Qué harás? —pregunta mi amigo y yo me encojo de hombros

—Por el momento concentrarme en la ceremonia de esta noche.

Hoy pasaré a ser el Alpha de la manada, no puedo negar que estoy un poco nervioso pero estoy aún más nervioso por saber cómo reaccionará mi Alice cuando se entere de lo que en verdad soy y que ella será parte de mi vida para siempre. Llaman a la puerta y se adentra mi madre con cara de angustia.

 —Marcos, necesito que hables con tu hermana no ha querido bajar a comer y ni siquiera abre la puerta —frunzo el ceño, debe ser por la interrupción de anoche y estoy casi seguro que no quiere ni verme en pintura, pero ¿qué otra cosa puedo hacer? Se comporta como una adolescente.

—Vale mamá yo hablaré con ella —digo con un largo suspiro, ella asiente con una sonrisa que parece más una mueca y se retira

—¿Por qué no le has dicho lo de la fiesta? —me encojo de hombros

—Esto ahora recae en mis manos.

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