Capítulo 13

Marcos:

—Será mejor que la dejes —dice Lois y yo lo miro como si le hubieran salido 6 cabezas.

—¿Estás loco? —niega

—Tú estás loco, la cagaste —cierro los ojos y trato de controlar mi furia. ¿Qué hiciste Marcos? “No la dejes ahí, llévala ahora a casa, tienes que tenerla ya”. Siento impulsos enormes en sacarla del baño y llevarla en este momento a casa, no soporto más esto.

—Me la llevaré —mi amigo me toma por los hombros y pega mi cuerpo a la pared de un golpe. Probablemente si fuera cualquier persona en este momento ya estaría en el suelo y con el rostro desfigurado, pero es Lois.

—No lo harás, no puedes llevártela así, tiene familia ¿recuerdas?, si se llevaran a Azura ¿cómo te sentirías?, y ¿tu madre? —sus palabras me hacen pensar en lo difícil que sería pasar esto siendo su madre. Mierda, ¿Qué hago?

—Ya no querrá acercarse a mi después de esto —escupo y él niega

—Nos las arreglaremos —trago saliva, el dolor en mi pecho es fuerte—. Yo me asegurare de que lleguen a casa, entiéndelo, no quiere verte.

Muerdo mi labio inferior hasta sacar sangre, mis puños tiemblan, quiero golpear algo, alguien…

—Está bien, me llevaré a Azura —Lois asiente—. Mantenme informado.

Vuelvo hacia donde mi hermana debe estar y la miro con los brazos cruzados, tiene mala cara.

—Vámonos— le digo sin mirarla y le voy abriendo paso entre la bola de estúpidos adolescentes. Ya en el auto enciendo un cigarrillo, no me dedica ni una palabra, mi mente en este momento está en aquel club. Quiero saber si ella está bien.

—La cagaste —dice rompiendo mis pensamientos y la miro fríamente sin darle respuesta, ¿no me digas? y todo por tu rebeldía, pienso—. ¿Y ahora qué harás?

Entorno los ojos y vuelvo la mirada hacia el camino, no quiero hablar con ella, no en este momento, estoy demasiado molesto y terminaría cagándola de nuevo.

Llegamos a casa y se baja del auto, necesito liberar esta tensión. Tomo mi móvil y llamo a Barbará.

—¿Estás ocupada? —como es costumbre su ronca voz me dice

—¿Para ti Marcos?, nunca —le digo que en 10 minutos llego y termino la llamada, es cuando me doy cuenta de que Azura está en la ventana escuchando todo.

—¿Es enserio?, ¿la cagaste con Alice y ahora vas a ir a follarte a esa puta? —cierro los ojos y doy un golpe en el volante

—Por favor Azura entra a casa, ese no es tu asunto —me mira de mala gana y después en sus ojos aparece ¿decepción?, ¿asco?

—¡Eres un… cobarde!, ¡eres un estúpido monstro! —dice antes de darse la vuelta y entrar a casa dejándome asqueado de mí, asqueado de todo lo que hago. Pienso en Alice, no se merece que le haga esto, ni que le hablará así, fue todo un impulso. Suena mi móvil y es Lois.

—¿Ya se fueron? —da una respuesta negativa

—Parece que en el baño han cargado pilas y comenzaron a bailar de nuevo —bufo

—Por favor no te separes de ella —se despide y comienzo a conducir a casa de Bárbara.

El tráfico es ligero. Llego al departamento y como es costumbre me recibe con los brazos abiertos, es una chica rubia, con curvas, loba de nacimiento, fuerte y audaz. Nuestros encuentros tienen dos años aproximadamente, aunque los dos sabemos que no nos ata nada, sino solo el sexo. No hace falta hacer mucho para tenerla abajo de mi y embistiendola. Sin embargo, después del polvo no siento nada. La tensión no me ha abandonado, me pongo de pie y recojo mi ropa de manera rápida, es cuando ella me abraza por detrás.

—Te noté desconcentrado —no quiero hablar con ella, ¿Qué le importa si estoy o no concentrado? —. Y hueles diferente.

Suena despechada y la verdad es que durante el rato que pasamos teniendo sexo yo solo pensaba en Alice, mi mente la ocupaba ella y nadie más.

—Sabes que esa humana no podrá darte nunca lo que yo te doy— susurra a mi oído y después comienza a caminar desnuda frente a mí—. Terminaras partiéndola en dos querido… tan solo es una débil humana.

—Pues vale más que dejes de referirte a ella como “una débil” humana, será tu luna —Bárbara me mira incrédula con los ojos bien abiertos

—¿QUE?, ¡¿ERES ESTUPIDO O QUE MARCOS?! TENEMOS DOS AÑOS DE RELACIÓN Y TU TE IRÁS CON ESA MUJER —la furia me invade cuando se refiere así a Alice

—¡No la nombres nunca!, tu boca es demasiado sucia para hablar de ella y nosotros no tenemos ninguna relación, desde el principio estipulamos esto como pura diversión —Ríe a carcajadas

—Pues esta boca tan sucia te dio bastante placer ¿no recuerdas? —tiro de ella hasta que golpea con la pared. Se pone de pie riendo, esto no es nada para un lobo como ella.

—¿Y qué pasará cuando la azotes así?, terminará muerta Marcos… y por tu culpa, nómbrala luna y mátala en tu noche de bodas —la fulmino con la mirada y la tomo de su cuello levantándola hasta mis ojos.

—Cállate, no volveré a verte y si no quieres morir, deja de hablar estupideces —la suelto de mi agarre y cae al suelo retorcida por falta de aire.

Salgo de la habitación y me siento asqueroso, ¿Cómo pude hacerle esto a Alice? Ni siquiera encontré la mínima satisfacción, todo lo que quiero y necesito lo tiene Alice.

Conduzco a casa y no puedo evitar fumar un cigarrillo tras otro. Voy directamente hacia la ducha. Todos deben de estar dormidos. No he recibido ni una llamada de Lois y ya son las 3 de la mañana, solo espero que estén bien.

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