Capítulo 14

Alice:

—No dejes que te arruine la noche Alice, por favor —suplica Abril, la verdad es que estoy muy molesta, por su reacción, sus palabras por todo, jamás creí que fuera capaz de hacer algo así. Lavo una vez más el rasguño y moretón que ha dejado en mi brazo

—Es un salvaje —dice Abril y yo trato de ignorarla

—Vamos —le digo tomándola del brazo y guiándonos a la pista. Continuamos bailando por mucho tiempo, hasta que mis pies duelen.

—Vamos a sentarnos —le digo y caminamos a unas mesas que hay en el lugar.

—¿Te sientes mejor? —pregunta Abril y yo asiento

—Claro— miento. Después de un rato salimos del lugar y pedimos un taxi, damos la dirección pero antes le pagamos para que nos compre varias botellas de whisky, al sujeto no le costó mucho acceder al encargo. Es cuestión de minutos para encontrarnos en el apartamento de Abril.

—Muero por tener 21 y poder comprar yo misma mi alcohol— sirve en unos vasos alargados whisky con hielo.

—Por los idiotas —chocamos nuestros vasos y tomamos, uno, dos, tres… pierdo la cuenta y comienzo a sentirme algo mareada.

—¿Abril? —llamo a mi amiga, estoy tirada en el sillón con solo mi ropa interior

—¿Si?

—Jamás me había emborrachado —digo arrastrando las palabras y mi amiga suelta una carcajada.

—Feliz primer emborrachada amiga —dice ayudándome a ponerme de pie y pasarme otro vaso de whisky.

—Gracias —contesto sonriendo, sé que me veo estúpida

—Toma, toma —Continuamos hasta casi terminar con las 3 botellas que hemos comprado.

—Estoy mareada —le digo y ella ríe

—Vas a vomitar —apenas la escucho, corro chocando con todos los muebles hasta el baño y empujar todo el alcohol fuera de mi.

—¡Mierda! —digo limpiando mi rostro—. No creo que vuelva a hacer esto.

Mi amiga llega tambaleándose y le ayudo con el cabello para que ella deseche el alcohol. Después de unos minutos y ya más tranquilas me abraza por los hombros.

—Vamos a dormir —dice guiándome a la cama y caemos desmayadas.

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El sonido del timbre me despierta.

—¿Pero qué…? —trato de ponerme en pie pero el dolor de cabeza es muy intenso.

—Abril… el timbre —mi amiga gruñe y se levanta con menos problemas que yo, ya debe de tener experiencia.

—¿Qué mierda quieres? —escucho decir a mi amiga y después como la puerta se abre y ella da un grito que hace que los tímpanos se me revienten

—No grites —digo susurrando y poniendo la almohada en mi cabeza

—¿Dónde está? —es voz de hombre, mierda parece la voz del cavernícola de Marcos—. ¡Alice!

Gruño mientras me pongo de pie con trabajo, el dolor no cesa.

—¡BASTA YA! — grito abriendo la puerta de la habitación—. ¡Deja ya de gritar idiota!

—¿Pero qué…? ¡Alice cúbrete! —alzo una ceja y veo como me mete de un tirón al cuarto de Abril.

—Quítame tus manos… —suelto un manotazo y miro sus ojos de frente, está molesto y yo también.

—Basta Alice —se acerca a mí y huele—. Has estado tomando y estás semidesnuda.

—¿Enserio? —doy media vuelta y me vuelvo a tirar en la cama de mi amiga cubriéndome. Sus pesados pasos se acercan.

—Alice déjame ayudarte —masajeo mis sienes

—Entonces vete y déjame dormir —niega con la cabeza y me obliga a ponerme de pie, pero me resisto. Termina por tomar mi brazo para ver el hematoma y rasguños

—Perdóname —dice besándolos pero no quiero saber nada y lo empujo.

—Deja de hacer esto —su comportamiento me recuerda al de mi padre.

—Por favor… perdóname Alice, ayer no me controlé y… —ruedo los ojos de nuevo.

—No me digas —su respiración es pesada

—Basta Alice, cámbiate, te llevaré a casa —lo miro con cara de pocos amigos.

—¿Quién eres tú para decirme que hacer Marcos? —se pone de pie y golpea la pared haciendo que me sobresalte aún más.

—Por favor, deja que te ayude Alice —me pongo de pie y doy varias zancadas hacia donde está.

—¿Has visto lo que me hiciste?, mira esto —digo apuntando hacia la marca y él niega, diría yo que está a punto de arrancarse la cabeza.

—Perdóname, no quería hacerlo, no pude controlarlo.

—Mi padre tampoco podía controlarlo Marcos —escupí y al segundo me arrepentí.

—¿Qué has dicho?, ¿tu padre? —niego

—Vete, por favor —se acerca a mí y me abraza. Lucho contra su agarre, hasta quedarme exhausta y perderme en el llanto. Ese secreto que tanto había guardado al fin lo dije, al fin lo sabe alguien.

—Lo siento mucho Alice, lo siento mucho, yo jamás te haría daño, lo juro —dice mirándome a los ojos—. Por favor, perdóname

Vuelve a abrazarme y nos quedamos unos minutos así.

—Lo único que quiero es protegerte— sorprendentemente mi mente se pone en paz.

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