—Estoy hablando en serio, Kate —soltó Michelle malhumorada.
—Oye tranquila, solo bromeo.
—Lo que pasó esta noche, me hace sentir… ansiosa ¿Qué pasará si Ramsés se entera?
Mi matrimonio va a terminar por una calentura. —Cada segundo que pasaba, Michelle se desmoronaba más.
—¡Vamos! No es como si Ramsés fuera un santo.
—No se trata si es un santo o un diablo, se trata de mí, esos no son los principios que me inculcaron.
—¡Ay por favor! Gracias a esos "principios" que te inculcaron, terminaste casada con un idiota. —Kate, ya estaba exasperada.
—No se trata de él, se trata de mí —contestó entre sollozos, Michelle.
—Cariño, son casi las dos de la mañana, estamos a kilómetros de casa ¿Tu crisis existencial puede esperar treinta minutos? Porque la mía, sí ¡Marco es un imbécil! —Al escuchar las palabras de Kate, Michelle entendió que ella tampoco se sentía de la mejor manera, aunque no era lo mismo ver frustrada tu nula carrera periodística a ponerle los cuernos a tu marido descaradamente.
La chica solo atinó a asentir, se abrazó a sí misma y su mente le jugaba malas pasadas al recordar de manera tan vívida el encuentro con aquel hombre.
¿A qué se dedicaría?
¿Cada cuanto tiempo asistirá a ese club?
¿La pelirroja sería su esposa?
Esa y más interrogantes invadían su mente, aunque ella hacía todo para reemplazarlas por la culpa de haberle sido infiel a su esposo.
—¡Es tan tarde! —externó preocupada mirando su celular, al que solo le quedaba cinco por ciento de batería.
—Llegaremos muy pronto —la calmaba, Kate
Michelle no recordaba con exactitud, cuánto tiempo pasó para que las calles a su alrededor fueran más conocidas.
Cuando por fin llegaron a su casa, se despidió de Kate.
—¿Quieres platicar?
—Al rato, ahora tengo muchas ganas de dormir —le dijo entre bostezos.
—Entiendo, lo único que diré es que no te sientas mal por "arruinar" algo que ya está destruido.
—Bien —contestó Michelle, sin mucho ánimo, lanzó un gran suspiro y se dirigió a su casa. Buscó
en su bolsa las llaves y en cuanto las encontró las metió con rapidez, deseaba tanto estar dentro.
Al entrar el aroma familiar llenó sus fosas nasales. Ella podía decir con seguridad que ese era su hogar, o lo que quedaba de él.
Cuando se casó con Ramsés, todo parecía ser como un cuento de hadas, él, según el criterio de sus padres era el hombre perfecto para ella. Pero llegó el fin del "felices para siempre" y se dio cuenta de que las relaciones de pareja eran más complejas.
El trabajo de Ramsés absorbía gran parte de su día a día. Ser un arquitecto de prestigio tenía que tener un lado no tan bueno.
Comenzaron a distanciarse cada vez más.
"Hemos visto a Ramsés muy acarameladito con la secretaría de la empresa"
Rumores y más, se comenzaron a escuchar.
Pero ella, guardaba la calma, conocía a su esposo y sabía que él solo tenía ojos para ella. Por eso, cuando los encontró en la heladería de una concurrida plaza comercial, besándose, se sintió destruida.
Se suponía que su amor era para siempre, y que no tenía ojos para nadie más.
《No volverá a pasar, perdóname》Habían sido sus disculpas. Michelle, le creyó.
《Si lo hizo una vez, lo hará siempre》 Fueron las palabras de Kate, y como si ella fuera profeta, sus palabras se cumplieron.
《Si me vas a estar haciendo escenitas, lo mejor es firmar el maldito divorcio》fueron las palabras de su marido, ante el último descubrimiento. Ramsés se mandaba mensajes bastante sugerentes con otra "compañera" de trabajo.
Ahora, ella no podía decir nada, ¿Con qué cara podría reclamar una infidelidad?
Si ella le había puesto la cereza del pastel a ese matrimonio destruido.
En el pasado, pensó muchas veces en terminar con eso, y que cada quien hiciera su vida. Pero siempre se arrepentía, alegando que ante todos había declarado que él era el hombre de su vida y tenía que correr la otra milla por hacer que ese matrimonio funcionara.
Agradeció con todo su ser que Ramsés aún no hubiera llegado de su importante reunión de trabajo.
Michelle aprovechó para meterse a la ducha, no se preocupó por desmaquillarse, ni siquiera le importó dejar tirado en medio del baño tan elegante vestido, al menos para lo que solía ponerse.
Cuando las gotas de agua inundaron por completo su piel, las lágrimas se apoderaron de los ojos marrones de la chica. Se sentía vacía.
¿De verdad había valido la pena perder su integridad por un rato de placer?
¿Ese casual encuentro sería la gota que derramará el vaso en su relación?
Cuando salió de la ducha, su mente se sentía más despejada.
Ramsés se había equivocado en el pasado, y no por eso su matrimonio se terminó, ahora era su turno de meter la pata, pero lo importante era que eso se podía solucionar.
Ella amaba a su esposo, y sabía que pese a sus fallas, Ramsés la amaba.
Así que nada pasaría, pues ese encuentro de una noche no podía cambiarlo todo ¿O sí?
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Comments
Rose
creo q estás equivocada Michell seguro q tu vida a dar un gran giro 🤔🤔
2024-04-02
0
Victoria Ruiz
Jajajajaja reunión de sexo... 🤣🤣🤣
2023-09-30
2
Gris Frag.
mucha verdad en tus palabras Ale Must
2023-06-26
0