Capítulo Diecisiete

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Viajamos en la noche a nuestro destino de fin de semana de puente. Nuevamente, Manuel es el piloto. Llegamos en tres horas y cincuenta minutos a nuestro destino a las nueve de la noche. 

—Mi bonita, te presento tu sorpresa: Puerto Rico. Estamos en la capital, San Juan. —Mando mis manos a la boca.

—¡Wow! Mi sueño ha sido conocer Puerto Rico, por eso te di pistas para que eligieras este destino. No puedo creer que hayas captado el mensaje. —Me encanta este lugar.

—Ja, ja, ja, la verdad no lo capté nunca, fue otra vez el pajarito el que me lo dijo. —Al menos lo admite.

—¡Ay, no!, y yo toda convencida. Pero me encanta que le hayas preguntado a Emmanuel, porque si no, ¿quién sabe dónde me hayas llevado? —Le doy un beso apasionado, lo amo y amo que se preocupe por complacerme.

Llegamos al hotel, esta vez en una suite para nosotros solos. Me duché primero, luego Manuel y nos acostamos solamente a dormir. Le dije que madrugaríamos para ir a la playa.

Me desperté a las cinco de la mañana, e hice unas llamadas a la recepción reservando una cena romántica en el restaurante de la playa. Mientras cenamos, van a decorar la habitación para una noche romántica. También pedí el desayuno a la habitación. Cuando llegó el desayuno, lo llevé a la terraza y corrí las cortinas para que se fuera despertando.

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Abro los ojos y me asusté al no sentir a mi bonita en la cama. Una luz entra por el ventanal y ahí está la dueña de mis pensamientos, ya en vestido de baño. Era en serio que íbamos a madrugar para ir a la playa.

—Despierta, dormilón, te soy infiel con el sol. —Me da un besito para que despierte bien.

—¿Ah? —No le entiendo.

—Olvídalo, es un pedazo de una canción. —Oh, sí, yo la he escuchado.

—Sí, yo sé. Es de las chicas del can. —La he escuchado en las fiestas de la familia de la Pava en Colombia.

—Pues yo la conozco de Amanda Miguel, ja, ja, ja. Ven, vamos a desayunar antes de que se enfríe. Cuando termines, te doy cinco minutos para que te duches y arregles. —Esta mujer sí que sabe aprovechar el tiempo en este paraíso tropical.

—Sí, mi general —le hago el saludo militar.

Cuando salgo del baño, Irene entra y se toma una foto en el espejo.

—Es para mandarle a Emma. —Me explica para quién es la foto.

Salimos para la playa e Irene brincaba de alegría corriendo a la orilla del mar. Por el camino se quitó el pareo y el sombrero para meterse al mar, y yo corría detrás de ella recogiendo lo que tiraba.

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Con Manuel volví a vivir, todo lo que había dejado atrás por estar con Fernando. En estos momentos los estoy recuperando con él, con mi nuevo amor. Manú me hace sentir viva, he vuelto a ser feliz y estoy completamente segura de entregarme a él esta noche. Espero que lo que planeé salga de maravilla y sea una noche muy especial.

Estuvimos toda la mañana en la playa, luego fuimos a almorzar al restaurante del hotel. En la tarde recorrimos San Juan y cuando llegamos a la habitación nos preparamos para la cena.

—Manú ¿no estás listo? ¡En media hora salimos a cenar! —Lo veo muy relajado.

—Es que no sé qué ponerme, ja, ja, ja. Mentiras, ya me pongo lindo —No quiero que sospeche que estoy planeando algo.

Bajamos al lobby del hotel y nos esperaba un botones para guiarnos al restaurante frente al mar. Bajamos por una escalera a una terraza al lado de la playa

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Sospechaba que era una cena romántica, pero esto superó mis expectativas. Le corrí la silla a mi bonita para que se siente, y en ese momento llegaron los meseros a servir la cena y destaparon una botella de champán bien frío.

—Me sorprendiste, bonita, ¿cuándo planeaste todo? _ Siempre estuvo conmigo.

—Esta mañana, mientras dormías, llamé a la recepción e hice la reserva. Les dije que era una cena romántica y me propusieron hacerlo acá en el restaurante de la playa. —Me explicó.

—Está todo muy bonito, y la comida riquísima. —Muy lindo el detalle de mi bonita.

Terminamos de cenar y bebimos el champán. El postre, creo que Irene me lo dará en la habitación.

—Entonces, ¿si te gustó la sorpresa, mi amor? —Siento una inmensa alegría, por fin lo dijo.

—¿Mi amor? —¡Mi bonita me dijo, mi amor! 

—Sí, Manú, mi amor. Ya no tengo dudas, te amo. —Nos damos un beso apasionado, nos paramos de la mesa, tomé su mano y nos dirigimos a la suite. Durante todo el camino, Irene no dejaba de besarme. Subimos al ascensor, comiéndonos a besos hasta que llegamos a la suite.

Cuando abrí la puerta de la suite, veo otra sorpresa que me tiene mi bonita.

Mientras estábamos en la cena, decoraron la suite de manera romántica. Irene me acerca una botella de champán para que la abra y llene dos espumosas copas. Apenas toma un sorbo se va para el baño de la habitación. 

—Amor, ya vuelvo, me voy a poner algo más cómodo —Dios, amo a esta mujer. 

Cuando sale mi bonita del baño, mi “amigo” saltó de alegría.

—Irene, mi bonita, me vas a volver loco —la acerqué a mí y la besé frotándome en su vientre. Lentamente, la llevo a la cama y le quito el baby doll, dejando a la vista sus exuberantes curvas, que siempre soñé ver al natural. Me quito la ropa y libero a mi lagrimoso amigo de su prisión. Terminé de desnudarla, y veo que su amiga ya está lista para mí.

—Mira, “amigo”, nuestra “amiguita” ya está lista para que te pierdas en ella —Irene me mira pícara, al ver cómo me refiero a nuestros sexos. 

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Veo cuando libera, como lo nombra, su “amigo” del pantalón y es tan grande que creo que me va a doler. Ya hace tanto de nada de nada, que no sé cómo mi “amiga”, como ya es conocida, lo vaya a recibir. Menos mal, estoy tan húmeda, pues Manuel me la está torturando con su boca. Veo que se ubica en mi entrada y empieza a sobar a su “amigo”, listo para entrarlo.

—Espera, Manuel. Debo alcanzar los preservativos que están en la mesa de noche —Manuel no me deja parar de la cama.

—Tranquila, mi amor. Yo tengo la vasectomía desde hace diez años. Quiero sentirte al natural —¡Si es así, genial! 

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Entonces, por fin, entre despacio en su cavidad.  Oh, está tan estrecha, que espero que no le haya dolido. Sé que es de buen tamaño, por eso esperé a que estuviera bien húmeda. Empieza a mover la cadera dándome la señal de que mueva a mi amigo.

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