Capítulo Dieciséis

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Llegué con Irene a mi apartamento, parece un sueño hecho realidad tenerla a mi lado.

Estamos con Estrella, ella es tan juiciosa, se adaptó rápidamente a nosotros. La ubicamos en su camita luego de darle la comida que nos recomendaron en la veterinaria.

Nosotros también nos vamos a dormir, pues casi no hemos descansado. Solo lo poco que dormimos en el avión.

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“Mientras tanto, en una gala de beneficencia”

—Señor Fernando, lo buscan en la entrada unos señores. ¿Los hago pasar? —Avisa un organizador del evento.

—Claro, dígales que sigan. —¿Quiénes serán? Se pregunta Fernando. 

—Señor Fernando Suárez, queda usted arrestado por chantaje, falsificación de documentos, cobro Indebido de seguros, robo, obstrucción a la justicia, bigamia, evasión de impuestos, abuso de confianza, falsas acusaciones hacia su esposa Irene Liz Suárez, todas con sus respectivas pruebas quien también solicitó demanda de divorcio por lo anterior expuesto. —No reacciono ante lo que me dicen mientas me ponen unas malditas esposas.

—¿Qué es esto, Fernando? ¡Dime que esto no es cierto! —Reaccione al escuchar a Katherinna gritar. 

—¡Esto es un error, es falso! Mi amor, tienes que creerme. Todas esas acusaciones son falsas, eso lo hace Irene porque está ofendida y quiere vengarse. —Espero que me crea.

—Señor Fernando Suárez, según la advertencia Miranda, “usted tiene el derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga puede y será usada en su contra en un tribunal de justicia. Tiene el derecho de hablar con un abogado. Si no puede pagar un abogado, le será proveído uno a costas del Estado”—Me llevan a la salida como un perro ante la mirada atonita de todos los invitados.

—Amor llama a Eduardo, necesito que me ayude a contactar a un abogado. —Le alcanzo a decir a Katherinna cuando me entraban a la patrulla.

Maldita seas, Irene, ¿cómo es posible que me hayas humillado de esta forma, haciéndome arrestar delante de todos los compañeros de Katherinna?

¡Me la vas a pagar Irene! ¡Me la vas a pagar!

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—Feliz cumpleaños, señora bonita. Mira que hasta Estrella te está felicitando. —Me subo a la cama con Estrella.

—Gracias, Manú por este detalle. Primera vez que me despiertan con torta en la cama. ¿Cuándo preparaste todo esto? —Me llena de besitos por toda la cara y eso me encanta.

En ese preciso momento, suena el celular de Irene. Es una llamada del abogado, y la pone en altavoz.

📱Señora Irene, buenos días. Qué pena llamarla a esta hora, pero era para informarle que anoche arrestaron a Fernando Suárez, y hoy en la tarde la citaron para declarar. La idea es que se programe el juicio en el menor tiempo posible, para que le den veredicto y lo trasladen a una cárcel del condado. Yo la voy a acompañar como su abogado; más tarde le confirmo la hora y el lugar donde se va a llevar a cabo la diligencia.

📲Gracias, señor Álvarez. Me alegro de que ya lo hayan arrestado, todo se va dando a su debido tiempo. Solo espero que esto acabe lo más pronto posible.

📱Otra cosa, señora Irene. Su papá también fue llamado a declarar, pero en la mañana, por lo que no se cruzará con él. Pero era mejor que lo supiera.

📲Menos mal que no me lo voy a encontrar, no tengo nada que hablar con ese señor.

📱Bueno, señora Irene, la dejo para que siga descansando.

📲Gracias, señor Álvarez, por la tarde nos vemos.

Llegamos a la empresa, antes de dejar a Estrella en la casa de Irene. Subimos a la oficina como siempre, desde el parqueadero hasta el piso veinte. En el hall del primer piso se subió Hunter, que siempre saluda primero a Elisa, su eterna enamorada. Pero él dice que es como la hermana que nunca tuvo. 

—Buenos días, ¿llegaron de nuevo juntos esta mañana? ¿Me he perdido de algo que haya pasado en Italia? —Que molesto es Hunter cuando se lo propone. 

—Buenos días, Hunter, no seas chismoso. Eso, déjaselo a las locas de la red. —Hunter e Irene me miran extrañados. No entienden de qué hablo.

—Irene, tú sí me cuentas, ¿cierto? —Hunter le hace ojitos a Irene, y eso me incomoda.

—Buenos días, Hunter. Más tarde hablamos y te cuento. —Irene le corta para que no insista.

—¿En serio, mi amor, le vas a contar? —Por mí que no lo sepa, por chismoso.

—Es nuestro amigo, ¿por qué no? Además, de pronto le da una úlcera porque lo mata la intriga. —Irene me sonríe, y eso me calma.

—Tranquila, Irene. Con que don gruñón te haya dicho “mi amor”, ya no me tienes que contar nada. Yo solo quería confirmar mis sospechas, pero sin entrar en detalles. —Hunter nos felicita por nuestra relación y nosotros le agradecemos con un abrazo.

«En la tarde se hizo la declaración de Irene, el resto de la semana pasó sin contratiempos. Manuel ultimaba detalles del viaje que harían el fin de semana, y el viernes en la mañana Irene recibió la visita del abogado»

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—Señor Álvarez, buenos días. —Saludé al abogado que entra a mi oficina.

—Señora Irene, después de que le dé la noticia que le traigo, sí que serán buenos días. Ya está divorciada, apenas salió la disolución, vine a traérselo, ya es una mujer libre. —Me entrega el acta de divorcio.

—Gracias, señor Álvarez. ¿Le puedo dar un abrazo? —Me paro de mi silla para abrazarlo.

—Claro que si, señora Irene. Pero es mi trabajo, ni tiene que agradecerme. Le estaré informando lo del juicio de Fernando y lo que vaya ocurriendo. Hasta pronto. —El abogado salió de la oficina, con la satisfacción del deber cumplido.

—Manú, estoy feliz. —Entré a la oficina de Manuel después de que despedí al abogado.

—¿Y eso, bonita? —Le doy una gran sonrisa, mientras sacudo unos papeles en la mano.

—¡Ya soy libre, Manú, ya no estoy casada con ese hombre! —Manuel me abraza y me gira por los aires.

—Qué alegría, mi señora bonita. —Me da un beso mientras me sube al escritorio. Nuestras bocas se funden con necesidad,  tomé su cuello y profundicé el beso, mientras nuestras lenguas hacen una danza apasionada. Abre bien mis piernas y se posa en la mitad para que sienta su erección. Pero de un momento a otro vuelve mi cordura y me separo de él.

—Manu, no es el lugar para que tengamos nuestra primera vez juntos. No es ningún secreto que nos deseamos, pero debe ser especial, ¿no crees? —Manuel suspira y me abraza.

—Tienes razón, mi señora bonita. ¿Estás pensando en algo en especial? —Nuestra primera vez debe ser mágica.

—Sí, este fin de semana puede ser. Espero estar lista para dar el siguiente paso en nuestra relación. —En el viaje me entregaré a Manú.

—Yo te esperaré lo que sea necesario, hasta que estés lista y no te sientas presionada a hacerlo. Sabes que te amo, y te deseo, pero primero estas tú y debes estar segura de hacerlo. —Estoy segura de que este fin de semana, es el momento adecuado.

—Está bien, pero todo puede pasar este fin de semana. —Lo deseo mucho. Estoy segura de que de este fin de semana no pasa.

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