Capítulo Nueve

🍂𝕴𝖗𝖊𝖓𝖊🍂

—Irene, ¿por qué no entiendes que no puedo? Estoy enfermo, no me hagas sentir mal, yo sé que tú me necesitas, pero no se me para, ¡no sé qué hacer! —Es imposible que no pueda responderme.

Empieza a sollozar y se mete al baño.

Esto ya había pasado antes, parece un déjà vu repetitivo. En el pasado me hacía sentir mal, y le pedía disculpas, pero ya no le creía.

No le voy a decir nada para no ponerlo sobre aviso, y voy a empezar a investigar por mi cuenta. Cuando sale del baño, me hago la dormida, él se acuesta a mi lado y me abraza e inmediatamente también queda dormido.

Entonces, con mucha cautela, me suelto de sus brazos y bajo a la biblioteca, busco en su carpeta médica quienes han sido los médicos que lo han atendido últimamente, para acordar una cita y hablar con en ellos. Pero por más que busco, no encuentro nada, ni una factura, fórmula o historia clínica que compruebe que él visitó algún especialista.

Mañana buscaré quién me puede ayudar a investigar. Puede que no tenga mucha experiencia en la vida, pero de tonta no tengo nada y sé cuando alguien está mintiendo. Así como también mi intuición no me falla, tanto que hasta ya estoy sospechando quién es Jafet. Pronto descubriré también quién es mi admirador secreto.

Llegué nuevamente a mi rutina diaria, encontrando en mi escritorio un regalo de Jafet. Lo abrí y es una pulsera hermosa y sencilla como a mí me gusta. Es de tres oros, leo la tarjeta y veo que la joya tiene un significado muy interesante

“Señora bonita, esta joya, aunque sencilla, tiene un mensaje muy especial: se llama: “joya del amor propio”, tu amor propio, lo que toda mujer debe tener en su vida. El oro rosado significa amor, el oro blanco éxito y el oro amarillo felicidad. Nunca olvides, mi señora bonita, cuánto vales. Con amor, tu admirador secreto”

Con este regalo, Jafet me dio una idea y me atreví a escribirle inmediatamente para pedirle ayuda para investigar a Fernando.

📲Hola mi admirador secreto, ¿cómo amaneciste hoy?

📱Feliz por tu mensaje, mi señora bonita. ¿Ya recibiste mi pequeña cuota de amor y admiración del día?

📲Sí, Jafet, está muy lindo. Tanto que me dio una idea, no sabía a quién pedirle ayuda y ese regalo me hizo tomar la decisión de confiar en ti para que me ayudes.

Le mandé la foto de la pulsera en mi mano.

📱Te queda preciosa en tu mano, pero ya me estás asustando, bonita, ¿a quién hay que matar?

📲A nadie tontito, ja, ja, ja. Es para que me ayudes a investigar a mi esposo, Fernando Suárez. Estoy sospechando que me está siendo infiel, ya le he pillado varias mentiras, y ayer me pareció verlo con una mujer. Aunque se veía distinto, no descartó que sea él.

📱Mi reina, te voy a confesar algo, yo ya lo investigué con un amigo que es hacker. Por favor no te enojes conmigo, pero varias cosas me hicieron sospechar de él. No te había dicho nada, para que no pienses que lo hago para quitarlo del camino, y que lo que investigué es mentira. Pero tengo pruebas legales de todo lo que él ha hecho, porque mi bonita, está confirmada la infidelidad de él, además de otras cosas que hizo en contra tuya.

Empecé a llorar sin parar, me senté en el piso y mi celular cayó de mi mano sin fuerzas… Mi esposo durante veintidós años me es infiel, y quién sabe qué más cosas me habrá hecho, ¿con quién me casé?

📱Mi bonita, ¿estás ahí? Yo sé que es muy duro, pero para eso estoy a tu lado. No quiero que seas débil, tú vales mucho y mereces ser feliz. La decisión que tomes, yo te apoyaré.

Como pude cojo el celular, leo el mensaje y respondí.

📲Quiero el divorcio, pero te necesito como apoyo, y, ¿sabes qué? Con esto me quité la venda, además ya sospecho quién eres, y déjame decirte que en este tiempo que hemos compartido he empezado a sentir algo por ti. Necesito verte y confirmar con mis propios ojos si eres quien yo pienso.

📱Muy pronto nos veremos mi bonita, por el momento no es buena idea. Te enviaré ya mismo a mi abogado para que te entregue las pruebas contra Fernando y las estudien para que tomen la decisión de qué tipo de divorcio quieren.

📲Gracias Jafet por tu ayuda.

Y tal como lo sospeché, en menos de cinco minutos mi jefe estaba parado en la puerta de mi oficina.

—¿Irene, qué te pasa? ¿Por qué estás llorando? —Manuel me ayudó a levantar y se me pega al pecho en un abrazo, al cual inmediatamente correspondí y rompí nuevamente en llanto.

—Fernando, me engaño, me es infiel y quién sabe qué más cosas me ha hecho. Más tarde viene un abogado con las pruebas que tiene en su contra, pero me dicen que hay más cosas. —Le digo sin separarme de su abrazo.

—Tranquila, Irene, tienes que pensar con cabeza fría, con calma y no dejársela tan fácil a Fernando. Tú no mereces que te haga eso, una mujer en todo el sentido de la palabra. Cálmate, espera al abogado y tómate el resto de la tarde libre. Pero eso sí, cuando estés en la casa, actúa normal, para que Fernando no sospeche que tú ya sabes de su actuar. —Acarició mi espalda para calmarme.

—Claro, señor de la Pava, ¿le puedo pedir un favor? ¿Qué estés conmigo cuando llegue el abogado? —Me separo de su abrazo para mirarlo a los ojos.

—Únicamente si dejas de decirme, señor, y me sigues diciendo Manuel —Me encanta decirle así.

—Estamos en horario laboral, no puedo tener esas confianzas con mi jefe —Trato de relajar el momento.

—Irene, ya tenemos más de un mes trabajando juntos, ya no soy un extraño para ti. Admíteme como alguien de la familia y así no te sentirás mal al decir mi nombre. —Prácticamente es así.

—Está bien Manuel…. ¿Solo te llamas Manuel o tienes otro nombre? —Veo que abre un poco los ojos.

—Sí, solo Manuel —me corto rápidamente —. Irene, mañana tómate el día libre, ya que el jueves viajamos a primera hora a Italia. Tenemos un evento de aniversario de las empresas filiales en ese país y quiero que seas mi acompañante. Así tendrás tiempo de decidir qué vas a hacer con Fernando y de hacer la maleta para viajar. Este viaje te ayudará a dejar el estrés a un lado y prepararte para lo que sigue. —Me mira expectante.

—Claro, Manuel, lo acompañaré a Italia, también hace veinticinco años que no voy. Ja, ja, ja. —No voy a echarme al dolor por la traición de Fernando.

—Otro motivo para viajar. Irene, por favor, acompáñame a almorzar. Quiero que veas algo que descubrí ayer —toca que abra los ojos del todo.

—Está bien, Manuel, aunque sospecho que es. Si es lo que pienso, lo necesito ver con mis propios ojos, voy a mi oficina a esperar al abogado. Estaré pendiente si necesita algo, permiso —Creo que vio a Fernando con esa mujer, y quiere que yo también lo vea, como ayer.

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