Capítulo Quince

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Necesito que todo esto acabe lo más pronto posible. Pero no dejo de temer de lo que Fernando pueda hacerme a mí, o a Emmanuel. Firmé rápidamente los documentos para dirigirnos al juzgado como acordamos. Se radicaron las demandas y solo queda esperar.

Salí del juzgado junto a Manú después de despedirnos del abogado. 

—Bonita, quiero que me acompañes por tu regalo de cumpleaños. —Lo miré sorprendida.

—Ay, Manú, ya ni me acordaba de que mañana cumplo años. ¿Pero a dónde vamos? —Con tanto problema ando en otro mundo.

—No preguntes, bonita, es una sorpresa. Un pajarito me contó que te gustaría de regalo, así que vamos. —Me tomó de la mano y salimos juntos hacia donde estaba el auto parqueado. 

Llegamos a un refugio de animales y yo salté de la felicidad. Siempre quise tener un perrito, pero Fernando no dejaba porque supuestamente era alérgico.

—Listo, mi bonita, vamos a buscar el cachorro más adorable para adoptar. _ Estoy feliz.

Sale una señorita a recibirnos. 

—Buenos días, señorita. Buscamos un cachorro pequeño, que no vaya a crecer mucho. —Espero encontrar uno con esas descripciones.

—Claro, señores, este es el catálogo de los cachorros de razas pequeñas que tenemos disponibles para adopción. —La encargada pasa un álbum.

Empezamos a mirar el catálogo, e inmediatamente al ver una foto en particular, al mismo tiempo dijimos: ¡este!

—Es una niña y tiene seis meses. Es cruce de French poodle y criollo. Ya está vacunada y desparasitada, por lo que se la pueden llevar ya mismo si quieren. No es, sino que nos esperen que le demos un buen baño y listo. —Nos explica. 

—Sí, ya mismo nos la llevamos. Manú, ¿qué tal si le ponemos Estrella? ¿Te gusta? —Siempre he querido ponerle ese nombre a una mascota.

—Claro que me gusta, no ve que parece una Estrellita. —Se ve tan tierno mimando a la perrita.

—Gracias por este regalo, me encantó. ¿Será que de acá vamos a la universidad a buscar al pajarito que te dijo lo del cachorro para que lo conozca? —Me mira y se sonríe al verse descubierto.

—A mi bonita, no se te escapa nada. Claro, vamos y mientras estas con Emmanuel, yo le compro las cosas que necesita, estrella. Bonita, te veo preocupada, ¿qué te pasa? —De un momento a otro mi semblante cambió.

—Es que tengo miedo, Manú. Me preocupa que Fernando tenga algún topo en la fiscalía y lo pongan sobre aviso de lo que le va a pasar, y haga algo en contra mía o de Emmanuel. Yo mejor le voy a decir que se vaya a quedar en el apartamento de Carla, mientras meten a Fernando a la cárcel. Y, será que… ¿Yo me puedo quedar en tu apartamento? —Le propongo y una sonrisa se dibuja en su rostro.

—Claro, mi bonita, eso mismo te iba a sugerir. Puedes estar conmigo hasta que se solucione lo de Fernando. ¡Por mí encantado! —Sabía que no se iba a negar. 

—Gracias, Manú. —Le doy un beso.

Un rato después nos entregan a Estrella y vamos a la universidad a encontrarme con Emma, mientras Manuel le compra lo que necesita para llevarla a casa.

—Emma, mira, te presento a Estrella. ¿No te parece hermosa? —le digo cuando lo encuentro viendo una competencia de voleibol.

—¡Ay, mamá, qué cosita más linda! ¿Te gustó entonces tu regalo de cumpleaños? —Se alegró de que por fin yo tenga mi mascota soñada.

—Sí, pajarito, ¿cuándo te preguntó Manuel sobre qué me gustaría de regalo de cumpleaños? —¿En qué momento este par hablaron?

—En mi cumpleaños. Mamá, yo veo a Manuel muy interesado en ti. No te niegues a la oportunidad de amar. Eres joven y muy hermosa, y a él se le ve a leguas que te ama. No creo que te vaya a hacer nada malo como mi papá. —Espero no equivocarme con Manuel, hasta mi hijo lo acepta.

—¿Será? Igual me da miedo, pero le voy a dejar al destino a que haga su tarea. Y hablando de tu papá, ya se radicó la demanda de divorcio y la demanda penal. Según el abogado, de acá a mañana lo van a arrestar. Por lo que es mejor que te vayas con Carla para su apartamento, mientras se soluciona su estado legal. —Le informo lo que va a pasar.

—Mamá, no te voy a dejar sola en la casa con él. —Emmanuel también tiene miedo de lo que Fernando me pueda hacer.

—Tranquilo, niño. Yo me voy con Manuel para el apartamento de él hasta que metan preso a tu papá. Te cuento que este fin de semana en Italia iniciamos una relación, pero quiero ir despacio. —En ese momento llega Manuel por mí.

—Hola, Emmanuel —lo saluda —. Puedes estar tranquilo, tu mamá va a estar conmigo en el apartamento mientras arrestan a tu papá, y ella a su vez propuso que tú te fueras con tu novia. —Veo a Emmanuel ya más tranquilo al saber que voy a estar con Manuel.

—Sí, Manuel, es lo mejor. Por favor, cuide mucho a mi mamá. Si la haces sufrir, no me va a temblar la mano para ponértela encima. —Me encanta que mi niño me defienda.

—Emmanuel, yo amo a tu mamá y nunca la haría sufrir, además, con tus 1.95 metros de estatura es mejor no hacerte pasar rabias. —Manuel trata de aligerar el ambiente, pero solo le sale una risa nerviosa.

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Salimos de la universidad después de visitar a Emmanuel, a almorzar en un restaurante “pets friends” para volver a la oficina. Hunter está que hecha chispas porque volví a dejarlo encargado de la empresa.

—Bonita, ¿dime qué quieres de cumpleaños? ¿Joyas o un viaje? —Le pregunto, aunque estoy seguro de lo que va a responder.

—¿Ya no me diste a estrella? Ese fue mi regalo de cumpleaños. —Estrella es de los dos, no es un regalo de cumpleaños.

—No, mi bonita, Estrella no es un regalo porque también es mía. Yo también he querido rescatar una mascota. Escoge, pues, qué quieres. —Insisto, Estrella es de los dos.

—No, Manú, tú ya me has dado muchas cosas y me da pena. Me estás malcriando con tantos detalles. —Es verdad, Irene no está acostumbrada a que alguien tenga tantos detalles con ella.

—Señora bonita, a mí me encanta darte regalos. Porque sé que los disfrutas y eres agradecida. Además, vamos a hacer una doble celebración: tu cumpleaños y tu divorcio. Por eso escoge qué quieres y no acepto un no por respuesta, porque entonces escojo yo por ti. —Toca prácticamente amenazarla.

—Está bien, Manú, me convenciste. Tú sabes que prefiero el viaje, pero para no enfermar al pobre Hunter, vámonos el viernes por la noche y nos regresamos el lunes festivo por la tarde que es el día de la conmemoración. Quiero ir a un sitio donde haya playa y no sea lejos de New York. El resto te lo dejo a ti. —Sabía que preferiría mil veces el viaje, Irene no es de joyas ni lujos.

—Claro, bonita, ya mismo me pongo a organizarlo. _ Tendré que contactar nuevamente al pajarito.

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