Era un domingo, y yo estaba en la cocina de mi casa, tratando una vez más de hacer algo decente. Suspiré frustrada mientras revolvía la mezcla en la sartén.
"Hmm… ojalá pudiera cocinar bien", pensé. "Tal vez si supiera cocinar, le gustaría más a Kazuki…" Me perdí en mis pensamientos, imaginando una escena perfecta.
—Kazuki, ¡di ahhh! —le dije en mi fantasía.
—Ahhh —respondió él, abriendo la boca con una sonrisa mientras le daba un poco de comida. Lo vio masticar y tragar, y mi corazón se aceleró cuando me miró.
—¡Delicioso, Luna! —dijo sonriendo.
—¿En serio? —pregunté con los ojos brillantes.
—Sí, serás una buena esposa —respondió, riendo de una manera encantadora.
—Mo, tonto, ¡qué cosas dices! —me sonrojé, pero estaba emocionada por sus palabras.
Entonces, su rostro cambió a algo más serio, pero aún cálido.
—Aunque… prefiero comer otra cosa —susurró.
—¿Qué cosa? —pregunté confundida.
—A ti —y antes de que pudiera procesar, comenzó a besarme.
¡Mierda, la comida! Sentí el olor a quemado y volví a la realidad. El desastre en la sartén me devolvió a mi día gris. Apagué todo apresurada, con lágrimas en los ojos mientras trataba de limpiar el desastre.
"No sirvo para esto… ¡Mo!" recogí todo rápidamente y fui a la casa de Kazuki.
—¡Kazuki! —grité, entrando a su habitación sin pensar.
—¿Luna? —me miró, levantando la vista de la ventana—. ¿Estabas cocinando?
—¿Eh? ¿Cómo lo supiste? ¿Acaso me espiabas? —pregunté, un poco avergonzada.
Él suspiró, rodando los ojos. —No, mujer, aún hay humo saliendo de tu casa.
—¡Mierda…! —susurré, poniéndome aún más roja.
Kazuki sonrió, divertido. —¿Aún intentas cocinar? ¿Cómo es que siempre quemas todo?
—Hmm… ¡Claro que sí! Quiero aprender —le respondí con orgullo herido—. No lo sé… simplemente se quema.
—Quizá porque te distraes, —dijo burlón.
—¡Oye! No siempre se me quema… ¡A veces me sale bien!
Kazuki me miró y soltó una carcajada. —Oh, sí, claro… Recuerdo la última vez que casi muero cuando me hiciste probar algo.
—¡Mo! ¡Malo! —me quejé, golpeando su brazo suavemente.
—Pero si es verdad. —Su sonrisa traviesa no desaparecía.
—Entonces, ¿no volverás a probar mi comida? —pregunté, haciéndome la ofendida.
—Nunca, jamás —respondió, exagerando su respuesta.
—¡Mo! ¡Vamoooos! —me crucé de brazos, dándole mi mejor mirada de cachorrito.
—No. —Fue firme.
—Hmpf, ya lo verás —me di la vuelta, decidida—. Voy a cocinar algo y tendrás que comerlo.
Él solo suspiró, con una sonrisa que parecía decir: "Buena suerte". Me fui corriendo a casa. "¡Haré algo delicioso! Ya verás…" pensé con determinación.
Un rato después, la cocina volvió a llenarse de humo. "¡¿Cómo es posible que se queme si acabo de ponerlo?! ¡Mo!"
Desde su ventana, Kazuki seguramente estaba viendo mi casa llena de humo otra vez. Me lo imaginé riéndose de nuevo, y solo me frustré más.
"¡Una vez más!", me repetí. "No puedo rendirme ahora…" Volví a intentarlo, esta vez con más cuidado.
"¡Esta vez no se quemó!", exclamé con emoción. Probé un poco de lo que había hecho, pero mi cara se retorció de inmediato. "¡Mo! ¡Sabe horrible!" Me sentía completamente derrotada.
Un rato después, decidí intentarlo una última vez. Esta vez, parecía haberlo logrado.
Con mi creación en mano, corrí de vuelta a la casa de Kazuki. —¡Kazuki! —grité entrando a su habitación con el tazón en alto.
—Luna… ya no sale humo de tu casa. ¿Paraste de cocinar?
—¡No! Mira, ¡pruébalo! —le dije, emocionada.
—No, gracias —respondió de inmediato.
—¡Pruébalo! —insistí, acercándome más.
—No tengo hambre.
—¡Pruébalo! —le dije con más firmeza.
—No lo haré —insistió.
Me senté sobre él, sosteniendo el tazón justo en su cara. —¡Pruébalo! —le ordené, mirándolo fijamente.
—No —mantuvo su postura.
Le metí un poco de comida en la boca. —¡Cómetelo!
Con dificultad, tragó lo que le di. —Y bien, ¿cómo está? —pregunté, emocionada.
Kazuki me miró, sonriendo de forma extraña. —Prueba tú misma.
—¡Bien! —tomé un poco y probé… La sensación horrible se apoderó de mi boca y casi lo escupí de inmediato—. ¡Mo! ¡Está horrible!
—Sí —respondió simplemente.
Me tiré en su cama, cubriéndome la cabeza con una almohada. —¡Moo!
Kazuki, riéndose por lo bajo, sacó una bolsa de golosinas de un cajón. —Luna… —dijo, acercándose con las chucherías en la mano—. Ten, cómetelas todas si quieres.
Con ojos llorosos, tomé la bolsa y sonreí agradecida. —Gracias…
—No tienes que apresurarte a aprender a cocinar. Eso lleva tiempo, y serás una buena esposa, aunque no sepas cocinar.
—¿En serio? —dije, sonrojada.
—Sí —me sonrió con esa calidez que solo él tiene.
Sonreí de vuelta, comiendo un dulce. —Jeje, gracias.
—Hmm, si quieres, podemos cocinar juntos ahora —me ofreció, levantándose.
—¿En serio? —pregunté, sorprendida.
—Sí, aunque es divertido ver cómo quemas las cosas —bromeó.
—¡Mo! —respondí, inflando las mejillas. —¡No es gracioso!
—Está bien, vamos a la cocina —dijo riendo.
Fui con él a la cocina y comenzamos a cocinar. Yo solo cortaba los ingredientes, pero no pude evitar sentirme más segura con él allí.
—¿Ves? No es tan difícil, aunque no soy tan bueno cocinando —dijo Kazuki mientras seguíamos.
—¿De qué hablas? Lo que cocinas siempre es delicioso —le respondí, sonriendo.
Kazuki sonrió agradecido. —Gracias por decirlo.
Mientras estábamos cocinando, Reiko, la madre de Kazuki, apareció despeinada como siempre.
—¿Cocinando juntos? —preguntó, mirándonos divertida.
—Sí —respondió Kazuki—. No puedo dejar que Luna cocine sola. Es por el bien de todos.
—¡Mo! ¡Malo! —me quejé, pero no pude evitar reír.
Reiko sonrió con complicidad. —Solo no quemen la casa, por favor.
—Lo sé, lo sé —dijo Kazuki, rodando los ojos.
Reiko nos observó con una mirada curiosa. —Se ven bien cocinando juntos, parecen una pareja —añadió con una sonrisa.
Ambos nos sonrojamos de inmediato.
—¡Mamá! —protestó Kazuki.
—Solo decía la verdad —dijo riendo suavemente.
Terminé bajando la mirada, aún roja.
Después de un rato, los tres nos sentamos a comer juntos.
—¡Delicioso! —dijo Reiko con una gran sonrisa.
—¡Sí! ¡Kazuki cocina muy bien! —exclamé.
Kazuki me miró y sonrió. —No cociné solo, Luna. Tú también cocinaste.
—¡Mo! Solo corté unas cosas… —respondí, encogiéndome de hombros.
Reiko rió. —Eso también es parte de cocinar.
Kazuki asintió. —Exacto.
—Mo… bueno —respondí, medio derrotada.
Reiko sonrió ampliamente. —Parece que somos una familia comiendo juntos.
—¿Ah?! —Kazuki y yo respondimos al unísono, completamente sorprendidos y sonrojados.
—¿Dije algo malo? —preguntó Reiko, aún sonriente.
—No… —respondió Kazuki, tratando de mantenerse calmado.
Reiko no dejó de sonreír. —Es la verdad. Yo sería la suegra y ustedes dos la pareja.
Mis mejillas se encendieron de inmediato.
—¡Mamá! —Kazuki protestó nuevamente.
—Jeje, no diré nada más —dijo riendo, pero no dejó de mirarnos con esa expresión cómplice.
—¡Mo! —respondí, bajando la cabeza.
A pesar de todo, seguimos comiendo juntos.
Debo admitir, que esto me hace muy feliz…
Capítulo 10 – Fin
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 45 Episodes
Comments