Era de mañana y caminábamos hacia la escuela.
—Me sorprende que sigas levantándote temprano, Kazuki —dice Luna, sonriendo.
—Pues, luego de unos días me he acostumbrado. ¿Te molesta que lleguemos temprano?
—¡Nop! —responde, sonriente—. Así es mejor, ya que no volverán a regañarnos por llegar tarde.
Yo sonrío, sintiéndome un poco culpable.
—Lo siento, siempre te regañan por culpa mía.
—No te disculpes, tonto —me reprende con una sonrisa.
Al llegar a la escuela, notamos un auto estacionado fuera.
—Kazuki… ese auto…
—Vaya, ¿ha regresado?
—Jaja, no bromees. Vamos, entremos rápido.
Comenzamos a caminar y una chica sale del auto.
—¡Tenga un buen día, señorita! —saluda el chofer.
—Gracias —responde la chica, caminando hacia dentro de la escuela, y al vernos, se detiene—. ¿Eh?
—Tch, ¡mierda! —susurra Luna, visiblemente incómoda.
—Hola, Mori-senpai —digo, sonriendo para disimular la tensión.
—Vaya, es raro verte tan temprano en la escuela, Kazuki —comenta Aiko Mori, de 18 años, mientras se acerca.
—Todos dicen lo mismo —suspira, un poco frustrado.
—Pues es obvio, ¿no? Desde que te conozco nunca fuiste alguien madrugador.
—Tienes razón.
—Y, ¿qué pasó que decidiste cambiar?
—Solo decidí ser más responsable en mis estudios. Además, así ya no nos regañarán a Luna y a mí.
Aiko dirige su mirada hacia Luna.
—Ah, ¿estabas aquí, glotona?
—Al fin notas mi presencia, niña mimada —responde Luna, cruzando los brazos.
—Hmp, agradece que note tu presencia.
—¿Eh? ¿Por qué debería hacerlo? Ni siquiera estoy interesada en hablarte.
—Lo mismo digo.
—Tch, ¿por qué tuviste que regresar?
Aiko suspira, un gesto que me intriga.
—Una escuela solo para chicas es aburrida. Prefiero seguir viniendo aquí, además —mira a Kazuki—. Hace mucho que no veía a Kazuki.
—¿Solo volviste por eso?
—No —sonríe con picardía—. Esta vez voy en serio, así que conseguiré que Kazuki se enamore de mí.
Yo me quedo sin palabras, sintiendo el aire volverse pesado entre nosotros.
—¡Ja! Como si eso fuera a pasar —dice Luna, retadora.
—¿Eso es lo que crees? Ya lo veremos. Aunque por lo que veo, ustedes no son pareja, ¿no?
—Eh… pues no, ¿y qué?
Aiko sonríe de manera arrogante.
—Entonces te diré que él será mío.
—¿Eh? ¡Como si fuera a dejar que eso pase!
—Pues dime, ¿cómo harás para impedírmelo?
—Yo… no lo sé…
—Admítelo, Kazuki estaría mejor conmigo que con una glotona como tú.
—¿Eh? ¡Repíteme eso, señorita de clase alta, niña mimada que no sabe hacer nada por su cuenta!
Ambas están cabreadas, y yo me siento atrapado en medio de su disputa.
—Ya, ya, cálmense, ¿sí? —intervengo, tratando de mediar.
—Tú cállate —dicen al unísono, mirándome con desdén.
Decido guardar silencio, observando la tensión que crece entre ellas.
—Escucha, mujer, no pienso dejar que Kazuki salga con alguien como tú —declara Luna, desafiante.
—Tan solo inténtalo —susurra Aiko—. Tampoco dejaré que te quedes con él.
—Ya lo veremos.
—Digamos que hoy te llevo la delantera, mira.
—¿Eh?
—¡Kazuki! Te traje regalos de la otra ciudad —sonríe Aiko, acercándose a mí.
—¿Regalos? —pregunto, sorprendido.
—¡Sí! —dice, entregándome una bolsa grande—. ¡Todo este chocolate es para ti!
Mis ojos se iluminan ante la perspectiva del dulce.
—¿Todo este chocolate para mí? ¡Wow! —exclamo, sonriendo de oreja a oreja.
—¡Sí! Todo solo para ti —responde, con una sonrisa que no me gusta del todo.
—¡Gracias! —digo, sintiendo que, de alguna manera, he caído en su trampa.
Aiko mira de manera retadora a Luna.
—¡Je! Hoy gano yo —dice, viendo a Luna con desdén.
—Tch —responde Luna, visiblemente molesta.
—Bien, debo ir a la sala de profesores. Te veo después, Kazuki —dice Aiko, mientras se aleja.
Luna suspira, y la preocupación se dibuja en su rostro.
—¿Por qué tuvo que volver?
—Ya, ya, no le des importancia —le digo, comenzando a comer el chocolate—. Siempre fue así.
—A ti no te importa porque ella siempre te soborna con regalos —se queja Luna.
—Oye, yo no me dejo sobornar. Sabes que no le doy mucha importancia a lo material.
—Hm... ¿Y si yo también te diera chocolates?
Me río, intentando quitarle seriedad a la situación.
—¡Como si eso fuera a pasar!
—¡Oye! —se sonroja—. Podría llegar a convidarte mis chocolates.
—¿En serio?
—Bueno, tal vez un poco…
—Lo suponía.
—Bueeeno. Es que se me hace difícil compartir mis golosinas.
—Je, siempre fuiste así.
—Mo…
—¿Quieres chocolate? Esto es demasiado para mí —ofrezco, sintiendo que quizás podría compensar la situación.
—Aunque te lo haya regalado esa chica, no puedo resistirme al ver chocolate —responde, acercándose.
Le doy varios chocolates, disfrutando de la sonrisa que se dibuja en su rostro.
—Mo…
En el salón de clases, la tensión aún se siente.
—¿Qué le pasa a Izumi-san, Kazuki? —pregunta Nobu, con curiosidad.
—¿Le dijiste algo malo a Luna-chan? —añade Kaori, preocupada.
—Lo que pasó fue que Mori-senpai regresó —explico, encogiéndome de hombros.
Nobu y Kaori se miran, sorprendidos.
—Ahora entiendo todo —dice Nobu.
—Justo cuando las cosas estaban yendo tan bien… —suspira Kaori, dándome una mirada.
—Hmp —responde Luna, claramente fastidiada.
—Ya, Luna, solo no le prestes atención. Ella siempre hará lo mismo —le digo, intentando calmarla.
—Sí, sí, pero no la soporto —replica, frunciendo el ceño.
—Se conocen desde pequeños, ¿no? —pregunta Nobu, curioso.
—Sí, y desde pequeños, Luna y Mori-senpai siempre pelean, aunque no sé por qué —admito, un poco confundido.
—Es obvio que peleamos por… —Luna se sonroja, titubeando—. Olvídalo.
Yo me quedo mirándola, sin entender del todo.
—Kazuki, realmente eres muy despistado —me dice Nobu.
—Realmente lo eres —añade Kaori, riendo suavemente.
Al final de las clases y los clubes, Luna suspira.
—Supongo que es algo con lo que debo vivir.
—¿Sigues pensando en Mori-senpai? —le pregunto, notando que se estremece un poco.
—Sí —responde, sintiendo escalofríos.
Aparece Aiko de nuevo.
—¡Kazuki! —me llama, con un tono que me hace sentir incómodo.
—Oh, hola, Mori-senpai —digo, tratando de no parecer demasiado ansioso.
—¿Ya te vas? —pregunta, interesada.
—Sí, luego del club siempre me voy a casa —respondo.
—Hmmm… está bien —mira a Luna—. ¿Te irás con ella?
—Sí —respondo, mirando a Luna, quien sonríe.
—¿No prefieres que te lleve a tu casa en auto? —insiste Aiko.
—No, no, está bien. Me gusta caminar a casa con Luna —digo, sintiéndome seguro de mi elección.
Luna sonríe y me alegra ver que se siente bien.
—Je —sonríe, aliviada.
Aiko me lanza una mirada feroz y se despide.
—Bien, entonces… nos vemos mañana.
Cuando Aiko se va, Luna suspira de frustración.
—Realmente no la soporto.
—Ya, ya, esta vez no tienes por qué enojarte, ¿no? —le digo, intentando consolarla—. ¿Te elegí a ti en vez de a ella, o no?
—Sí… —confiesa, sonrojándose.
—Entonces vamos —sonrío, sintiendo que hay un nuevo aire entre nosotros.
—¡Sip! —exclama, y juntos comenzamos a caminar a casa.
Capítulo 6 – Final
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 45 Episodes
Comments