De mañana, en la casa, estaba en la cocina comiendo un pedazo del pastel que Luna me había dado anoche. Era suave, con el toque perfecto de dulce. Ella me miraba con esa típica sonrisa curiosa.
—¿Y? ¿Te gusta? —me preguntó, apoyada contra la mesa.
—Sí, está buenísimo —respondí entre bocado y bocado—. ¿Lo elegiste tú?
—Jeje, lo elegimos tu madre y yo —respondió, orgullosa.
—¿Mi madre sigue durmiendo? —miré hacia el pasillo, sin escuchar ni un ruido.
—Sí, es tan dormilona como tú —se rio.
De pronto, el crujido de la puerta del dormitorio me hizo levantar la vista. Mi madre, toda despeinada y con una cara de sueño que parecía no haber descansado en días, entró en la cocina.
—Buenos días, mamá —dije, algo avergonzado.
—Buenos días, Reiko-san —Luna la saludó con su amabilidad de siempre—. ¿Quiere pastel?
—¡Vaya! Creo que nunca había visto a Kazuki despierto tan temprano. Luna-chan, has hecho un milagro —dijo mi madre con una sonrisa antes de sentarse con nosotros—. Y sí, quiero pastel. Por cierto... —de repente me abrazó con tanta energía que casi me caigo de la silla—. ¡Feliizzzzz cumpleaños, Kazukiiiii!
Me puse rojo de la vergüenza. No podía evitarlo, mi madre siempre era así.
—Gracias, mamá... —murmuré, sin poder evitar reír un poco por lo incómodo del momento.
—¿Qué quieres este año de regalo? —preguntó, mientras se servía un pedazo de pastel.
—Nada, estoy bien —le sonreí—. No necesito nada.
—Aun así, debo darte algo... —miró a Luna con esa sonrisa que siempre me ponía nervioso—. Por cierto, ¿ustedes dos van a salir hoy?
Me atraganté un poco con el pastel y vi cómo Luna se sonrojaba.
—¿Eh? ¿Salir? —dije, tratando de disimular el nerviosismo.
—Pues sí, ve a festejar tu cumpleaños con Luna-chan —dijo mi madre como si fuera lo más normal del mundo—. ¿O acaso no les gusta la idea?
No pude evitar sonreír un poco. La idea de pasar el día con Luna no me molestaba, pero...
—No me molestaría... —respondí, medio en broma, medio en serio.
Luna, completamente roja, no dijo nada.
—Je, ¡decidido! ¡Irán a una cita! —exclamó mi madre.
—¿Eh? ¿Una cita? Pero… no somos pareja —Luna protestó, aún más roja.
—¿Todavía no? —Mi madre me lanzó una mirada juguetona—. ¿Qué estás esperando? Sabes que quiero nietos, ¿no?
Casi me ahogo de nuevo.
—¡Mamá! No crees que soy un poco joven para tener hijos... —dije, desesperado por cambiar el tema.
—Tienes razón, pero al menos podrías tener novia, ¿no? —dijo, guiñando un ojo hacia Luna.
Me puse aún más nervioso.
—Eso sí... —respondí, incómodo.
—¿Entonces? ¿Cuándo tendrás novia? —me preguntó, como si fuera una pregunta trivial—. ¿O no te gustaría ser el novio de Luna-chan?
Vi cómo Luna bajaba la cabeza, completamente sonrojada. No sabía qué decir, y estaba claro que ella tampoco.
—¡Mamá! Eso es asunto mío... —dije, con la cara caliente.
—Has evadido la pregunta —se rio mi madre—, pero supongo que ya los torturé suficiente por hoy —y se puso a comer.
Suspiré aliviado. Mi madre siempre era así, directa, sin ningún filtro. Miré a Luna, que todavía tenía la cara roja.
—Bien, Luna, ¿quieres salir cuando terminemos de comer? —le pregunté, tratando de quitar la tensión del aire.
—¡Sí! —respondió rápido, sonriendo para disimular su nerviosismo.
Mi madre nos observaba a los dos con una sonrisa traviesa, y yo solo podía pensar en lo incómodo que sería salir después de toda esa conversación.
—Luego de un rato, ambos fuimos a la ciudad.
Caminábamos por la ciudad, intentando olvidar lo que había pasado en la cocina. El aire fresco de la mañana ayudaba a despejar la mente, pero aún podía sentir el leve rubor en mi cara. Luna iba a mi lado, siempre sonriente, aunque no podíamos evitar un poco de incomodidad tras lo de mi madre.
—Lo siento por lo de antes —le dije, rompiendo el silencio—. Mi madre siempre es así.
Luna soltó una pequeña risa, sacudiendo la cabeza.
—No te preocupes, Kazuki. Ya estoy acostumbrada a tus cosas y... a las de tu madre también. —Su sonrisa me tranquilizó.
—Bueno, ¿a dónde quieres ir? —le pregunté, decidido a cambiar de tema por completo.
—¿Podemos ir al centro comercial? Quiero comprar unas cosas —dijo con una emoción que me resultaba familiar. A Luna le encantaba ir de compras, aunque casi nunca se compraba algo para ella misma.
—Claro —le respondí, sonriendo.
Una vez que llegamos al centro comercial, nos pasamos un buen rato caminando entre los puestos. Luna miraba de un lado a otro, examinando cada tienda con detenimiento, pero parecía que no encontraba lo que buscaba.
—¿Pasa algo, Luna? —le pregunté, notando cómo fruncía el ceño.
—No, no, solo... no encuentro lo que busco —suspiró, algo frustrada.
—¿Y qué estás buscando? —insistí, aunque ya esperaba su respuesta.
—No te lo diré —respondió rápidamente, con una sonrisa traviesa. Era muy típica de ella esa respuesta, como si siempre tuviera algo bajo la manga.
—Oh, mira, una tienda. Espérame aquí un momento, ¿sí? —dijo, y antes de que pudiera decir algo, salió corriendo hacia una pequeña tienda de regalos.
Me quedé esperándola, mirando a la gente pasar. Después de un rato, Luna salió de la tienda, corriendo hacia mí con algo en las manos.
—¡Kazuki! —me llamó, con una sonrisa tan grande que casi me contagia—. ¡Ten! ¡Feliz cumpleaños! —me dijo, extendiéndome un pequeño paquete envuelto con mucho cuidado.
Me quedé mirando el regalo por un segundo, sorprendido. No esperaba que Luna me diera algo, mucho menos que gastara su dinero en mí.
—¿Es mi regalo? —le dije, algo apenado—. Vaya… No debiste gastar tu dinero en mí, Luna.
—¡Moo!... ¡Solo acéptalo! —dijo, cruzando los brazos, molesta.
No pude evitar sonreír y aceptar el regalo. Mientras lo abría, sentí una mezcla de curiosidad y emoción. Dentro había un collar con un dije en forma de chocolate.
—¿Te gusta? —me preguntó, esperando mi reacción.
—Es genial… —dije, admirando el detalle del collar—. Espera… ¿hay dos collares? —Saqué el segundo y lo observé con detenimiento—. Son collares para parejas.
Luna se quedó paralizada, sus ojos se abrieron como platos, y miró hacia la tienda de la que acababa de salir. La vendedora le sonreía desde dentro, levantando un pulgar como si estuviera alentándola. Luna, completamente roja, tartamudeó.
—¡Espera! Iré a cambiarlos…
—No, está bien —dije rápidamente—. Me encanta el regalo. —Sonreí mientras me ponía uno de los collares, el que tenía el dije de chocolate con la palabra "love" inscrita en él—. Tú puedes usar el otro.
—¿Eh?! —Luna se quedó paralizada por un segundo.
—Te encanta el chocolate, ¿no? Creo que el collar te quedará bien —le dije con una sonrisa, tratando de aliviar su incomodidad.
—B-bien… —murmuró, avergonzada, mientras tomaba el otro collar—. ¿Me ayudas? —me pidió, dándome la espalda.
Tomé el collar, rodeando su cuello con mis brazos mientras se lo ponía. Podía sentir el calor de su piel y lo nerviosa que estaba, pero traté de actuar normal.
—Listo —dije, poniéndole el collar suavemente.
Luna, todavía roja, apenas pudo susurrar un "gracias".
—Gracias a ti por el regalo —le respondí, sonriendo—. Hmm… Si quieres, te invito a comer.
—¿En serio? —Luna me miró con sorpresa—. ¿No debería ser yo la que te invite por ser tu cumpleaños?
—No importa —dije, encogiéndome de hombros—. Me gustaría ir a comer contigo.
—Entonces, está bien —respondió con una sonrisa.
Más tarde, mientras volvíamos a casa después de haber comido, no pude evitar reírme.
—Realmente comes mucho, Luna.
—¡Moo! Lo siento... —respondió ella, avergonzada.
—Descuida, la pasé bien hoy —le dije, sinceramente. Era cierto, pasar el día con ella me había alegrado.
—Me alegra oír eso… —respondió con una pequeña sonrisa.
Al llegar a casa, todo parecía tranquilo... hasta que abrimos la puerta.
—¡FELIZ CUMPLEAÑOS!
Luna y yo nos quedamos sorprendidos al ver a Nobu y Kaori esperándonos dentro, con sonrisas enormes en sus caras.
—¡Feliz cumpleaños, Kazuki! —gritó Nobu, dándome una palmada en la espalda.
—¡Felicidades, Harada-kun! —dijo Kaori, riendo.
No pude evitar sonreír, feliz de verlos a todos allí.
—Gracias por venir —dije, sintiéndome algo emocionado—. La verdad es que había olvidado que hoy era mi cumpleaños. Luna tuvo que recordármelo.
—Hasta tu cumpleaños olvidas, Kazuki —se rio Nobu.
—No sé qué sería de ti sin Luna-chan —añadió Kaori, riendo también.
—Lo sé, lo sé —respondí, fingiendo resignación.
De repente, Kaori notó algo en nuestros cuellos.
—Oigan… ¿Qué es eso? —preguntó, señalando los collares.
—¿Esto? —dije, tocando el collar—. Me lo regaló Luna.
—Jeje… —Luna se rio nerviosa.
Nobu levantó una ceja, curioso.
—Pero… saben que esos son collares para parejas, ¿no? —dijo con una sonrisa divertida.
—Pues sí —respondí, sin entender a dónde quería llegar.
—¿Acaso ya son pareja? —preguntó Kaori, con una sonrisa traviesa.
—¡Claro que no! —dijimos Luna y yo al unísono, poniéndonos rojos al instante.
—¿Qué están esperando, entonces? —preguntó Nobu, haciéndose el serio.
—¿Eh? ¿Para qué? —le pregunté, sin entender.
—Para volverse novios —respondió Kaori, como si fuera lo más obvio del mundo.
Luna se sonrojó tanto que pensé que explotaría en cualquier momento.
—¡Oigan! —protestó ella, completamente avergonzada.
Nobu suspiró y puso una mano sobre mi hombro.
—Supongo que habrá que esperar… —dijo, dándome una mirada de complicidad.
Kaori observó los collares una vez más.
—Pero eso no explica los collares.
—Ah, Luna compró dos en vez de uno por error —expliqué rápidamente, sintiéndome un poco culpable por ponerla en esa situación.
Luna, aún más avergonzada, se inclinó hacia Kaori y le susurró algo al oído. Vi cómo Kaori asentía lentamente, comprendiendo la situación.
—Ya veo… —suspiró Kaori, mirando a Luna con una sonrisa—. Confiésate de una vez, mujer.
—Pero… —murmuró Luna, nerviosa.
—Pero nada. ¡Hazlo! —la animó Kaori, sonriendo con picardía.
Luna miró hacia el suelo, insegura.
—No sé… —respondió con la voz temblorosa.
—¿Cuánto más esperarás? —preguntó Kaori, preocupada.
Luna levantó la vista, mirándome de reojo.
—Estoy bien así… por ahora… —dijo, suspirando mientras apretaba el collar alrededor de su cuello.
Kaori la miró con una mezcla de sorpresa y ternura.
—¿Estás segura de eso? —preguntó Kaori suavemente.
Luna asintió, forzando una sonrisa.
—Sí, estoy bien —respondió, y luego bajó la voz—. Estoy feliz.
—¿Por qué? —preguntó Kaori, intrigada.
Luna me miró de nuevo, esta vez con una sonrisa más sincera.
—Porque puedo pasar tiempo con él… —dijo, sonriendo tímidamente.
Kaori sonrió también, viendo la sinceridad en los ojos de Luna.
—Vaya, estás siendo más sincera últimamente —dijo Kaori, sonriendo.
—Lo sé —respondió Luna, bajando la mirada.
Me acerqué a ellas, interrumpiendo la conversación.
—Oigan, ¿de qué están hablando? —pregunté, curioso.
—Nada, nada —respondió Kaori rápidamente, antes de dirigirse a Nobu—. Vámonos, Nobu. Dejemos a los tortolitos solos.
Nobu soltó una carcajada.
—Sí, claro —dijo, dándole una palmada en la espalda a Kaori antes de salir de la casa.
Luna y yo nos quedamos en silencio por un momento.
—Bueno… supongo que el día no estuvo tan mal —dije, intentando romper la tensión.
—No, estuvo bien… —respondió Luna, todavía sonrojada.
Nos quedamos ahí, en silencio, antes de que ambos empezáramos a reír, dejando que la incomodidad del momento se desvaneciera.
Luego de unos minutos, mis amigos ya se habían retirado.
Nos reímos juntos, el ambiente tenso de antes se fue disipando poco a poco, dejando solo una calma agradable entre nosotros. Estar con Luna siempre me hacía sentir bien, incluso en momentos embarazosos como estos.
—Gracias por el día de hoy, Luna —dije, mirándola directamente a los ojos—. Realmente lo disfruté.
—Yo también, Kazuki —respondió con esa sonrisa suave que siempre tenía cuando estaba tranquila—. Fue un buen cumpleaños, ¿no?
—Sí, lo fue —asentí, sintiendo una extraña paz en mi interior.
Nos quedamos en silencio por unos instantes, simplemente disfrutando de la compañía mutua, hasta que Luna habló de nuevo.
—¿Sabes? —dijo, jugueteando con el collar que llevaba puesto—. Aunque este regalo salió diferente de lo que esperaba... creo que fue el adecuado.
—¿En serio? —pregunté, curioso.
Luna asintió, aun mirando el dije en forma de chocolate que colgaba de su cuello.
—Sí, porque... creo que representa bien lo que somos. No importa si no somos pareja, estoy feliz con lo que tenemos ahora —su voz era suave, pero sincera.
Me quedé un momento en silencio, asimilando sus palabras. Luna siempre tenía una forma de decir cosas que me dejaban pensando.
—Yo también estoy feliz con lo que tenemos —respondí finalmente, con una sonrisa—. Gracias, Luna, de verdad.
—¡Moo! —Luna resopló, fingiendo estar molesta—. Siempre agradeces por todo. ¡Deberías solo disfrutar!
Solté una pequeña risa y asentí.
—Tienes razón, disfrutaré más de las cosas. —Dije, recordándome a mí mismo que no debía complicarme tanto.
—Así me gusta —Luna sonrió de nuevo, y en ese momento, supe que no importaba lo que pasara en el futuro, lo más importante era seguir teniendo estos momentos juntos.
—Bueno —dije finalmente, mirando el reloj—. Creo que es hora de terminar el día, ¿no?
—Sí, ya es tarde —Luna respondió mientras bostezaba ligeramente, lo que me hizo reír.
Salimos del cuarto y la acompañé hasta la puerta de su casa, que quedaba justo al lado. Nos detuvimos por un segundo en la entrada, sin decir nada, pero sabiendo que no hacía falta.
—Nos vemos mañana, Kazuki —dijo finalmente, dándome una pequeña sonrisa antes de entrar.
—Sí, hasta mañana, Luna —respondí, viendo cómo desaparecía tras la puerta.
Me quedé de pie un momento más, mirando la casa en silencio, y luego regresé a la mía.
Al entrar, todo estaba tranquilo. Mi madre ya se había ido y el silencio de la noche se sentía acogedor. Me quité los zapatos, me dirigí a mi habitación y me dejé caer en la cama. Mientras cerraba los ojos, con el sonido suave de la noche a mi alrededor, me quedé pensando en el collar que llevaba puesto y en todo lo que había sucedido.
Había sido un buen día.
Con una sonrisa, dejé que el sueño me envolviera, sabiendo que mañana sería otro día lleno de sorpresas... como siempre lo es cuando Luna está cerca.
Capítulo 8 – Fin
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 45 Episodes
Comments