— Aquí tienen, no es mucho, pero me esforcé en prepararles una buena, y nutritiva comida.
Dijo Rose-san, mientras colocaba platos de comida en la mesa.
Pese a saber que sus reservas de comida son pocas, ella decidió prepararnos un “banquete” para que no tengamos el estómago vacío a la hora de luchar.
Nos negamos al principio, pero ella insistió demasiado, hasta que tuvimos que acceder.
Es una buena chica… no merece todo esto que le está ocurriendo a su aldea.
Cada uno de nosotros tomó un cubierto, y probó la comida.
Por supuesto, estaba deliciosa.
Luego de la comida, nos propusimos a pensar una estrategia.
— ¿Qué tienes en mente, Aza?
Dijo Hana.
— Pues, como ya he dicho, los números están en nuestra contra, así como también el hecho de que haya rehenes. Temo que, si llegara a sonar alguna alarma, ellos asesinen a las mujeres que tienen en su poder.
Mis compañeros asintieron a lo que dije.
— Tienes razón, en ese caso no podemos valernos de la fuerza bruta esta vez.
Comentó Ed, mientras suspiraba.
— Exacto. Deberemos ser sigilosos.
Respondí a su comentario.
— Por eso mismo, creo que es tu turno de brillar, Tenma. Puedes hacer pequeñas descargas eléctricas que neutralicen inmediatamente a alguien, ¿Verdad?
Tenma, que estaba distraído, reaccionó y me miró.
— ¿Eh? Ah, sí. Algo como esto, ¿No?
Dijo, y de sus manos, comenzaron a salir pequeños rayos. Con los cuales, tocó a Hana.
La cual, por supuesto. Sufrió una pequeña descarga eléctrica.
Y como era de esperarse, ella le devolvió el favor a Tenma, golpeándolo en el rostro.
— De acuerdo, entonces ya tenemos una manera para infiltrarnos en silencio, y sin ser percibidos.
Comenté, ignorando lo que acababa de ver.
— Sí… puedes contar conmigo, Aza.
Dijo Tenma, mientras se quejaba del golpe que recibió.
— Bien, ya tenemos el cómo nos infiltraremos, sólo queda decidir el cuándo. Como deben suponer, propongo que sea de noche. Bien adentrada, para camuflarnos mejor, y tomarlos por sorpresa. El problema en sí, será la ubicación desconocida de cada vigía.
Guardo silencio por un momento.
Hmmm… podríamos desplegarnos en distintos sectores entre cuatro, Yasu estará a mi lado, por supuesto. El problema es que, si hay una emboscada, por parte de los enemigos, cada uno estará muy lejos para poder auxiliar rápidamente al emboscado. Así que ese plan no funcionará.
Movernos en grupo mientras nos encargamos de los vigías tampoco es una opción.
Lo ideal es conocer la ubicación de cada uno, y que Tenma se encargue de ellos, mientras en las cercanías, y sin levantar sospechas, lo cubrimos.
Creo que no me queda de otra, no estoy acostumbrado a ese hechizo, porque no lo he utilizado muchas veces, pero llegó el momento de que sea útil.
— Bueno, creo que ya tengo una idea de cómo poder solucionar el tema de los vigías. Cuando llegue la hora, les diré. Por el momento quiero asegurarme de poder realizar lo que pienso, sin ningún problema. Mientras tanto, sugiero que cada uno descanse como es debido. Será una noche larga, y muy dura. Pueden tomar turnos para dormir un poco si quieren.
Una vez decidido que debemos esperar hasta que anochezca, mis compañeros se turnaron para dormir.
Yo por mi parte, me encontraba dibujando un círculo de hechizo en el piso.
Yasu, que había decidido no dormir en este turno, para poder hacerme compañía, se acercó a mí, con una mirada curiosa.
— ¿Qué haces, Aza?
Aún dibujando el círculo, le respondí.
— El que tenga éxito en lo que estoy haciendo ahora mismo, influirá en qué tan difícil será el acabar con los vigías enemigos. Ruego por tener suerte y que funcione.
Debo admitirlo, estoy un poco nervioso, si la cago, puede que haya resultados catastróficos.
Yasu ladeó la cabeza, y volvió a hablar.
— Creo que aún no me has respondido qué es lo que estás haciendo…
— Ya lo verás.
Dije, mientras terminaba de dibujar el círculo.
Bien, círculo listo, ahora sólo queda…
Añadir la cantidad correcta de maná, sin que sobre ni que falte…
Ah, por cierto. Con maná me refiero a la energía mágica que recorre por el cuerpo de cada ser vivo de este mundo. Sin esto, sería imposible realizar magia. No todos tenemos la misma cantidad de maná, por ejemplo, Letizia, es un monstruo en comparación conmigo. Ella tiene una inmensa cantidad de reservas de maná en su cuerpo. Por lo tanto, los hechizos que ella puede realizar, son superiores a los míos en término de complejidad y poder.
En fin, y continuando.
Necesito concentrarme lo más posible…
Debo permanecer enviando maná al círculo por unos momentos. Además, de visualizar qué es lo que quiero conseguir…
Concéntrate, Aza… No cometas los mismos errores del pasado…
Ahora sólo queda recitar el cántico.
— Aquel con el que he realizado un contrato de maestro y sirviente, preséntate ante mí, pues requiero de tu ayuda.
Luego de unos instantes de máxima concentración, el círculo mágico brilla, y de él sale un ave.
Al ver que no fracasé, solté un grito de alegría.
— ¡Sí!
Grité con fuerzas.
Es la primera vez que lo logro sin antes cagarla en grande varias veces.
Yasu, bastante sorprendida, observa lo que salió del círculo mágico.
— Aza, ¿Lo que estabas haciendo era…?
Asentí a lo que ella dijo.
— Sip, un hechizo de invocación. Nunca antes lo había utilizado, desde que me lo enseñaron, debido a que no veía la necesidad. Pero en este caso, era necesario. Con su ayuda, podremos localizar a los vigías, sin ser detectados. Claro… siempre y cuando esté de humor, y de acuerdo con lo que le pediré…
Ambos miramos al ave que invoqué.
La cual, me observa fijamente. Y luego, habla.
— Buenas tardes, maestro. ¿Qué necesita de mí?
Vaya, eso sí me sorprendió. Y parece que a Yasu también, ya que, al oírlo, dijo: “¡Habló!”
La primera vez que lo invoqué, recuerdo claramente que su personalidad era distinta.
— Oh, hola, Raven, veo que estás de buen humor hoy.
Saludé cordialmente al ave.
Al oírme, Raven suspiró.
— Bueno, no tengo razones para quejarme. Esta es la segunda vez que me convocas, y nunca me das trabajo, así que cumplir alguna petición que tengas de vez en cuando no está mal.
Yasu se acercó rápidamente hacia mi emplumado amigo.
— ¡Es tan lindo! Dijiste que se llama Raven, ¿Verdad? Hola, Raven, soy Yasuhika, ¡Gusto en conocerte!
Al ver que Yasu intentó acariciarlo, Raven miró hacia otro lado, ignorando a la chica.
— ¡¿Eh?! ¿Por qué te alejas? Eso fue cruel…
Dijo Yasu, con lágrimas en sus ojos.
Bueno… es normal que Raven sea así, la primera vez que lo invoqué hizo lo mismo con Letizia, a la única que respetó fue a mi maestra, quien sabe por qué.
— Yasu, Raven parece no llevarse bien con otras mujeres. No creo que te deje acariciarlo.
Mi castaña amiga, sorprendida al oírme, dejó escapar lágrimas de sus ojos.
— Eso no es justo… ¡Mira lo lindo que es! ¡Quiero acariciarlo un poco! Dime, Raven-chan, ¿Por qué no puedo acariciarte?
Raven, aún sin ver a Yasu a los ojos, habló.
— La única chica que el maestro necesita, soy yo. No hay necesidad de que se relacione con otras mujeres. Él es el único que tiene permitido acariciarme.
Ah, conque esa era la razón por la cual picoteó tanto a Letizia aquella vez…
Espera, ¿Por qué rayos se pone celosa?
Con una sonrisa forzada, le hablo a Raven.
— Raven… ¿Por qué dices eso?
Con una de sus alas, ella cubre su rostro, el cual parece “sonrojado”
No lo sé, no lo distingo bien, pues es completamente de plumas negras…
— Maestro, ¿Cómo va a preguntar eso? La respuesta es obvia. Usted es mi primer maestro, y como buena avecilla que soy, debo protegerlo de todo, incluso de cualquier gata ladrona que quiera alejarlo de mí. Es mi deber como su sirviente el velar por usted. Ay, qué vergüenza…
Al decir eso, cubrió su rostro, en señal de vergüenza.
¡¿Acaso eres una jovencita enamorada?!
No tenía idea de que esto era lo que realmente pensaba…
— ¡Oye, yo no soy ninguna gata ladrona!
Exclamó Yasu, la cual parece enfadada.
Al oírla, Raven la miró fijamente.
— Ah, ¿No lo eres? Puedo sentir perfectamente cómo ansías en ponerte cariñosa con mi maestro. Estoy segura de que quieres acurrucarte con él, besarlo… unirte con él. Ah, pensar esto me molesta. Maldita gata ladrona.
Raven, al decir eso, escupió cerca de Yasu.
Oye, oye. ¿De dónde sacaste esa personalidad de mierda, querida Raven?
Parece que a Yasu le afectó oír eso, ya que se sonrojó.
— ¿Cómo es que lo supiste?... Quiero decir… ¡Claro que no!
Gritó Yasu, mientras hacía un berrinche, aún con su rostro sonrojado.
Al oírla, sentí cómo mi rostro también se sonrojó…
Pero decido ignorar lo que dijo Yasu, y seguir viendo la pelea.
— ¡Gya! Así que sí quieres hacer eso con mi maestro… Tú… ¡Zorra!
Raven, la cual perdió la paciencia, y gritó, voló hasta la altura de la cabeza de Yasu, y la picoteó.
— ¡Kya! Tú… ¡Maldito pájaro!
Gritó Yasu, la cual, en reacción de defensa propia, golpeó a Raven.
— Jo… así que crees que tienes lo necesario para golpear a mí, a la gran Raven, sirvienta de su querido maestro Azazel. ¡Ya verás!
Ambas comienzan a pelear física, y verbalmente.
Suspiré.
No entiendo esto, y sería una molestia seguir viendo esto.
Que hagan lo que quieran.
Luego de unos minutos, ambas dejaron de pelear.
Yasu se encontraba llorando en un rincón, debido a los picotazos que le dio Raven, la cual, por otro lado, se burlaba de mi castaña amiga.
— ¿Me vio, maestro? ¡Soy fuerte!
Raven se acercó a mí, y se quedó viéndome, como si estuviera esperando algo.
Suspiré, y acaricié la cabeza de la cuerva.
— Sí, sí. Eres fuerte, pero no vuelvas a hacerlo.
Ella suspiró.
— Pero si sólo lo hice porque esa gata ladrona de mierda en celo quería alejarlo de mi lado, maestro…
Oye, ese no es vocabulario para una dama, Raven…
— Sólo, no vuelvas a hacerlo… Además, te llamé para que me ayudes con otra cosa, no para que te pelees con Yasu.
Ella volvió a escupir, pero esta vez, a uno de sus lados.
— Tch, está bien.
Deberé recurrir a los servicios de Raven con menos frecuencia… De lo contrario, soportar cosas como esta nuevamente, será un dolor en el trasero.
— En fin… te explicaré los detalles del por qué te llamé, Raven.
Ella asintió, y procedí a contarle el plan que tenía en mente.
— Sin problemas, maestro. Si sólo es decirle la ubicación de cada vigía, puedo hacerlo sin problema alguno.
Sonreí al oírla.
— Sabía que podía contar contigo, Raven. Entonces, una vez que partamos hacia la guarida enemiga, tú volarás por los alrededores, y cuando detectes a alguien, tu vendrás hacia mí, y me lo dirás.
Rápidamente, ella levanta su ala, diciendo que deje de hablar.
— Eso no será necesario, maestro. No importa que estemos lejos, nosotros poseemos un vínculo telepático. Así que podemos aprovechar eso, para localizar más rápido a sus enemigos. Además, también puedo compartirle mi propia visión. Digamos que usted puede ver a través de mis ojos.
Oh, eso sería de gran ayuda. Tampoco sabía que ella puede hacer eso.
Sonreí. Y volví a acariciar a Raven.
— Realmente me alegro de que hayas sido tú la que respondió mi llamado cuando utilicé este hechizo por primera vez, Raven. Serás de gran ayuda.
Ella sonrió, pero no de manera normal… al hacerlo, dejaba salir saliva de su boca…
— Maestro… me avergüenza… pero siga, siga halagándome…
Ugh…
Creo que no debí haber dicho eso, creo que descubrí un lado de Raven, que no debí haber descubierto.
— Ejem. En fin, realmente serás de ayuda, Raven. Estaríamos en un problema sin ti.
Ella cubrió su boca con una de sus alas, y rió.
— Jo, jo, jo. Me alegra ser de ayuda para usted, maestro. A diferencia de otra ladrona que no es capaz de hacer lo que yo, su querida Raven puede.
Al decir eso, miró a Yasu, de manera burlona.
La cual, en vez de seguirle la pelea, sólo mordió su labio, e ignoró a Raven.
Gracias por ignorarla, Yasu.
Bueno, aún hay tiempo antes de que sea la hora de que nos movamos. Así que lo mejor sería cancelar la invocación de Raven. Ya que consume mucho maná, a medida que pasa el tiempo.
Ah, pero antes me gustaría preguntarle qué más cosas puede hacer, quizás nos sea de ayuda en algo más.
— Raven, ¿Podrías decirme qué más puedes hacer, además de explorar?
Ella piensa por un momento, y luego me mira.
— Hmmm… A decir verdad, puedo hacer más cosas… pero… ¿Cómo se lo digo? Maestro, por el momento usted es un poco inútil, y no puede aprovechar de mi poder al máximo.
Ugh… ¿Tenías que decir que soy inútil?
Sé que no soy muy fuerte, como otros que conozco. Y que muchas personas son capaces de patearme el trasero al instante… Mi maestra, Letizia, el rey… entre otros. Pero tampoco es que sea un inútil…
Eso dolió.
— Ah, lo siento. No quise decir que sea un inútil de porquería, maestro.
Raven… sólo lo empeoras…
Ella miró hacia otros lados, nerviosa.
— Espere… eso tampoco es lo que quise decir… Esto… Ah, verá. Usted no posee el maná necesario para usar mis poderes al máximo, por el momento. Pongámoslo en términos simples. Cada vez que usted, maestro, se vuelva más fuerte, yo también me vuelvo más fuerte. Si usted sube de nivel, yo subo de nivel.
¿Subir de nivel? ¿Qué es eso?
Oh, ya veo.
— Entiendo, entonces, supongamos que tengo maná de sobra para utilizar. ¿Qué serías capaz de hacer, Raven?
Ella luce pensativa nuevamente.
— Hmmm, volverme más grande en tamaño, ayudarlo en las peleas, y si mi maestro llega a ser lo suficientemente fuerte, utilizar un poder suuuuper cool. Algo así como, biim, puff, ¡gya!
Dijo, mientras hacía efectos de sonido con su boca, y movía sus alas.
¿Qué rayos quiso decir con eso?
— Y eso, en resumen, es lo que podría hacer.
Haré de cuentas que le entendí…
— Ya veo, eso se oye genial.
Ella asiente.
— ¡Claro que sí, maestro! Ya lo verá, no se arrepentirá.
Parece muy feliz.
En fin, supongo que es hora de terminar con la invocación, y descansar un poco. Será una noche larga.
Al decirle a Raven que debía cancelar la invocación por el momento, ella se quejó, pataleó, y lloró. Pero dejó de hacerlo cuando le dije que volveríamos a vernos en unas horas.
Suspiré…
Realmente no tenía idea de que esa era su verdadera personalidad…
Bien, ahora sí. Debo descansar un poco…
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